Los bolivarianos han destruido Venezuela

Los bolivarianos han destruido Venezuela

10 Septiembre 2014

Emilio J. Cárdenas - Ex embajador argentino en la ONU

La economía de Venezuela está destruida. Lograrlo no era tarea fácil. Pero los bolivarianos lo hicieron. Frente a la evidencia, los “progresistas” de siempre probablemente responderán: “quizás, pero mucha gente está mejor, particularmente los pobres”. Mentira, rotunda. No es así. Para nada, como veremos.

Las cifras oficiales venezolanas (siempre un poco más optimistas que la realidad) cuentan la verdad. Son las del Instituto Nacional de Estadística (INE). El 10% de los venezolanos vive hoy en la pobreza extrema. Esto quiere decir que simplemente no tienen siquiera los recursos para comprar los alimentos que integran la “canasta básica”. O sufren hambre o están groseramente desnutridos.

En cinco estados, nada menos que la mitad de su población está sumida en la pobreza extrema. Hablamos de: Amazonas, Apure, Monagas, Portuguesa y Sucre. Esa mitad es la que no puede adquirir los alimentos de la canasta básica.

Además, en otros seis estados: Anzoátegui, Carabobo, Aragua, Falcón, Mérida y Monagas, la pobreza extrema se duplicó en el último año. Una caída vertiginosa respecto de la cual el gobierno venezolano no ha podido (o sabido) hacer nada. Absolutamente nada.

En estos últimos estados, la línea de pobreza deja fuera de la posibilidad de superar el hambre al 20% de la población local. De horror. Pero de esto no se habla. Nunca. Como si los venezolanos sumergidos no tuvieran derecho ni a ser tenidos en cuenta. Para que no se advierta la magnitud del descalabro social generado por la pasmosa ineptitud y la tremenda corrupción bolivarianas.

Maduro ni siquiera reconoce la existencia de los problemas. Desde que no reacciona sino con la misma receta que los generó. Con “más de lo mismo”. Mientras tanto, la inflación venezolana está rumbo al 70% anual. Una verdadera locura que testimonia, por sí misma, el tamaño y la profundidad del desastre en que el populismo dirigista y -reitero-, la corrupción han llevado al país del Caribe. Desgraciadamente, la fiesta se acabó. Hay dos opciones: cambiar o caer en el abismo, como ha sucedido en Cuba.

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