15 Agosto 2014

En la Calle 1 al 400, en Villa Mariano Moreno, funciona desde hace varios años una pequeña zona comercial formada por unos 10 locales que desarrollan distintos rubros. Fue en esa cuadra donde Dante Marcelo Corbalán (42), el comerciante que le disparó el miércoles a un supuesto ladrón, había instalado su forrajería.
Resguardados detrás de rejas que en algunos casos llegan hasta el techo, el resto de los comerciantes de esa zona de Las Talitas analizaron ayer la inseguridad que impera en el municipio. “Acá estamos en un punto neurálgico. Hay dos paradas de colectivos y una de taxis. Es por eso que siempre hay gente circulando”, explicó Daniel Armet al referirse a la esquina de las calles 1 y 12.
La forrajería de Corbalán está ubicada a unos 50 metros de esa intersección y según Armet eso ya marca una diferencia en cuestiones de seguridad. “Estamos en la misma cuadra. Pero acá (por la esquina) tenés mucho más movimiento. Además, él trabajaba con la puerta abierta. Nosotros a las 13 ya cerramos las rejas y atendemos así durante el resto del día hasta que cerramos a las 23. Lo tenían de punto. Paraban la moto en la vereda, se le metían, lo amenazaban con armas y se iban. Incluso una vez le robaron la caja registradora”, concluyó Armet.
En ese momento una clienta que estaba en el negocio, y que dijo llamarse Silvia, contó que unos dos años atrás fue víctima de un robo en el negocio de Corbalán. “El ladrón era un adolescente y tenía una pistola. Lo encañonó y le pidió la recaudación pero él se resistió. Forcejearon y en esa pelea al asaltante se le escapó un tiro que me rozó y me quemó la pierna. Nunca más volví a ese negocio y no quiero dar mi apellido porque tengo miedo”, se excusó la mujer.
Patricia Soria, otra comerciante, dijo a su vez que el último robo que sufrió Corbalán ocurrió hace unos días, alrededor de las 14.30. Mientras que coincidió con el resto de los comerciantes en que el almacenero acusado de matar de un balazo en la nuca a Walter Maximiliano Sierra (24) ya había sido golpeado y amenazado en los robos de los que había sido víctima.
Para Mario Carrizo, otro comerciante, existe otra razón que convirtió a Corbalán en uno de los objetivos predilectos de los asaltantes: “era un negocio que manejaba mucho dinero”, afirmó.
El jefe de la comisaría de Villa Mariano Moreno, Juan de la Cruz Brandán, señaló que Sierra vivía en las inmediaciones de las Calles 1 y 20. Pero los vecinos de esa zona que fueron entrevistados por LA GACETA dijeron que no lo conocían. Corbalán, mientras tanto, continúa detenido.
Resguardados detrás de rejas que en algunos casos llegan hasta el techo, el resto de los comerciantes de esa zona de Las Talitas analizaron ayer la inseguridad que impera en el municipio. “Acá estamos en un punto neurálgico. Hay dos paradas de colectivos y una de taxis. Es por eso que siempre hay gente circulando”, explicó Daniel Armet al referirse a la esquina de las calles 1 y 12.
La forrajería de Corbalán está ubicada a unos 50 metros de esa intersección y según Armet eso ya marca una diferencia en cuestiones de seguridad. “Estamos en la misma cuadra. Pero acá (por la esquina) tenés mucho más movimiento. Además, él trabajaba con la puerta abierta. Nosotros a las 13 ya cerramos las rejas y atendemos así durante el resto del día hasta que cerramos a las 23. Lo tenían de punto. Paraban la moto en la vereda, se le metían, lo amenazaban con armas y se iban. Incluso una vez le robaron la caja registradora”, concluyó Armet.
En ese momento una clienta que estaba en el negocio, y que dijo llamarse Silvia, contó que unos dos años atrás fue víctima de un robo en el negocio de Corbalán. “El ladrón era un adolescente y tenía una pistola. Lo encañonó y le pidió la recaudación pero él se resistió. Forcejearon y en esa pelea al asaltante se le escapó un tiro que me rozó y me quemó la pierna. Nunca más volví a ese negocio y no quiero dar mi apellido porque tengo miedo”, se excusó la mujer.
Patricia Soria, otra comerciante, dijo a su vez que el último robo que sufrió Corbalán ocurrió hace unos días, alrededor de las 14.30. Mientras que coincidió con el resto de los comerciantes en que el almacenero acusado de matar de un balazo en la nuca a Walter Maximiliano Sierra (24) ya había sido golpeado y amenazado en los robos de los que había sido víctima.
Para Mario Carrizo, otro comerciante, existe otra razón que convirtió a Corbalán en uno de los objetivos predilectos de los asaltantes: “era un negocio que manejaba mucho dinero”, afirmó.
El jefe de la comisaría de Villa Mariano Moreno, Juan de la Cruz Brandán, señaló que Sierra vivía en las inmediaciones de las Calles 1 y 20. Pero los vecinos de esa zona que fueron entrevistados por LA GACETA dijeron que no lo conocían. Corbalán, mientras tanto, continúa detenido.