11 Septiembre 2014
CONFIANZA. En los tramos con bicicleta el equipo se siente bien.
En una carrera de aventura las pruebas que depositan a los deportistas en la meta son de lo más variadas. Ser experto en una o en otra hace la diferencia, pero sea cual sea el grado de conocimiento, hay que encararla con convicción. Eso tendrán que hacer desde hoy Luis Gálvez, Matías Haedo, Sergio Acuña y Celina Biazzo cuando en la carrera Raid Internacional Gaspésie tengan que subirse al kayak y penetrar la región canadiense de Carleton-sur-Mer, Quebec.
Tendrán que remarla, en todos los sentidos, tanto en la acción propiamente conocida y en la alta dificultad que reviste para ellos la prueba que consideran su punto negativo. Pero tienen para compensar: Haedo es experto en navegación (deberán encontrar puntos estratégicos con brújula y altímetro), tanto Acuña como Gálvez acumulan cientos de carreras de aventura y Biazzo es una destacada biker que se inició en este tipo de pruebas multidisciplinarias.
Entonces, los esfuerzos estarán centrados en la mayor cantidad de kilómetros que puedan avanzar en la mountain bike, el trekking o en las pruebas de cuerda. “Los locales serán los más fuertes porque tienen más posibilidades de remar”, explicó Haedo. Básicamente los canadienses tienen más lagos y más accesibles por eso el team tucumano tuvo que echar mano a la improvisación. “Atamos un kayak en la pileta de Matías para entrenar”, reveló Acuña. Así lograron varias horas de repetición de la técnica de remo.
Para el equipo, la aventura comenzó antes de estar en Canadá. Gálvez, Haedo y Biazzo ganaron el derecho de correr por haber triunfado en la XK Race que se realizó en julio en San Javier. El triunfo aseguraba el lugar para dos, pero todos querían participar. Nada de decisión salomónica y fueron por más: buscar un cuarto participante. Eso también implicó conseguir los recursos económicos para solventar al nuevo integrante, que era Acuña.
Otra vez apareció el ingenio, esta vez, materializado en rifas. “La gente fue muy solidaria. Mientras entrenaba, me paraban para comprarme números”, recordó Acuña antes de partir.
Con entusiasmo y muchas ansias la dama del equipo encara su segunda exigencia internacional, tras haber competido en el Desafío de los Volcanes entre Argentina y Chile. “No estaba programado en mi vida”, dice entre risas Biazzo, mamá de Lupe y de Valentina. Sabe que el ánimo que se transmitan como equipo también será clave para avanzar. “Por lo general, el equipo va al ritmo del más lento, que suele ser el de la mujer. Es difícil que vaya a la velocidad de los varones, pero es el mismo equipo el que te levanta”, reconoció.
Gálvez cargó con un extra sus energías antes de partir. “La familia es fundamental y sentir su apoyo es muy importante cuando se está lejos”, sostuvo el experimentado atleta de aventuras.
Tendrán que remarla, en todos los sentidos, tanto en la acción propiamente conocida y en la alta dificultad que reviste para ellos la prueba que consideran su punto negativo. Pero tienen para compensar: Haedo es experto en navegación (deberán encontrar puntos estratégicos con brújula y altímetro), tanto Acuña como Gálvez acumulan cientos de carreras de aventura y Biazzo es una destacada biker que se inició en este tipo de pruebas multidisciplinarias.
Entonces, los esfuerzos estarán centrados en la mayor cantidad de kilómetros que puedan avanzar en la mountain bike, el trekking o en las pruebas de cuerda. “Los locales serán los más fuertes porque tienen más posibilidades de remar”, explicó Haedo. Básicamente los canadienses tienen más lagos y más accesibles por eso el team tucumano tuvo que echar mano a la improvisación. “Atamos un kayak en la pileta de Matías para entrenar”, reveló Acuña. Así lograron varias horas de repetición de la técnica de remo.
Para el equipo, la aventura comenzó antes de estar en Canadá. Gálvez, Haedo y Biazzo ganaron el derecho de correr por haber triunfado en la XK Race que se realizó en julio en San Javier. El triunfo aseguraba el lugar para dos, pero todos querían participar. Nada de decisión salomónica y fueron por más: buscar un cuarto participante. Eso también implicó conseguir los recursos económicos para solventar al nuevo integrante, que era Acuña.
Otra vez apareció el ingenio, esta vez, materializado en rifas. “La gente fue muy solidaria. Mientras entrenaba, me paraban para comprarme números”, recordó Acuña antes de partir.
Con entusiasmo y muchas ansias la dama del equipo encara su segunda exigencia internacional, tras haber competido en el Desafío de los Volcanes entre Argentina y Chile. “No estaba programado en mi vida”, dice entre risas Biazzo, mamá de Lupe y de Valentina. Sabe que el ánimo que se transmitan como equipo también será clave para avanzar. “Por lo general, el equipo va al ritmo del más lento, que suele ser el de la mujer. Es difícil que vaya a la velocidad de los varones, pero es el mismo equipo el que te levanta”, reconoció.
Gálvez cargó con un extra sus energías antes de partir. “La familia es fundamental y sentir su apoyo es muy importante cuando se está lejos”, sostuvo el experimentado atleta de aventuras.