19 Agosto 2014
ADIÓS. El Papa se despide antes de abordar el avión que lo llevará a Roma. reuters
Un llamado a la paz y la reconciliación en la dividida península coreana. Ese fue el último mensaje del papa Francisco ayer, antes de abandonar Corea del Sur después de cinco días de visita. Hacía 15 años que ningún Santo Padre pisaba Asia.
Durante estas jornadas, los gestos del pontífice argentino sorprendieron a los coreanos. Por ejemplo, ayer, un poco antes de oficiar una misa en la catedral de Myeongdong, en Seúl, oró con un pequeño número de mujeres que fueron obligadas a trabajar como esclavas sexuales para los soldados japoneses que ocuparon el país antes y durante la Segunda Guerra Mundial, informó la agencia Reuters.
Entre 150.000 y 200.000 mujeres coreanas fueron explotadas sexualmente por los japoneses, y la mayoría pasó sus vidas en silencio; 56 de ellas siguen con vida. Este tema continua siendo una espina en las relaciones entre Corea y Japón.
Por otra parte, un grupo de desertores de Corea del Norte y familiares de surcoreanos secuestrados por el régimen del norte fueron invitados a la misa de ayer, a la que asistió la presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye. De todos modos, el Gobierno comunista del norte rechazó una invitación de la Iglesia Católica del Sur para que los miembros de su Asociación Católica asistieran a esa misa de ayer.
“Oremos por el surgimiento de nuevas oportunidades para el diálogo, el encuentro y la resolución de las diferencias”, respondió Francisco durante la última ceremonia antes de regresar al Vaticano.
Sobrevolando China
Mientras el avión papal entraba en espacio aéreo chino durante su vuelo de regreso, Francisco mandó un telegrama al presidente chino, Xi Jinping. Fue el segundo mensaje que envió. El primero había ocurrido el jueves, durante el viaje de ida. “Volviendo a Roma tras mi visita a Corea, quiero renovar a su excelencia y conciudadanos las garantías de mis mejores deseos, mientras invoco bendiciones divinas sobre su tierra”, escribió.
Es una tradición que el Papa envíe mensajes a los países sobre los que está volando, pero el Vaticano y Pekín han tenido relaciones tensas durante mucho tiempo y el Papa Juan Pablo II tuvo que evitar el espacio aéreo chino durante un viaje a Asia, cosa que no ocurrió con Jorge Bergoglio. En ese sentido, el domingo había dicho que los gobiernos asiáticos no deben temer a los cristianos, pues la intención no es “llegar como conquistadores”, sino ser parte integral de las culturas.
Durante estas jornadas, los gestos del pontífice argentino sorprendieron a los coreanos. Por ejemplo, ayer, un poco antes de oficiar una misa en la catedral de Myeongdong, en Seúl, oró con un pequeño número de mujeres que fueron obligadas a trabajar como esclavas sexuales para los soldados japoneses que ocuparon el país antes y durante la Segunda Guerra Mundial, informó la agencia Reuters.
Entre 150.000 y 200.000 mujeres coreanas fueron explotadas sexualmente por los japoneses, y la mayoría pasó sus vidas en silencio; 56 de ellas siguen con vida. Este tema continua siendo una espina en las relaciones entre Corea y Japón.
Por otra parte, un grupo de desertores de Corea del Norte y familiares de surcoreanos secuestrados por el régimen del norte fueron invitados a la misa de ayer, a la que asistió la presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye. De todos modos, el Gobierno comunista del norte rechazó una invitación de la Iglesia Católica del Sur para que los miembros de su Asociación Católica asistieran a esa misa de ayer.
“Oremos por el surgimiento de nuevas oportunidades para el diálogo, el encuentro y la resolución de las diferencias”, respondió Francisco durante la última ceremonia antes de regresar al Vaticano.
Sobrevolando China
Mientras el avión papal entraba en espacio aéreo chino durante su vuelo de regreso, Francisco mandó un telegrama al presidente chino, Xi Jinping. Fue el segundo mensaje que envió. El primero había ocurrido el jueves, durante el viaje de ida. “Volviendo a Roma tras mi visita a Corea, quiero renovar a su excelencia y conciudadanos las garantías de mis mejores deseos, mientras invoco bendiciones divinas sobre su tierra”, escribió.
Es una tradición que el Papa envíe mensajes a los países sobre los que está volando, pero el Vaticano y Pekín han tenido relaciones tensas durante mucho tiempo y el Papa Juan Pablo II tuvo que evitar el espacio aéreo chino durante un viaje a Asia, cosa que no ocurrió con Jorge Bergoglio. En ese sentido, el domingo había dicho que los gobiernos asiáticos no deben temer a los cristianos, pues la intención no es “llegar como conquistadores”, sino ser parte integral de las culturas.
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