21 Julio 2014
SIGUE ARRIBA. Rosberg tuvo un fin de semana en el que pese a no contar con todas las ventajas técnicas del Mercedes, pudo llevarlo a la máxima expresión de su rendimiento y lograr su cuarta victoria del año.
Por Diego Urruty, Corsa, Especial para LA GACETA
Como muchos alemanes, Nico Rosberg se alegró con la consagración de la selección de su país en Brasil. Tanto que no dudó en pintar la copa en su casco para lucirlo en el GP de Alemania, la décima cita del calendario de la F-1. Sin embargo, la FIFA le aguó la fiesta. A poco de iniciarse la actividad en el circuito de Hockenheim, Nico debió cambiar el diseño porque la imagen del trofeo es una “marca registrada”; su utilización sólo puede ser autorizada por la FIFA. Rosberg no dio demasiadas vueltas y la reemplazó con una enorme estrella, la misma que tuvo para lograr de manera impecable el triunfo ante su gente y extender así el ambiente festivo en territorio germano.
Días después de renovar su contrato con Mercedes hasta 2017 por unos 55 millones de euros, Rosberg fue el hombre a batir en un fin de semana en el que las “Flechas de Plata” carecieron del sistema de suspensión frontal y trasera interconectada (Fric, por sus siglas en inglés). Este artilugio, ahora prohibido, sería clave para el buen andar de los autos alemanes, aunque quedó a la vista que no les hace falta para ser contundentes. “Es increíble continuar con el espíritu del fútbol. Tenía la esperanza de ganar y se dio. Pensé que al no tener el Fric la brecha con el resto sería menor, pero fuimos tan rápidos como siempre”, resumió Rosberg. Tanto que le ganó por más de 20” al finlandés Valtteri Bottas, que vio por sus espejos retrovisores cómo su compañero brasileño Felipe Massa daba una vuelta de campana luego de tocarse con el danés Kevin Magnussen en la primera curva.
El inglés Lewis Hamilton, el otro piloto de Mercedes, tuvo una remontada memorable. Es que Hamilton se despistó en la clasificación del sábado por una falla en los frenos y quedó 15°. El cambio obligado de la caja de velocidades le hizo perder cinco posiciones y partió 20°. Pero se recuperó y llegó tercero. “Largando atrás era difícil pensar en el podio. Pero me quito el sombrero ante la gente de Mercedes por construir semejante coche”, contó el moreno.
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