13 Agosto 2014
REUTERS
Otra vez los titulares han vuelto a unir las mismas palabras: fama, adicción, muerte. Tras el shock inicial, el caso del actor Robin Williams hizo resurgir un viejo debate, aquel que -basado en numerosos ejemplos nacionales e internacionales- se plantea si alcanzar una gran exposición pública equivale invariablemente a caer en adicciones o en la depresión. ¿Es más vulnerable el famoso a estas enfermedades? ¿En qué medida la sensibilidad o la creatividad están relacionadas con ciertas dependencias?
“La fama puede influir un poco en la cantidad de consumo, pero no en la relación que se tiene con la sustancia. Ahí no tiene nada que ver el afuera. Ser adicto es una predisposición que tienen algunos a crear lazos enfermizos con lugares, personas y cosas”, señaló el músico Marcelo “Negrex” Delgado, quien se declaró “limpio desde hace siete años, después de haber consumido durante 27”. El artista, quien forma parte de una confraternidad que ayuda a rehabilitarse, subraya que el entorno no es determinante para iniciarse o permanecer en el consumo: “todo está en el formato de tu mente; algunas personas pueden ser adictas y otras no. Yo lo veo en mi familia. De cinco hermanos, tres hemos tenido problemas con drogas y uno incluso murió como consecuencia del ritmo de vida que impone una adicción. Pero hay otros dos que nunca cayeron”.
“El consumo es la punta del iceberg, lo que se ve, pero todo el malambo va por dentro. Cuando dejé de consumir, fue el comienzo de algo, de empezar a conocerme y a saber que tengo esta enfermedad que no se cura y que siempre me acompañará. Para recuperarse, el adicto necesita incorporar valores espirituales como la honestidad, la receptividad, la buena voluntad, la aceptación. Son valores que parecen trillados, pero te llenan -aseguró-. En la confraternidad nos dicen ‘esto no es para inteligentes, millonarios o pícaros, sino para obedientes’. Entonces uno sabe que no debe ir a lugares en los que se consume o estar con quienes lo hacen. Probablemente Robin Williams se haya dejado abandonar, no haya ido a las reuniones o no les haya hecho caso”.
Al respecto, Delgado subrayó que el camino de la recuperación es un camino de renuncias. “Es un proceso doloroso porque tenés que dejar a tus viejos amigos. Incluso a mi hermano, que por ahí se emborracha, le tuve que cortar el rostro, porque mi pellejo está primero. En principio, uno cree que quedará solo, pero con el tiempo descubrís un nuevo mundo, un mundo de gente que no se droga. Porque cuando sos adicto pensás que todo el mundo lo es, un mecanismo para justificar la propia enfermedad. Cuando abrís el espectro, descubrís que el problema está dentro de cada cabeza. No son los demás”.
Tocar fondo
La licenciada Silvia Carreras, directora terapéutica de la Asociación Civil Ariadna -un centro de tratamiento de adicciones-, explicó que no es una regla que determinadas sustancias puedan sostener a una persona cuyo trabajo le genere mucha exposición. “Hay prejuicios al respecto, como que si sos cantante de rock, sos adicto. Pero ser artista o famoso no es una condición para consumir. Esto, más bien, tiene que ver con la historia del individuo, con cosas que lo atraviesan a uno, que lo hacen vulnerable y que debe ir resolviendo. Es importante tener una red social que pueda contenerlo a uno en las dificultades. Y los famosos suelen tener mucha gente alrededor, pero, en profundidad, cada uno deberá saber con quienes realmente cuenta”.
Carreras agregó que la conciencia de la fama no implica necesariamente que el adicto busque acelerar su recuperación. “El proceso de rehabilitación comienza cuando una persona toca fondo. Lo que sí ocurre es que, al estar en una permanente vidriera, los artistas están expuestos a situaciones de vulnerabilidad, como cuando Diego Maradona se desborda frente a las cámaras o cuando Charly García se tiró desde la ventana de un hotel. Eso es una conducta de riesgo, aunque también se lo puede leer como un pedido de ayuda. De todos modos, que esa persona llegue al lugar indicado para pedir ayuda es otro camino”, detalló.
El músico y compositor Juan Pablo J. -que hace 27 años lucha contra las adicciones y hace 17 que no consume alcohol- coincidió con la profesional y con Delgado en que la fama no guarda relación con esa enfermedad. “En mi caso, la droga fue producto de un vacío interior que viene desde mi nacimiento, desde antes de tomar la primera dosis. Un vacío que no se puede llenar con nada de afuera. Si Robin Williams hubiese trabajado de vender carteles en la plaza Independencia, habría sentido el mismo vacío”.
“Dejé de consumir gracias a un programa de 12 pasos que me llevó a conocerme y a ver que el único que puede ayudarme soy yo. El disparador para decir basta fue el profundo dolor de mi alma. Yo había tomado mi primer cucharón de ananá fizz a los siete años, en una fiesta de mi familia. Creí que así empezaba la libertad, pero no: ese cucharón me encarceló durante 46 años (hoy tengo 53) -confesó Juan Pablo-. He tenido los mejores trabajos, toqué con Lito Nebbia y Silvina Garré, pero nada de eso me llenó. Lo que hoy me llena es dar mi testimonio y compartirlo con otros adictos. Williams habrá tenido fama, poder, dinero y prestigio, pero lo que él sentía es lo mismo que sentimos todos cuando consumimos”.
EL MUNDO LO DESPIDE
El lamento de Barack Obama: “era uno entre un millón”
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, lamentó la muerte de el “aviador, médico, genio, empleada del hogar, presidente, profesor, Peter Pan y de todo”, en referencia a algunos de los papeles que interpretó Robin Williams. “Era uno entre un millón”, escribió en un comunicado, en el que afirmó que el actor “llegó a nuestras vidas como un alien, pero acabó tocando cada elemento de la esencia humana”.
Hollywood no sale de su conmoción
La comunidad artística de Estados Unidos no puede salir aún de la conmoción. Steve Martin lo calificó de “hombre de un grandioso talento, un compañero de alma genuina”, mientras que Steve Carrel sostuvo que “hizo que el mundo fuera un poco mejor”. Jared Leto describió a su colega como un “artista audaz” que mostró “cómo moverse en el límite, sin miedo, y brillar más”. “No soy capaz de hacerme a la idea de que no esté con nosotros”, dijo el director Steven Spielberg.
Tenía un cinturón alrededor del cuello y la pieza estaba cerrada
El vicejefe del equipo forense de Los Ángeles, Keith Boyd, anunció que el resultado definitivo de la autopsia se conocerá en semanas, y confirmó que el cuerpo fue encontrado con un cinturón alrededor del cuello; la prenda estaba atada a una puerta cerrada. La muñeca izquierda de Williams tenía cortes. La escena confirma la hipótesis de suicidio.
Dudas sobre el monto de la herencia que recibirán sus hijos
La fortuna del artista es un gran misterio, ya que el año pasado puso en venta su mansión por apremios económicos. Su herencia será repartida en partes iguales entre sus hijos Cody, de 22 años; Zelda, de 25 años, y Zachary, de 31 años. Por Twitter, Zelda despidió a su padre con el comienzo de El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry: “Vos sólo tendrás las estrellas que nadie tuvo. En una de las estrellas viviré. En una de las estrellas reiré. Y todas las estrellas reirán cuando mires hacia el cielo a la noche. Vos, solo vos, tendrás estrellas que pueden reír”.