27 Agosto 2014
El escenario actual de los medios de comunicación plantea un estadio de transformación permanente tanto desde el punto de vista tecnológico y desde las reconfiguraciones económicas, como desde los contenidos, el abordaje y tratamiento de las problemáticas de la sociedad.
En ese contexto y con un profundo grado de implantación social, la radio cumplirá su centenario en pocos años más, en un proceso de grandes cambios que la ubican como un actor socio-cultural-político que excede al campo mediático.
Si bien su aparición en 1920 fue producto de la invención de ingenieros y técnicos llamados por lo mismo “Los locos de la azotea”, las prácticas y saberes de la comunicación radiofónica fueron construyendo un camino que en la actualidad abarca desafíos antiguos y permanentes como ser parte y constituir la vida cotidiana de sus oyentes; pero también los nuevos e interpeladores desafíos relacionados al entrecruzamiento de la radio con las TIC que hablan ya de una radio 3.0
La radio tiene ese componente sonoro que es un claro componente de provocación, de imaginación, de ilusión en el oyente y que enlaza con la historia de la cultura oral que tanto ha desarrollado la sociedad desde sus orígenes. Desde allí construye cotidianeidad. Valor trivializado y banalizado muchas veces por la auto referencialidad de las voces que se escuchan y por la elementalidad de producciones ligeras.
Pero también el proceso expansivo de lo tecnológico amplía el campo radiofónico para fortalecer sus potencialidades tradicionales y facilitar una producción más amplia y variada. Valor que a menudo desenmascara la pobreza del hecho creativo y las limitaciones para generar el decir de las propuestas ancladas en los viejos y perimidos formatos “magazine” radiofónicos.
Tener en cuenta que transitamos hoy el paso y recorrido del “oyente tradicional” a la “audiencia interactiva”, supone el desafío no sólo de ver la radio como dispositivo tecnológico, sino también de responder a las exigencias de producir formas y contenidos que enriquezcan las prácticas radiofónicas tal como lo impulsa la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
No son sólo problemáticas teóricas/contextuales. Se trata de abordajes que interpelan el ejercicio profesional de locutores, periodistas, comunicadores y productores toda vez que exigen nuevas formas de “ser y estar” en la radio. Desde ese lugar se podrá “ser y estar” en relación a nuestras comunidades que también, en continuas y permanentes transformaciones, esperan siempre más de “su” radio.
En ese contexto y con un profundo grado de implantación social, la radio cumplirá su centenario en pocos años más, en un proceso de grandes cambios que la ubican como un actor socio-cultural-político que excede al campo mediático.
Si bien su aparición en 1920 fue producto de la invención de ingenieros y técnicos llamados por lo mismo “Los locos de la azotea”, las prácticas y saberes de la comunicación radiofónica fueron construyendo un camino que en la actualidad abarca desafíos antiguos y permanentes como ser parte y constituir la vida cotidiana de sus oyentes; pero también los nuevos e interpeladores desafíos relacionados al entrecruzamiento de la radio con las TIC que hablan ya de una radio 3.0
La radio tiene ese componente sonoro que es un claro componente de provocación, de imaginación, de ilusión en el oyente y que enlaza con la historia de la cultura oral que tanto ha desarrollado la sociedad desde sus orígenes. Desde allí construye cotidianeidad. Valor trivializado y banalizado muchas veces por la auto referencialidad de las voces que se escuchan y por la elementalidad de producciones ligeras.
Pero también el proceso expansivo de lo tecnológico amplía el campo radiofónico para fortalecer sus potencialidades tradicionales y facilitar una producción más amplia y variada. Valor que a menudo desenmascara la pobreza del hecho creativo y las limitaciones para generar el decir de las propuestas ancladas en los viejos y perimidos formatos “magazine” radiofónicos.
Tener en cuenta que transitamos hoy el paso y recorrido del “oyente tradicional” a la “audiencia interactiva”, supone el desafío no sólo de ver la radio como dispositivo tecnológico, sino también de responder a las exigencias de producir formas y contenidos que enriquezcan las prácticas radiofónicas tal como lo impulsa la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
No son sólo problemáticas teóricas/contextuales. Se trata de abordajes que interpelan el ejercicio profesional de locutores, periodistas, comunicadores y productores toda vez que exigen nuevas formas de “ser y estar” en la radio. Desde ese lugar se podrá “ser y estar” en relación a nuestras comunidades que también, en continuas y permanentes transformaciones, esperan siempre más de “su” radio.
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