Loable iniciativa para separar los residuos en Yerba Buena

Loable iniciativa para separar los residuos en Yerba Buena

Ha logrado lo que desearía todo político, aunque esté no está exento. Ha conseguido estar siempre presente en donde la busquen, sin que los que la producen y la tiran se percaten de ello como un acto de incultura. Ha concitado la atención de una nueva secretaría y ha favorecido la designación de nuevos empleados. Lo cierto es que la basura tiene miles de adeptos tucumanos y su abrumadora popularidad está muy lejos de eclipsarse.

En el afán de que la ciudadanía tome conciencia sobre la importancia de separar los residuos orgánicos e inorgánicos, en los próximos días la Municipalidad de Yerba Buena pondrá en marcha un plan experimental de separación y de recolección de residuos sólidos urbanos. Este comenzará en la zona noroeste de la ciudad, con la primera etapa, de recolección. Se pretende mejorar el servicio que se realizará en ese sector de 20 a 22. En una segunda etapa, se les pedirá a los vecinos que saquen a la calle las bolsas clasificadas. Este sistema funciona actualmente en siete barrios cerrados. Se estima que cada habitante de Yerba Buena genera 850 gramos de basura diarios. La iniciativa surgió de funcionarios municipales, representantes del programa Urbal, de la Fundación ProYungas, del Colegio San Patricio y vecinos. Se buscará capacitar a los vecinos y a los recolectores, de manera que se vaya involucrando toda la comunidad”.

En San Miguel de Tucumán, la idea de concientizar a la ciudadanía sobre la importancia de separar los residuos en orgánicos e inorgánicos comenzó en enero de 2008. En 2009, se inició la primera etapa del Proyecto Urbal III, promovido por la Unión Europea, que impulsaba que los vecinos separaran y llevaran a las escuelas los residuos de plástico. Estos serían vendidos para su reciclado y el dinero volvería a los establecimientos para la compra de útiles e insumos escolares. A modo experimental, se puso en marcha la separación de los residuos en algunas manzanas de Barrio Sur, pero no se continuó con la modalidad. En 2012, instalaron contenedores en varias manzanas de la ciudad, pero la basura sigue incólume su derrotero en las plazas, en los parques, en las calles.

Una ecologista de Greenpeace afirmó el año pasado que se debía respetar el proceso de separación inicial selectiva para que solo una parte fuera al depósito final, bajo tierra. Sostuvo que si el Gobierno no tenía un sistema de recolección diferenciado no iba a erradicar los basurales clandestinos y que los residuos debían tratarse para ver que se podía recuperar. Señaló la importancia de políticas públicas sostenidas en el tiempo que permitan un cambio de hábito en la gente. “La basura en la calle es altamente contaminante. Lo ideal es poder lograr separar lo orgánico de lo seco. Con políticas pre-hogareñas, campañas de concientización e inversiones acordes se puede evitar una crisis sanitaria”, dijo.

En buena hora que Yerba Buena haya decidido implementar esta iniciativa, que si se profundiza, puede llegar finalmente a concretar su objetivo. La educación es siempre el punto de partida para generar cambios en la sociedad e imponer hábitos saludables de convivencia. Se suele decir que la suciedad responde a una cuestión cultural, pero ello no significa que se trate de un designio que no se pueda modificar. Si educa ambientalmente a los niños, adolescentes, seguramente, al cabo de unos años, se podrá desterrar esta perniciosa costumbre.

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