20 Julio 2014
BUENOS AIRES.- La clausura impuesta el sábado por la noche al autódromo "Oscar y Juan Gálvez" porteño por razones de "higiene y salubridad" empañó lo que debió ser la gran fiesta de los "200 Kilómetros de Buenos Aires" de Súper TC2000.
Los pilotos, tanto los titulares, un poco más acostumbrados a los problemas del automovilismo autóctono, como los suplentes, muchos de ellos extranjeros, consternados y sorprendidos ante tal situación, fueron algunos de los pocos "elegidos" que pudieron acceder al predio del coliseo porteño el domingo por la mañana, informó DyN.
Mientras el horario de inicio de la actividad se acercaba, los miembros de la organización y el personal de servicio hacían su ingreso al autódromo tras levantar la veda.
Por esas horas, las primeras del domingo, las tribunas, vacías y desoladas, eran el reflejo de lo que pasaba afuera, donde el público aguardaba en los accesos en busca de respuestas sobre si iba a poder o no ingresar para presenciar la competencia.
Para que no haya filtraciones, por ejemplo, quienes pudieron sortear en principio el portón de entrada debieron hacerlo a pie, y dejar sus vehículos en los alrededores.
Es que abrir los portones de par en par para dejar pasar a los automóviles podía dejar como saldo algún "colado".
Sufrieron esta situación los pilotos que no pasaron la noche en el circuito, y que antes de entrar al Gálvez padecieron las interminables colas en las calles aledañas al autódromo, sobre todo en la Avenida General Paz.
También debieron soportar esa situación las familias enteras que se acercaron al autódromo, muchas de ellas por primera vez, para presenciar una carrera de autos especial y tradicional del automovilismo argentino, y se encontraron con una resolución que les impidió hacerlo.
"Verguenza", "lástima", "irresponsabilidad", fueron algunas de las palabras que más se escucharon tanto dentro del autódromo, por parte de los protagonistas, como fuera, por parte del público.
Más allá de que las tribunas al cabo lucieron colmadas, lo concreto es que todos quedaron atrapados en una disputa ajena y que el evento se manchó.
Los pilotos, tanto los titulares, un poco más acostumbrados a los problemas del automovilismo autóctono, como los suplentes, muchos de ellos extranjeros, consternados y sorprendidos ante tal situación, fueron algunos de los pocos "elegidos" que pudieron acceder al predio del coliseo porteño el domingo por la mañana, informó DyN.
Mientras el horario de inicio de la actividad se acercaba, los miembros de la organización y el personal de servicio hacían su ingreso al autódromo tras levantar la veda.
Por esas horas, las primeras del domingo, las tribunas, vacías y desoladas, eran el reflejo de lo que pasaba afuera, donde el público aguardaba en los accesos en busca de respuestas sobre si iba a poder o no ingresar para presenciar la competencia.
Para que no haya filtraciones, por ejemplo, quienes pudieron sortear en principio el portón de entrada debieron hacerlo a pie, y dejar sus vehículos en los alrededores.
Es que abrir los portones de par en par para dejar pasar a los automóviles podía dejar como saldo algún "colado".
Sufrieron esta situación los pilotos que no pasaron la noche en el circuito, y que antes de entrar al Gálvez padecieron las interminables colas en las calles aledañas al autódromo, sobre todo en la Avenida General Paz.
También debieron soportar esa situación las familias enteras que se acercaron al autódromo, muchas de ellas por primera vez, para presenciar una carrera de autos especial y tradicional del automovilismo argentino, y se encontraron con una resolución que les impidió hacerlo.
"Verguenza", "lástima", "irresponsabilidad", fueron algunas de las palabras que más se escucharon tanto dentro del autódromo, por parte de los protagonistas, como fuera, por parte del público.
Más allá de que las tribunas al cabo lucieron colmadas, lo concreto es que todos quedaron atrapados en una disputa ajena y que el evento se manchó.
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