17 Agosto 2014
BUENOS AIRES. - La casa matriz de Donnelley aclaró que su filial argentina pidió la quiebra porque “no es una empresa solvente” y aclaró que no tiene “ninguna relación” con los fondos buitre, como aseguró el viernes la presidenta, Cristina Fernández, al justificar la aplicación de la Ley Antiterrorista contra sus directivos.
“En la toma de esta decisión ni RRDA (la filial argentina) ni RRD (Donnelley & Sons Co) involucraron a tercera parte alguna: ninguna otra empresa, accionista o persona física ajena a RRD participó. No tenemos ninguna relación con la actual situación generada con los acreedores de la Argentina”, aseveró un comunicado de la empresa gráfica, a través de su CEO, Thomas Quinlan.
Así, la firma desmintió que Paul Singer, titular del fondo buitre NML, que litiga contra Argentina por los bonos defaulteados de la deuda, fuera accionista de la empresa, como indicó la jefa del Estado en un acto en la Casa Rosada.
En el comunicado, la firma aseguró que “luego de mucha discusión, análisis y evaluación de diferentes alternativas para mantener la operación de RRDA”, tomó “la difícil decisión de presentar su pedido de quiebra luego de 22 años de en la Argentina”.
Negocio no rentable
Quinlan argumentó que “la industria gráfica hace tiempo ha dejado de ser un negocio rentable y la perspectiva de ventas futuras no es positiva; el negocio de RRDA no es solvente; RRDA ha experimentado una reducción constante y considerable de sus ventas y no prevé un cambio de tendencia en el futuro”. Agregó que la empresa “ajusta todas sus decisiones de negocios a las leyes aplicables vigentes de la Argentina”. Tras recordar que durante septiembre de 2013 obtuvo un Programa de Recuperación Productiva (Repro), indicó que “la Comisión Interna se negó a firmarlo, evitando que RRDA pudiera tomar decisiones que permitieran torcer el rumbo de la situación y empeorando aún más la situación económica y financiera”.
Además, indicó que propuso un “plan preventivo de crisis” a los sindicatos nacionales y provinciales, “de modo de evitar la solicitud de la quiebra”, y admitió que dicha iniciativa “preveía la reducción de personal para que la empresa recupere su rentabilidad, pero ninguna de esas soluciones -subrayó- fue aceptada por los sindicatos”.
Tras agregar que lo mismo sucedió con el Ministerio de Trabajo, tanto a nivel nacional como provincial, manifestó que “como consecuencia, RRDA se quedó sin opciones para enfrentar la crisis, que incluye la suba de costos por la inflación, el alza del costo laboral, el aumento de los insumos para la producción, la devaluación, y la incapacidad de cumplir con los vencimientos de las deudas”. (DyN)
“En la toma de esta decisión ni RRDA (la filial argentina) ni RRD (Donnelley & Sons Co) involucraron a tercera parte alguna: ninguna otra empresa, accionista o persona física ajena a RRD participó. No tenemos ninguna relación con la actual situación generada con los acreedores de la Argentina”, aseveró un comunicado de la empresa gráfica, a través de su CEO, Thomas Quinlan.
Así, la firma desmintió que Paul Singer, titular del fondo buitre NML, que litiga contra Argentina por los bonos defaulteados de la deuda, fuera accionista de la empresa, como indicó la jefa del Estado en un acto en la Casa Rosada.
En el comunicado, la firma aseguró que “luego de mucha discusión, análisis y evaluación de diferentes alternativas para mantener la operación de RRDA”, tomó “la difícil decisión de presentar su pedido de quiebra luego de 22 años de en la Argentina”.
Negocio no rentable
Quinlan argumentó que “la industria gráfica hace tiempo ha dejado de ser un negocio rentable y la perspectiva de ventas futuras no es positiva; el negocio de RRDA no es solvente; RRDA ha experimentado una reducción constante y considerable de sus ventas y no prevé un cambio de tendencia en el futuro”. Agregó que la empresa “ajusta todas sus decisiones de negocios a las leyes aplicables vigentes de la Argentina”. Tras recordar que durante septiembre de 2013 obtuvo un Programa de Recuperación Productiva (Repro), indicó que “la Comisión Interna se negó a firmarlo, evitando que RRDA pudiera tomar decisiones que permitieran torcer el rumbo de la situación y empeorando aún más la situación económica y financiera”.
Además, indicó que propuso un “plan preventivo de crisis” a los sindicatos nacionales y provinciales, “de modo de evitar la solicitud de la quiebra”, y admitió que dicha iniciativa “preveía la reducción de personal para que la empresa recupere su rentabilidad, pero ninguna de esas soluciones -subrayó- fue aceptada por los sindicatos”.
Tras agregar que lo mismo sucedió con el Ministerio de Trabajo, tanto a nivel nacional como provincial, manifestó que “como consecuencia, RRDA se quedó sin opciones para enfrentar la crisis, que incluye la suba de costos por la inflación, el alza del costo laboral, el aumento de los insumos para la producción, la devaluación, y la incapacidad de cumplir con los vencimientos de las deudas”. (DyN)
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