14 Agosto 2014
CÓMPLICE. “Cascarón” abordó a Iván para robarle en la esquina de su casa.
“Cascarón” y “Loly” se ven todos los días, desde hace dos años, en el penal de Villa Urquiza. No sólo los une el encierro. Sergio Antonio Alderete (“Cascarón”) está casado con la hermana de José Manuel Correa (“Loly”). Los dos salieron a robar la noche del 10 de noviembre de 2011 cuando se encontraron con Mauro Iván Sénneke, a quien mataron porque “se escapó un disparo” al quitarle la mochila. “En la cárcel nos vivimos preguntando cómo pasó lo que pasó. A las armas las carga el diablo, pero nosotros no somos ‘gatillo fácil’ (sic)”, declaró ayer “Cascarón”, al reconocer su participación en el crimen.
Alderete y Correa están acusados por el homicidio de Sénneke y por el robo de la mochila que tenía el joven. Carlos Sebastián Suárez y Luis Alfredo Díaz, por su parte, están imputados por su presunta participación necesaria en el robo y por encubrimiento agravado. Díaz manejaba el taxi en el que se movilizaron la noche del crimen y declaró al comenzar las audiencias. Ayer a la tarde, los otros tres acusados decidieron contar su versión.
“Loly”
“Fuimos a robar, no a matar”, lanzó Correa al confesar que él tenía el arma de la que salió el disparo que mató a Sénneke. Sin embargo, “Loly” aseguró que fue accidental, que la víctima se estaba resistiendo al asalto de Alderete, y que él se acercó para ayudar a su cuñado. Le quiso pegar un culatazo, aseguró, pero el arma se disparó.
Las palabras de “Loly” eran apenas entendibles por lo bajo de su tono de voz y por su mala dicción. Pero alcanzaron para causar indignación entre los familiares y amigos de Sénneke, quienes no pudieron contener las lágrimas ante la confesión de “Loly”. Algunos optaron por retirarse para no tener que reaccionar en contra del acusado.
“Quiero pedirle disculpas a la familia. Nunca quise matar a nadie. Sé que esto no les va a devolver a su hijo ni les va a hacer superar el dolor que tienen. Yo también sufro”, afirmó Correa en su declaración.
El imputado no quiso responder preguntas de los abogados. “No tengo maldad en la mente. Nunca le pegué a nadie, siempre robé nomás porque mi familia no tenía sostén de nada. Me quería sacar este peso de encima, por eso pedí declarar”, concluyó “Loly”.
“Cascarón”
Alderete brindó más detalles de esa noche, aunque su declaración tuvo varias lagunas. Dijo que a las 20 buscó a su cuñado para que salieran a robar porque no tenía dinero. En avenida Ejército del Norte y Bolivia tomaron un taxi, cuyo conductor era Díaz. “Cascarón” aseguró que era la primera vez que lo veían, y que nunca le dijeron que iban a robar.
El recorrido que hicieron no pudo ser recordado por el imputado. En algún lugar, dijo, subió Suárez (según este acusado, fue en avenida Juan B. Justo y pasaje Panamá). Luego pararon en Laprida y Manuela Pedraza porque pensaban “robar en un drugstore que hay por ahí”, según Alderete.
En la esquina de Rivadavia y Delfín Gallo se encontraban Sénneke y su amiga Fátima Leguizamón. “Cascarón” contó que se acercó preguntándole por la parada de un colectivo, y que Iván le estaba respondiendo cuando la joven se dio cuenta de que les estaban por robar.
Leguizamón gritó y corrió. Sénneke no tuvo tiempo de huir. “Muchas veces, en los asaltos, se asustan y tiran manotazos. El muchacho se asustó”, manifestó Alderete, al explicar que su cuñado intentó pegarle un culatazo a Iván cuando se escapó el disparo.
“¿Qué arma tenían?”, preguntó la fiscala de Cámara Estela Giffoniello. “Una 9 milímetros”, respondió Alderete. La representante del Ministerio Público insistió en interrogar al imputado sobre cómo era posible que el disparo haya impactado en Sénneke, si pretendían pegarle con la culata de la pistola. “Nos vivimos preguntando eso”, respondió “Cascarón”.
“Me arrepiento de corazón de todo lo que pasó. Esa noche llegué a mi casa, me acosté y le pedí a Dios que haga lo que tenga que hacer, que si tenía que buscarme la Policía, que lo haga”, aseguró Alderete, y al igual que su cuñado le pidió disculpas a la familia de Sénneke.
Las declaraciones de Correa y de Alderete avalaron las declaraciones de los otros dos acusados, quienes aseguraron que no conocían que iban a cometer un robo, y tampoco que le habían disparado a un joven.
