06 Septiembre 2014
NORAH CASTALDO. La actriz vuelve a los escenarios con un protagónico.
No recuerda hace exactamente cuánto tiempo que no pisa los escenarios, pero esta noche regresará a ellos, y nada menos que con un personaje que es un “peso pesado” de la dramaturgia universal. Y, de paso, estrenando las refacciones que se le hicieron a la sala Orestes Caviglia.
“Es un desafío muy grande”, admite Norah Castaldo durante la entrevista con LA GACETA. “Más que de sufrimiento, de emociones; es un teatro de reflexión, un alegato antibélico, un teatro de ideas más que de sensiblerías”, asegura con su ronca voz la actriz que le de dará vida al protagónico de “Madre Coraje y sus hijos”.
Muy pocas actrices se han animado a representarlo: Judi Dench, Meryl Streep y Kathleen Turner en el extranjero; Alejandra Boero y Cipe Lincovsky en Buenos Aires, y Rosita Ávila en Tucumán en los años 70, fueron algunas. “Es que es un peso pesado, realmente, que te plantea una gran exigencia, porque durante toda la obra estás en el escenario, frente al público, sin descanso alguno”, comenta Castaldo. De todas formas, se siente conforme porque advierte que alcanzó un rendimiento físico que no sabía que podía llegar.
“Estas obras son muy caras, y sólo la puede hacer el Estado, nunca el teatro independiente. No es como antes, que cualquier grupo podía montar la obra que se le ocurra”, dice la actriz, quien, al ser consultada sobre cómo llegaba al estreno, respondió: “tuvimos un trabajo con dificultades por las reparaciones de la sala Caviglia, y quedan cosas que no llegan al estreno; pero bueno, estas son las circunstancias que nos han tocado”.
Castaldo tiene una amplia trayectoria como actriz, pero también ha dirigido obras como “El casamiento”, de Nikolás Gogol, cuando el Teatro Estable cumplió 50 años. Uno de sus últimos premios fue el Artea 2007, como mejor actriz de reparto, por su papel en “Los derechos de la salud”.
- ¿Cómo se evita la sobreactuación?
- Supongo que con intuición y oficio, aunque este rol es muy tentador para caer en eso. Hay que saber hasta dónde llegar, porque todo tiene una medida y, por supuesto, hay que estar muy atento y ser muy cuidadoso en esas cosas. Hay que tener claro que si es un melodrama no estamos haciendo Bertolt Brecht, sino cualquier otra cosa.
- ¿Este será el protagónico más importante de tu carrera?
- Hay que ponderar el momento que uno atraviesa, el paso de los años, la valoración intelectual. No sé si es el más difícil. Recuerdo que me tocaron papeles como en “Marat Sade”, que han sido muy complejos. Pero este es más fuerte. Un rol que asumieron las grandes actrices. Es un verdadero “peso pesado” y, como dicen, es para las grandes.
“Es un desafío muy grande”, admite Norah Castaldo durante la entrevista con LA GACETA. “Más que de sufrimiento, de emociones; es un teatro de reflexión, un alegato antibélico, un teatro de ideas más que de sensiblerías”, asegura con su ronca voz la actriz que le de dará vida al protagónico de “Madre Coraje y sus hijos”.
Muy pocas actrices se han animado a representarlo: Judi Dench, Meryl Streep y Kathleen Turner en el extranjero; Alejandra Boero y Cipe Lincovsky en Buenos Aires, y Rosita Ávila en Tucumán en los años 70, fueron algunas. “Es que es un peso pesado, realmente, que te plantea una gran exigencia, porque durante toda la obra estás en el escenario, frente al público, sin descanso alguno”, comenta Castaldo. De todas formas, se siente conforme porque advierte que alcanzó un rendimiento físico que no sabía que podía llegar.
“Estas obras son muy caras, y sólo la puede hacer el Estado, nunca el teatro independiente. No es como antes, que cualquier grupo podía montar la obra que se le ocurra”, dice la actriz, quien, al ser consultada sobre cómo llegaba al estreno, respondió: “tuvimos un trabajo con dificultades por las reparaciones de la sala Caviglia, y quedan cosas que no llegan al estreno; pero bueno, estas son las circunstancias que nos han tocado”.
Castaldo tiene una amplia trayectoria como actriz, pero también ha dirigido obras como “El casamiento”, de Nikolás Gogol, cuando el Teatro Estable cumplió 50 años. Uno de sus últimos premios fue el Artea 2007, como mejor actriz de reparto, por su papel en “Los derechos de la salud”.
- ¿Cómo se evita la sobreactuación?
- Supongo que con intuición y oficio, aunque este rol es muy tentador para caer en eso. Hay que saber hasta dónde llegar, porque todo tiene una medida y, por supuesto, hay que estar muy atento y ser muy cuidadoso en esas cosas. Hay que tener claro que si es un melodrama no estamos haciendo Bertolt Brecht, sino cualquier otra cosa.
- ¿Este será el protagónico más importante de tu carrera?
- Hay que ponderar el momento que uno atraviesa, el paso de los años, la valoración intelectual. No sé si es el más difícil. Recuerdo que me tocaron papeles como en “Marat Sade”, que han sido muy complejos. Pero este es más fuerte. Un rol que asumieron las grandes actrices. Es un verdadero “peso pesado” y, como dicen, es para las grandes.
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