El que mucho aprieta, mal resuelve

El que mucho aprieta, mal resuelve

Las posibilidades que ofrece la tecnología, el ritmo de vida actual y la sobreexposición a estímulos de todo tipo potencian un fenómeno que puede llegar a ser estresante por las multitareas que se desempeñan. La “Generación Y” ya está modificando el esquema laboral en las empresas. La asignación de prioridades es una de las claves para gestionar los nuevos recursos humanos.

01 Septiembre 2014
“Voy para ahí en 40 min”, “¡Ya bajo a comer, má!”, “Napoleón Bonaparte murió en 1821…”, “¡Buenas noches, América!”

Aunque nada lo indique, todas estas hipotéticas frases pueden ser dichas o escuchadas al mismo tiempo y en el mismo lugar: un mensaje de WhatsApp a una amiga, el grito de respuesta a la madre, la lección para la clase de Historia repetida en voz alta, y el saludo del más papista de los conductores de TV. ¿Cuándo, dónde…? Una noche cualquiera, en casa de un adolescente cualquiera.

La escena es cotidiana para un “multitasker”, como se denomina a quienes tienen la habilidad de rotar la atención rápidamente de un objetivo al otro, y así avanzar en simultáneo con diferentes tareas. “El multitasking no es nuevo, pero desde hace unos 15 años, cuando entramos en la era de la PC conectada a Internet, ha alcanzado niveles altísimos y se lo identifica como un rasgo central de la “Generación Y”, detalla Constanza Larry, socia consultora de Setting Recursos Humanos (www.settingrrhh.com). Se refiere a aquellos nacidos de 1982 en adelante, también conocidos como “nativos digitales”.

Las posibilidades que ofrece la tecnología, el ritmo de vida actual y la sobreexposición a estímulos de todo tipo -cada vez más invasivos- potencian este fenómeno, que tiene sus aspectos positivos: los más jóvenes hoy son capaces de hallar y manipular información más rápidamente que sus padres (al tiempo que la memoria se utiliza de manera diferente, gracias a -o por culpa de- Google), están más entrenados para analizar datos visuales e imágenes, y resuelven en menos tiempo tareas que no requieren gran concentración.

No todo lo que brilla…

Pero según diversos estudios, los contras pueden ser más que los pros. El hábito mental de dividir la atención en muchas porciones pequeñas tiene implicancias en la forma en que los jóvenes piensan, aprenden, razonan y socializan. En diferentes grados, provoca que la persona se sienta insatisfecha o culposa cuando carece de estímulos; no soporta el silencio, se pierde el valor de la reflexión y el ocio.

Cuando los estímulos sobrepasan la capacidad de respuesta y el esfuerzo es continuado por un largo tiempo, el estrés es la consecuencia inevitable. Y distintos cuadros físicos se derivan de éste: desde cefaleas y contracturas musculares hasta alteraciones gastrointestinales o autoinmunes; desde insomnio e irritabilidad hasta cuadros depresivos; y en lo social, desde dificultades vinculares hasta un pobre rendimiento laboral y académico.

“Como le pasa a una computadora, cuantas más tareas ejecuta en forma simultánea, más cae el rendimiento general del procesador y la velocidad de respuesta”, aporta Mariana Catella, también socia de Setting RRHH. Ocurre que el hipocampo se “divide” en tantas partes como tareas hacemos, lo que causa que vayamos “borrando” elementos del cerebro para ganar espacio. En consecuencia, aumenta la posibilidad de equivocarse y tener lagunas mentales.

Recuperar el enfoque

La clave para que el multitasking no redunde en baja del rendimiento o problemas de salud está en aprender a distinguir lo urgente de lo necesario y de lo indispensable. “Siempre hay algo que puede esperar. La asignación de prioridades es determinante, como así también enfocarse de a una en aquellas tareas que más concentración requieren”, resalta Larry. Otros consejos prácticos son los siguientes:

• Respiración y relajación: realizar ejercicios de meditación, mediante técnicas del tipo de Mindfullness (Atención Plena). También desarrollar buenos hábitos de alimentación, descanso y actividad física.

• Dosificar los estímulos: un poco de café, mate o música puede ayudar, pero en exceso se vuelve estresante y causa una caída en la performance.

• Saber decir que no: expresar con respeto y claridad a quien venga a pedirnos una nueva tarea que no la comenzaremos hasta terminar con la que estamos resolviendo.

• Separar lo social: dejar para los momentos de descanso los llamados telefónicos personales, la lectura de correo privado y las redes sociales.

Otro set neuronal

“Guste o no, la realidad es que las generaciones actuales tienen un nuevo set neuronal: disponen de habilidades más y menos desarrolladas que las generaciones anteriores. El multitasking está entre las más, y es un desafío que toda empresa debe tener en cuenta”, plantea Catella, quien agrega que el mantener motivado a un “Gen Y” requiere un esfuerzo adaptativo por parte de la empresa que suele incluir trabajo por objetivos, flexibilidad horaria, objetivos preestipulados y de corto plazo, delegación de responsabilidades, lugares con buen clima laboral, donde se sientan reconocidos y su trabajo tenga significado.

Y más allá de las críticas a la tecnología, no está allí el verdadero problema. Una frase de Edward Hallowell, escritor y speaker internacional sobre multitasking, es elocuente: “el problema está, en realidad, en lo que dejas de hacer si el momento electrónico dura demasiado no estás compartiendo la cena familiar, no estás conversando cara a cara, no estás yendo de viaje con tu familia o simplemente tomándote tiempo para descansar. No se trata de lo que el videojuego le causa a tu cerebro, sino de lo que aquello que dejas de hacer le causa a tu vida”.

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