“Esperaba un taxi cuando ellos pasaron y dijeron que me acercaban a casa. Al taxista nunca lo había visto antes, pero a los otros sí porque somos del barrio Juan XXIII. Cuando volvieron al auto los escuché decir como que se habían mandado una macana, pero yo no sabía nada”, afirmó Suárez en su declaración.
Sentencia.- El tribunal, integrado por los camaristas Alicia Freidenberg, Marta Cavallotti y Alfonso Zóttoli, informó que el debate se reanudará hoy a las 8.30 con los alegatos finales, y luego deliberará para dictar sentencia. En primer lugar dará sus conclusiones la fiscala de Cámara Estela Giffoniello, y luego será el turno del representante de la familia de Iván Sénneke, Sebastián Herrera Prieto. La ronda de alegatos la cerrarán los abogados defensores: Nélida Escobedo (por José “Loly” Correa), Raquel Pastor (Sergio “Cascarón” Alderete), Roberto Flores y Sergio Pérez (por Carlos Suárez) y Hernán Molina (por Luis Díaz).
La pericia de ADN.- En la audiencia de ayer quedó formalmente incorporada la pericia de ADN que había solicitado la fiscala de Cámara Estela Giffoniello. Según el cotejo genético, la sangre que se halló debajo de las uñas de “Cascarón” Alderete pertenecía a la víctima. El cotejo fue negativo en cuanto a las ropas que habían sido secuestradas a los acusados, que tenían manchas pardo rojizas. En esos casos la sangre hallada les pertenecía a los imputados.
La declaración del investigador.- El comisario Hugo Cabeza, que en 2011 era el segundo jefe de la división Homicidios y Delitos Complejos de la Policía, declaró ayer y contó cómo fueron los primeros pasos de la investigación. Cabeza comentó que de los informes telefónicos surgió que habían intentado llamar con el teléfono de Iván a un número de Capital Federal. Según los registros, se trataba de un número de uso interno de la red de la compañía Personal, al cual se derivan las casillas de mensajes. El dato sirvió para buscar a “Loly” Correa en la zona del barrio porteño de Once.
En la casa o en la escuela.- El abogado Roberto Flores insistió con la incorporación de pruebas que demuestren que su representado, Suárez, no fue detenido en la escuela Técnica del barrio Juan XXIII, como aduce la Policía, sino que fue en su casa, como dice el acusado. Por eso, ayer declaró el agente Víctor Nacusse, quien custodiaba el establecimiento educativo. El policía dijo que no escuchó ni vio algún operativo, pero que podría haber ocurrido sin que se haya enterado, porque él está en un sector edificado del predio y no se ve toda la manzana.
Video no incorporado.- El tribunal resolvió no incorporar el video que muestra los momentos posteriores al disparo que recibió Iván Sénneke, y que habría sido filmado por un vecino. “Es un video posterior al hecho investigado, por lo que no aportará nada para el esclarecimiento del caso”, explicó la camarista Freidenberg.
Alderete y Correa están acusados por el homicidio de Sénneke y por el robo de la mochila que tenía el joven. Carlos Sebastián Suárez y Luis Alfredo Díaz, por su parte, están imputados por su presunta participación necesaria en el robo y por encubrimiento agravado. Díaz manejaba el taxi en el que se movilizaron la noche del crimen y declaró al comenzar las audiencias. Ayer a la tarde, los otros tres acusados decidieron contar su versión.
“Loly”
“Fuimos a robar, no a matar”, lanzó Correa al confesar que él tenía el arma de la que salió el disparo que mató a Sénneke. Sin embargo, “Loly” aseguró que fue accidental, que la víctima se estaba resistiendo al asalto de Alderete, y que él se acercó para ayudar a su cuñado. Le quiso pegar un culatazo, aseguró, pero el arma se disparó.
Las palabras de “Loly” eran apenas entendibles por lo bajo de su tono de voz y por su mala dicción. Pero alcanzaron para causar indignación entre los familiares y amigos de Sénneke, quienes no pudieron contener las lágrimas ante la confesión de “Loly”. Algunos optaron por retirarse para no tener que reaccionar en contra del acusado.
“Quiero pedirle disculpas a la familia. Nunca quise matar a nadie. Sé que esto no les va a devolver a su hijo ni les va a hacer superar el dolor que tienen. Yo también sufro”, afirmó Correa en su declaración.
El imputado no quiso responder preguntas de los abogados. “No tengo maldad en la mente. Nunca le pegué a nadie, siempre robé nomás porque mi familia no tenía sostén de nada. Me quería sacar este peso de encima, por eso pedí declarar”, concluyó “Loly”.
“Cascarón”
Alderete brindó más detalles de esa noche, aunque su declaración tuvo varias lagunas. Dijo que a las 20 buscó a su cuñado para que salieran a robar porque no tenía dinero. En avenida Ejército del Norte y Bolivia tomaron un taxi, cuyo conductor era Díaz. “Cascarón” aseguró que era la primera vez que lo veían, y que nunca le dijeron que iban a robar.
