14 Agosto 2014
FLORES Y CARTAS. Fanáticos se acercaron a la casa de Williams. reuters
Cientos de seguidores de Robin Williams peregrinan hasta su casa en San Francisco para dejarle flores, cartas y fotos, en un último tributo al actor que se suicidó el lunes. También hay homenajes en la estrella que lleva su nombre en el Paseo de la Fama de Hollywood y en las locaciones donde filmó algunas de sus principales películas, como el parque de Boston.
“Es hora de que el mundo reconozca el dolor de las personas que sufren depresión -reclama Sue Williams, quien no es pariente del artista, frente a su casa-. La vida de Robin parecía tan perfecta, pero debió de sufrir muchísimo”.
Dana Garrik conocía personalmente al actor, ya que sus hijos y los de Williams fueron al mismo colegio. “Había tanta gente que le quería, y sin embargo no logró encontrar otra salida”, lamenta en la puerta de la casa del actor, según la agencia DPA.
Los recuerdos para el artista también ganaron un lugar especial en las redes sociales virtuales, con miles de mensajes en Facebook y Twitter. Muchos fanáticos de todo el mundo lo recordaron en fotos parados sobre pupitres de escuela, en referencia a la famosa escena de “La sociedad de los poetas muertos”. “¡Oh, capitán, mi capitán!”, frase del filme, fue uno de los epitafios más repetidos.
“Es hora de que el mundo reconozca el dolor de las personas que sufren depresión -reclama Sue Williams, quien no es pariente del artista, frente a su casa-. La vida de Robin parecía tan perfecta, pero debió de sufrir muchísimo”.
Dana Garrik conocía personalmente al actor, ya que sus hijos y los de Williams fueron al mismo colegio. “Había tanta gente que le quería, y sin embargo no logró encontrar otra salida”, lamenta en la puerta de la casa del actor, según la agencia DPA.
Los recuerdos para el artista también ganaron un lugar especial en las redes sociales virtuales, con miles de mensajes en Facebook y Twitter. Muchos fanáticos de todo el mundo lo recordaron en fotos parados sobre pupitres de escuela, en referencia a la famosa escena de “La sociedad de los poetas muertos”. “¡Oh, capitán, mi capitán!”, frase del filme, fue uno de los epitafios más repetidos.
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