08 Agosto 2014

“Fijate que creo que el Mundial ha hecho que los chicos vuelvan al potrero; que quieran jugar a la pelota, y que larguen la compu aunque sea un ratito”, afirma Ramiro, papá de 35 años de dos hijos varones, de 6 y 8 años respectivamente.
La conversación con Ramiro, que es abogado, transcurre en la peatonal Muñecas, cerca de una de las jugueterías clásicas de Tucumán. A él, los chicos le pidieron “la brazuka” del Mundial 2014. Y él respiró aliviado, por la modestia del pedido. “Ojo, que ya tienen juguetes, la Play, sus rollers. Juegan un tiempo y, salvo con la Play, se cansan”, confiesa el hombre.
A punto de ingresar a una casa de deportes del centro, Gustavo evalúa que tendrá que erogar aproximadamente $1.000 para satisfacer el sueño de Matías. Y Guillermo, más módico, muestra la bolsa con la “guitarra” que le pidió su hijo para jugar al “Guitar heroe” ($500).
Los tres papás, todos ellos profesionales, de clase media, reconocen que es difícil remar contra la corriente- “la publicidad” - cuando de comprar juguetes para los hijos se trata, en estas fechas.
Ellos no lo saben, pero sus respuestas ante el estímulo del mercado reflejan las conclusiones de la última Encuesta sobre Condiciones de Vida y Adolescencia que realizó Unicef en el punto relativo a los juguetes. Ese sondeo refleja con qué juguetes juegan los niños argentinos.
En el sondeo se incluyeron tres tipos de juguetes: los hechos en casa (muñecas y coches u otros juguetes caseros), los comprados en negocio o industrializados y, por último, los objetos del hogar (ollas, cacerolas) u otros objetos encontrados fuera del hogar (palos, piedras, caracoles, hojas). Entre los resultados, se resalta que casi nueve de cada 10 niños (86,4%) juega con juguetes que provienen de un negocio. Y sólo el 28,2 % de los menores de 5 años de edad juega con juguetes caseros o hechos en casa.
Dice la experta en Comunicación Viviana Minzi que no son los chicos los que crean su propia diversión. “Es el mercado el que tiene los objetos contenedores y promotores de entretenimiento”, afirma, contundente, la especialista de la Universidad de Buenos Aires.
Otra experta de la UBA e investigadora del Conicet, Carolina Duek, observa: “el juego es siempre una relación; el juego construye vínculos”. Y enfatiza que no es el juguete el que hace jugar al niño, sino el vínculo que el chico entabla con el otro, sea otro niño o un adulto”. En síntesis, si hay dinero y ganas, a comprar un juguete. Caso contrario, la rayuela y la pelota de trapo siempre están.
Un sondeo de Unicef muestra que los “juegos caseros” están en retirada
La conversación con Ramiro, que es abogado, transcurre en la peatonal Muñecas, cerca de una de las jugueterías clásicas de Tucumán. A él, los chicos le pidieron “la brazuka” del Mundial 2014. Y él respiró aliviado, por la modestia del pedido. “Ojo, que ya tienen juguetes, la Play, sus rollers. Juegan un tiempo y, salvo con la Play, se cansan”, confiesa el hombre.
A punto de ingresar a una casa de deportes del centro, Gustavo evalúa que tendrá que erogar aproximadamente $1.000 para satisfacer el sueño de Matías. Y Guillermo, más módico, muestra la bolsa con la “guitarra” que le pidió su hijo para jugar al “Guitar heroe” ($500).
Los tres papás, todos ellos profesionales, de clase media, reconocen que es difícil remar contra la corriente- “la publicidad” - cuando de comprar juguetes para los hijos se trata, en estas fechas.
Ellos no lo saben, pero sus respuestas ante el estímulo del mercado reflejan las conclusiones de la última Encuesta sobre Condiciones de Vida y Adolescencia que realizó Unicef en el punto relativo a los juguetes. Ese sondeo refleja con qué juguetes juegan los niños argentinos.
En el sondeo se incluyeron tres tipos de juguetes: los hechos en casa (muñecas y coches u otros juguetes caseros), los comprados en negocio o industrializados y, por último, los objetos del hogar (ollas, cacerolas) u otros objetos encontrados fuera del hogar (palos, piedras, caracoles, hojas). Entre los resultados, se resalta que casi nueve de cada 10 niños (86,4%) juega con juguetes que provienen de un negocio. Y sólo el 28,2 % de los menores de 5 años de edad juega con juguetes caseros o hechos en casa.
Dice la experta en Comunicación Viviana Minzi que no son los chicos los que crean su propia diversión. “Es el mercado el que tiene los objetos contenedores y promotores de entretenimiento”, afirma, contundente, la especialista de la Universidad de Buenos Aires.
Otra experta de la UBA e investigadora del Conicet, Carolina Duek, observa: “el juego es siempre una relación; el juego construye vínculos”. Y enfatiza que no es el juguete el que hace jugar al niño, sino el vínculo que el chico entabla con el otro, sea otro niño o un adulto”. En síntesis, si hay dinero y ganas, a comprar un juguete. Caso contrario, la rayuela y la pelota de trapo siempre están.
Un sondeo de Unicef muestra que los “juegos caseros” están en retirada
Temas
Tucumán
NOTICIAS RELACIONADAS
Lo más popular