El recorrido que hicieron no pudo ser recordado por el imputado. En algún lugar, dijo, subió Suárez (según este acusado, fue en avenida Juan B. Justo y pasaje Panamá). Luego pararon en Laprida y Manuela Pedraza porque pensaban “robar en un drugstore que hay por ahí”, según Alderete.
En la esquina de Rivadavia y Delfín Gallo se encontraban Sénneke y su amiga Fátima Leguizamón. “Cascarón” contó que se acercó preguntándole por la parada de un colectivo, y que Iván le estaba respondiendo cuando la joven se dio cuenta de que les estaban por robar.
Leguizamón gritó y corrió. Sénneke no tuvo tiempo de huir. “Muchas veces, en los asaltos, se asustan y tiran manotazos. El muchacho se asustó”, manifestó Alderete, al explicar que su cuñado intentó pegarle un culatazo a Iván cuando se escapó el disparo.
“¿Qué arma tenían?”, preguntó la fiscala de Cámara Estela Giffoniello. “Una 9 milímetros”, respondió Alderete. La representante del Ministerio Público insistió en interrogar al imputado sobre cómo era posible que el disparo haya impactado en Sénneke, si pretendían pegarle con la culata de la pistola. “Nos vivimos preguntando eso”, respondió “Cascarón”.
“Me arrepiento de corazón de todo lo que pasó. Esa noche llegué a mi casa, me acosté y le pedí a Dios que haga lo que tenga que hacer, que si tenía que buscarme la Policía, que lo haga”, aseguró Alderete, y al igual que su cuñado le pidió disculpas a la familia de Sénneke.
Las declaraciones de Correa y de Alderete avalaron las declaraciones de los otros dos acusados, quienes aseguraron que no conocían que iban a cometer un robo, y tampoco que le habían disparado a un joven.
“Esperaba un taxi cuando ellos pasaron y dijeron que me acercaban a casa. Al taxista nunca lo había visto antes, pero a los otros sí porque somos del barrio Juan XXIII. Cuando volvieron al auto los escuché decir como que se habían mandado una macana, pero yo no sabía nada”, afirmó Suárez en su declaración.
Sentencia.- El tribunal, integrado por los camaristas Alicia Freidenberg, Marta Cavallotti y Alfonso Zóttoli, informó que el debate se reanudará hoy a las 8.30 con los alegatos finales, y luego deliberará para dictar sentencia. En primer lugar dará sus conclusiones la fiscala de Cámara Estela Giffoniello, y luego será el turno del representante de la familia de Iván Sénneke, Sebastián Herrera Prieto. La ronda de alegatos la cerrarán los abogados defensores: Nélida Escobedo (por José “Loly” Correa), Raquel Pastor (Sergio “Cascarón” Alderete), Roberto Flores y Sergio Pérez (por Carlos Suárez) y Hernán Molina (por Luis Díaz).
La pericia de ADN.- En la audiencia de ayer quedó formalmente incorporada la pericia de ADN que había solicitado la fiscala de Cámara Estela Giffoniello. Según el cotejo genético, la sangre que se halló debajo de las uñas de “Cascarón” Alderete pertenecía a la víctima. El cotejo fue negativo en cuanto a las ropas que habían sido secuestradas a los acusados, que tenían manchas pardo rojizas. En esos casos la sangre hallada les pertenecía a los imputados.
La declaración del investigador.- El comisario Hugo Cabeza, que en 2011 era el segundo jefe de la división Homicidios y Delitos Complejos de la Policía, declaró ayer y contó cómo fueron los primeros pasos de la investigación. Cabeza comentó que de los informes telefónicos surgió que habían intentado llamar con el teléfono de Iván a un número de Capital Federal. Según los registros, se trataba de un número de uso interno de la red de la compañía Personal, al cual se derivan las casillas de mensajes. El dato sirvió para buscar a “Loly” Correa en la zona del barrio porteño de Once.
En la casa o en la escuela.- El abogado Roberto Flores insistió con la incorporación de pruebas que demuestren que su representado, Suárez, no fue detenido en la escuela Técnica del barrio Juan XXIII, como aduce la Policía, sino que fue en su casa, como dice el acusado. Por eso, ayer declaró el agente Víctor Nacusse, quien custodiaba el establecimiento educativo. El policía dijo que no escuchó ni vio algún operativo, pero que podría haber ocurrido sin que se haya enterado, porque él está en un sector edificado del predio y no se ve toda la manzana.
Video no incorporado.- El tribunal resolvió no incorporar el video que muestra los momentos posteriores al disparo que recibió Iván Sénneke, y que habría sido filmado por un vecino. “Es un video posterior al hecho investigado, por lo que no aportará nada para el esclarecimiento del caso”, explicó la camarista Freidenberg.
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