Leonor Peralta rompió en llanto en cuanto escuchó que, esta vez, sí podría estar cerca de encontrar a Duilio Fernández, el hijo que le arrebataron hace 18 años. Se lo comunicó el fiscal de Instrucción Washington Navarro Dávila (V° Nominación), ayer a la mañana en su despacho. La mujer había llegado a tribunales acompañada por una amiga, pues no sabía de qué se trataba la citación del fiscal. Cuando regresó a su casa con la novedad, la familia no lo podía creer. “Lloramos todos, fue una alegría tan grande”, contó la mujer. Por la tarde, un poco más calmada, expresó a este diario: “estoy muy emocionada, siento una mezcla de alegría, recuperación, angustia, esperanza...”.
Navarro Dávila le exhibió a la mujer las imágenes envejecidas de su hijo, que arrojaron un 80% de coincidencias con el joven hallado en EE.UU. “Cuando vi las fotos no podía creer”, dijo Leonor. En ese sentido, la mamá de Duilio recordó que a lo largo de estos 18 años recibió incontables pistas falsas sobre el paradero de su hijo. Sin embargo, esta vez la situación parecía ser diferente. “Siempre la corazonada con él ha sido muy distinta a las otras veces que había fotos de otros chicos, pero tampoco me quería ilusionar, prefería esperar”, explicó. Y agregó: “estamos muy cerquita, Dios quiera que no tenga otra desilusión”.
Durante los últimos meses, Romina Fernández mantuvo una amistad con su supuesto hermano a través de Facebook. “Chatean permanentemente, hablan por cámara y se cuentan sus cosas”, indicó la mujer. Esa relación se mantiene hasta la actualidad.
La mamá de Duilio piensa en los pasos a seguir, que podrían incluir un análisis de ADN. “Si piden que se haga ese estudio, quiero estar yo presente, no quiero estar lejos”, pidió la mujer. Ella y su familia cuentan los minutos para que llegue el día de la confirmación y, si todo sale como desean, reencontrarse con el joven que vieron por última vez cuando era un niño de tres años.
En medio de una tormenta.- La familia de Duilio Fernández, que vivía en Villa Mariano Moreno, había ido a bañarse en el río Salí en la zona conocida como La Aguadita el 1 de enero de 1996. Una tormenta hizo que se produjeran corridas, y en medio del caos Duilio desapareció. Tenía tres años y se sospechó de un heladero, ya que el pequeño se fue a comprar un helado con su hermano y un amigo. Estos dos últimos se volvieron para buscar el dinero que habían olvidado. Duilio quedó junto al heladero, esperando. Se realizó un identikit del hombre, pero nunca se lo identificó.
Un llamado extorsivo.- A los dos días llamaron por teléfono a la familia para pedir 30.000 dólares de rescate. Pero a los cuatro días, la misma voz que había llamado dijo que Duilio había muerto.
“NO ES MI HIJO”.- El 17 de abril de 1996 encontraron en El Timbó restos de un menor de edad que se creyó que podían ser de Duilio. La Justicia le entregó el cuerpo a la familia para su velatorio y entierro sin realizar análisis de ADN, pero la seguridad de Leonor Peralta de que no se trataba de su hijo obligó a realizar pericias genéticas. Los resultados estuvieron un año más tarde: los restos no pertenecían a Duilio.
AFICHES EN TODO EL PAÍS.- La tenacidad de Leonor Peralta y de su marido Mario Fernández no fue acompañada por el Estado. “No lo buscó más, fuimos nosotros los que seguimos cada pista y le acercamos los datos a la Justicia”, sosuvo Mario a LA GACETA en una entrevista publicada en mayo. Los afiches con la cara de Duilio se distribuyeron en todo el pais.
Una nueva esperanza.- La pista que ubicaría a su hijo en Estados Unidos abrió una nueva esperanza al matrimonio. “En estos 18 años nos llevaron a ver un montón de chicos, pero nunca era él”, contó el padre de Duilio.