“En la Argentina hay un antisemitismo vergonzoso y larvado”
El rechazo mundial a los judíos, libro recientemente publicado por el autor, investiga las causas de la extendida oposición de los países occidentales a recibir a los judíos que pretendían huir del horror nazi. “El mundo mostraba preocupación por la persecución contra los judíos de la boca para afuera”, afirma Muchnik. En esta entrevista también analiza el nivel de antisemitismo que se registra en nuestro país
- ¿Cuáles fueron las verdaderas causas del rechazo, por parte de buena parte de los países occidentales, a recibir a los judíos que huían del nazismo?
- Como se sabe, desde la toma del poder por los nazis, en 1933 y hasta la entrada en la guerra, cerca de 500.000 europeos intentaron escaparse de Europa. Sólo una minoría lo logró, consiguiendo visas para destinos exóticos, como el caso de Shangai, adonde fueron a parar gran cantidad de judíos alemanes. El mundo mostraba preocupación por la persecución contra los judíos, pero en un bla-bla, de la boca para afuera. En el Encuentro Internacional de Evian, en 1938, convocado por el presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt, todos prometieron refugio, pero todos se resistieron a darlo. Las respuestas fueron banales, o hipócritas, o lisa y llanamente antisemitas. Otros igualaban a judíos con peligrosos bolcheviques. Todos entendían que los judíos formaban un pueblo parasitario que sólo se dedicaba al comercio y no deseaban su ingreso. En la Cancillería Argentina y en la vicepresidencia de (Ramón) Castillo, que luego sucederá a Roberto Ortiz, dominaban los criterios antisemitas. No sólo fue así entre los conservadores nacionalistas. Fueron antisemitas muchos dirigentes del radicalismo antipersonalista (alvearista, antiyrigoyenista) que atacaban a las izquierdas y por ende a los judíos, o admiraban a Hitler o a Mussolini. En Brasil, Itamaraty estaba en manos de antisemitas. Uruguay siguió la misma línea de Argentina a partir de la presión de los fascistas criollos (abundaban en el Partido Blanco). En Perú se planteó un asunto absurdo: la entrada de los judíos perseguidos por el nazismo dañaría la identidad de los grupos indígenas. Chile tuvo tironeos ideológicos internos, donde primaron los raciales. México estaba demasiado ocupado en las nacionalizaciones. El gobierno de Lázaro Cárdenas, que abrió sus puertas a los exiliados republicanos tras el fin de la guerra civil española y brindó todo México para ellos, se vio envuelto en excusas y en presiones para no admitir judíos. La única excepción fue Bolivia. Tras la guerra del Chaco paraguayo tomaron el poder militares de izquierda que no guardaban animosidad con los judíos. En Estados Unidos dominaban los neutralistas. En aquellos años previos a la Segunda Guerra ser neutralista podía ser confundido con simpatizante de Alemania. Gran cantidad de empresarios y líderes de opinión fueron neutralistas, lo mismo que dirigentes del Partido Demócrata y del Partido Republicano y lo que menos querían era plantear malas relaciones con Alemania, donde también tenían intereses productivos (el caso de Ford, General Motors, Dupont).
- ¿Cómo trabajó en la investigación que hizo para el libro?
- Leí mucho, muchísimo. Soy un tardío licenciado en Historia (a los 53 años de edad, por la falta de horarios y de tiempo, canalizada mi pasión por el periodismo). Investigué gran cantidad de bibliografía. Recibí ayuda en materiales del Museo del Holocausto de Buenos Aires y archivos existentes en el Museo Yad Vashem, en Israel. El tema me atrajo por muchas cuestiones. En primer lugar porque hay escasa bibliografía específica sobre el rechazo a los judíos. Hay gran cantidad de trabajos de investigación sueltos, desordenados. Había que producir un material único, racional, que integrara toda la información existente. En segundo lugar porque tengo amigos cuyas familias han sufrido muchísimo con el rechazo. Al no poder salir de Europa fueron asesinados en los campos de concentración. Además yo no me escapo de mi condición judía. En tercer término porque “el rechazo” subsiste, no en este mundo con los judíos sino con otros pueblos. El rechazo de Europa a los pobres que vienen del sur o del este es un ejemplo lamentable.
- ¿Cree que el antisemitismo hoy está representado por el antiisraelismo?
- Hay mucha confusión. Según mi criterio el antiisraelismo se potencia a partir de los enfrentamientos con los palestinos que tienen niveles de tragedia. Muchos antisemitas se suben a caballo de ello y canalizan su odio a partir de su antiisraelismo. Yo diferencio: una crítica desde una posición ideológica genuina a la acción del gobierno israelí es una cosa y otra muy distinta es emprender el antisemitismo con acciones directas o verbales. Puedo diferenciarlo si me piden mi opinión. En la Argentina hay un extendido antiisraelismo y un antisemitismo vergonzoso y larvado, pero que está allí, en el rincón, esperando. No se conjuga en hechos violentos sino verbales y solapados. Yo he sufrido en mi país, en la Argentina, afrentas antisemitas. La primera fue cuando tenía seis años y me sentí tan dañado que lloré un día entero y no pude jamás borrarla del recuerdo. La acción antisemita más demoníaca fue el atentado a la AMIA. Sin duda que allí prestó colaboración “inteligencia” y “mano de obra” argentina. El antisemitismo es evidente en las Fuerzas Armadas y en determinados ministerios. En la Dictadura, cuando un argentino de identidad judía caía en manos de los verdugos, sufrían doble tortura: por militante y por judío. En las salas de tortura, se asegura en varios testimonios, colgaba el retrato de Hitler.
© LA GACETA
PERFIL
Daniel Muchnik es licenciado en Historia, periodista, escritor, analista económico y social. El rechazo mundial a los judíos es su libro número 20. Los anteriores son Aquel periodismo (Edhasa) y Furia ideológica y violencia en la Argentina de los 70 (Ariel). Publica sus columnas en La Nación y El Cronista, entre otros medios, y conduce un programa en Infobae TV. Trabajó en varios de los principales medios argentinos. Ganó un premio Adepa al periodismo y premios Konex en comunicación y análisis económico.
Frustración y horror
Fragmento de El rechazo mundial a los judíos *
Por Daniel Muchnik
La cuestión de los refugiados (mencionados de esa manera cuando se hablaba de inmigración) no se tuvo en cuenta sólo como un asunto económico sino también de seguridad. Golda Meir, ex primer ministro de Israel entre 1969 y 1974, asistió al encuentro de Evian como representante de los judíos de Palestina. En su libro Mi vida. Memorias narró aquella experiencia: “Sentarse en ese magnífico salón y escuchar a los delegados de 32 países explicar lo mucho que les hubiera gustado disfrutar de un número considerable de refugiados y cómo era que, lamentablemente, no estaban en condiciones de hacerlo fue una experiencia terrible. No creo que nadie que no la haya vivido pueda entender lo que sentí en Evian: una mezcla de tristeza, rabia, frustración y horror”.
*Ariel