Por Abrehu Carlos
07 Septiembre 2014
La reforma constitucional de 1994 produjo un reordenamiento institucional que impactó hondamente en los partidos y alianzas representados en el Poder Legislativo de Tucumán (FR, FE y UCR). En efecto, en las cláusulas transitorias del nuevo texto, se previó el caso de los senadores nacionales cuyo mandato vencía en 1997.
A las Legislaturas provinciales les correspondía elegir el reemplazante. En esa situación se hallaba Olijela Rivas (PJ), senadora desde 1989, concluía su período en 1997.
La irrupción del secretario de Desarrollo Social, Ramón Ortega, causó cambios en el tablero.
La Constitución que regía desde 1994 estipuló que los tres senadores por distrito -dos por la mayoría y uno por la minoría- debían ser designados por voto popular a partir de 2001.
Por la vuelta
Rivas trabajó desde bien temprano para asegurar su tercer ciclo senatorial -el primero duró desde 1983 a 1989-.
Con su línea interna Peronismo Verdadero (PV) confrontaba abiertamente con el oficialismo partidario liderado por el senador Julio Miranda. En una elección interna del PJ celebrada el 10 de mayo, triunfó con su propuesta reeleccionista. Mario Saracho era su candidato suplente.
Con ese resultado, decidió avanzar con su plan. Sin embargo, el mirandista Roberto Castro -presidente del congreso- puso el grito en el cielo. La acusó de privilegiar su éxito personal por sobre las posibilidades del PJ. Rivas hizo avalar su pliego por el juez electoral Ricardo Maturana y lo presentó en la Legislatura. Al FE le correspondía la banca de Rivas por ser la mayoría en la Cámara.
La aceleración
El tiempo político se aceleró a partir de octubre. Sectores afines a Miranda y a la ex diputada Gioconda Perrini lanzaron al ruedo la fórmula Ortega-Alberto Herrera (suplente). Marcelo Caponio -apoderado del PV- recurrió a la Justicia Electoral Nacional para que se protejan los derechos adquiridos en una elección.
“Palito” admitió que aceptaría la oferta de Miranda, mientras un grupo de partidos (Cambio Democrático, Surgimiento Innovador y Laborista) propugnaba la nominación del empresario Argentino Saúl (Alejandro Romay). Antonio Guerrero, en nombre del PJ, anunció que esos partidos habían sido separados del FE.
Es un despropósito. Así descalificó Rivas a la pretensión de Ortega de llegar al Senado. El ex gobernador tampoco ahorró cuestionamientos. La gente está harta de la prepotencia de quienes se creen dueños de la banca, aseguró.
El gobernador Antonio Bussi adelantó en Concepción que FR votaría por el pliego de Rivas, renovando su rivalidad con Ortega.
Despachos en danza
La comisión de Asuntos Constitucionales emitió despachos en favor de Ortega y de Rivas. Sisto Terán, no obstante, planteó que el único dictamen válido era el de Ortega, porque procedía de una alianza como exigía la Constitución. Los republicanos Rafael Rillo Cabanne (NOS) y Rafael Malaspina no avalaron a Rivas, desobedeciendo a Bussi.
En un clima tenso se votó el 10 de octubre al nuevo senador. Ortega consiguió 20 votos, Rivas 14 y Saúl (Alejandro Romay) ninguno. El ex gobernador logró 15 votos peronistas y los de los radicales Carlos Courel, Ranón Graneros, Gregorio García Biagosch, José Alperovich y Cristina Peña. Rivas contabilizó nueve adhesiones de FR, de tres peronistas y del radical Julio César Herrera.
La disidencia con Bussi se exteriorizó con la abstención de los legisladores del Nuevo Orden Solidario (NOS). Ortega calificó al final como un éxito contra el bussismo. Según el jefe de FR, fue una anécdota. Ortega asumió luego la banca.
A las Legislaturas provinciales les correspondía elegir el reemplazante. En esa situación se hallaba Olijela Rivas (PJ), senadora desde 1989, concluía su período en 1997.
La irrupción del secretario de Desarrollo Social, Ramón Ortega, causó cambios en el tablero.
La Constitución que regía desde 1994 estipuló que los tres senadores por distrito -dos por la mayoría y uno por la minoría- debían ser designados por voto popular a partir de 2001.
Por la vuelta
Rivas trabajó desde bien temprano para asegurar su tercer ciclo senatorial -el primero duró desde 1983 a 1989-.
Con su línea interna Peronismo Verdadero (PV) confrontaba abiertamente con el oficialismo partidario liderado por el senador Julio Miranda. En una elección interna del PJ celebrada el 10 de mayo, triunfó con su propuesta reeleccionista. Mario Saracho era su candidato suplente.
Con ese resultado, decidió avanzar con su plan. Sin embargo, el mirandista Roberto Castro -presidente del congreso- puso el grito en el cielo. La acusó de privilegiar su éxito personal por sobre las posibilidades del PJ. Rivas hizo avalar su pliego por el juez electoral Ricardo Maturana y lo presentó en la Legislatura. Al FE le correspondía la banca de Rivas por ser la mayoría en la Cámara.
La aceleración
El tiempo político se aceleró a partir de octubre. Sectores afines a Miranda y a la ex diputada Gioconda Perrini lanzaron al ruedo la fórmula Ortega-Alberto Herrera (suplente). Marcelo Caponio -apoderado del PV- recurrió a la Justicia Electoral Nacional para que se protejan los derechos adquiridos en una elección.
“Palito” admitió que aceptaría la oferta de Miranda, mientras un grupo de partidos (Cambio Democrático, Surgimiento Innovador y Laborista) propugnaba la nominación del empresario Argentino Saúl (Alejandro Romay). Antonio Guerrero, en nombre del PJ, anunció que esos partidos habían sido separados del FE.
Es un despropósito. Así descalificó Rivas a la pretensión de Ortega de llegar al Senado. El ex gobernador tampoco ahorró cuestionamientos. La gente está harta de la prepotencia de quienes se creen dueños de la banca, aseguró.
El gobernador Antonio Bussi adelantó en Concepción que FR votaría por el pliego de Rivas, renovando su rivalidad con Ortega.
Despachos en danza
La comisión de Asuntos Constitucionales emitió despachos en favor de Ortega y de Rivas. Sisto Terán, no obstante, planteó que el único dictamen válido era el de Ortega, porque procedía de una alianza como exigía la Constitución. Los republicanos Rafael Rillo Cabanne (NOS) y Rafael Malaspina no avalaron a Rivas, desobedeciendo a Bussi.
En un clima tenso se votó el 10 de octubre al nuevo senador. Ortega consiguió 20 votos, Rivas 14 y Saúl (Alejandro Romay) ninguno. El ex gobernador logró 15 votos peronistas y los de los radicales Carlos Courel, Ranón Graneros, Gregorio García Biagosch, José Alperovich y Cristina Peña. Rivas contabilizó nueve adhesiones de FR, de tres peronistas y del radical Julio César Herrera.
La disidencia con Bussi se exteriorizó con la abstención de los legisladores del Nuevo Orden Solidario (NOS). Ortega calificó al final como un éxito contra el bussismo. Según el jefe de FR, fue una anécdota. Ortega asumió luego la banca.
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