17 Julio 2014
ENCERRADOS. Así vivían los chicos en el albergue "La gran familia". FOTO DE BBC.CO.UK
CIUDAD DE MÉXICO.- La llaman "Mamá Rosa" y para algunos era un modelo de virtud, una mujer que a lo largo de su vida salvó a miles de niños del abandono en México.
No fue eso lo que vio la policía cuando entró, el martes, a su casa-hogar: según las autoridades 596 personas, entre ellas 458 menores de edad, vivían sometidos a abusos.
Rosa del Carmen Verduzco, la fundadora del albergue "La Gran Familia" de la ciudad de Zamora, fue arrestada con ocho colaboradores. Está acusada de negar a los padres visitas a sus hijos, de explotación laboral, abusos sexuales y condiciones inhumanas en su albergue.
El albergue recibe desde hace décadas a niños abandonados por sus padres o entregados voluntariamente por ellos para su cuidado.
Según la fiscalía, llevaba 40 años funcionando, aunque "La Gran Familia" dice en su página de Internet que ya en 1962 "Mamá Rosa" se mudó con un grupo de niños a un terreno de 8.000 metros cuadrados para atenderlos.
La explicación sobre cómo el lugar pasó de ser un refugio a un campo de concentración para niños hay que buscarla en la violencia que azota a México, según la cadena BBC.
La ciudad de Zamora, donde funciona el hogar, es una de las más importantes del estado de Michoacán y está situada unos 450 kilómetros al oeste de la capital mexicana.
Rosalba Contreras, madre de una de las niñas que vivían en el albergue, dijo a la cadena Televisa que los padres tenían que firmar un contrato con un notario para ceder la custodia y que dentro de la casa se vivían "maltratos, abusos, amenazas, golpes y mala alimentación".
Las denuncias no son nuevas. En 2010 el diario "El Universal" publicó un reportaje con graves denuncias. Nadie hizo nada. La casa-hogar "es en realidad un centro de detención para menores, quienes una vez ingresados no pueden abandonar las instalaciones sino al cumplir la mayoría de edad, aunque sean los propios padres quienes demanden su salida", decía entonces el diario.
El director jefe de la Agencia de Investigación Criminal de procuraduría general, Tomás Zerón, dijo que, en el caso de los bebés nacidos en el albergue, "Mamá Rosa" los registraba a su nombre "sin permitir que los padres biológicos pudieran llevar ninguna tutela o decisión sobre los menores". Algunos padres denunciaron que Verduzco les exigía dinero para poder recuperar a sus niños.
El caso revela que México tiene un serio problema para atender debidamente a los niños huérfanos, abandonados o víctimas de la violencia. "Hay falta de seguimiento de estos casos, las autoridades dicen: te los entrego y ahí se quedan, a la buena de Dios y a ver quién o como los cuida", le dijo a BBC Mundo Javier Sánchez Ramírez, de la organización civil Infancia Común.
El conflicto llega a tal nivel que no se conoce el número exacto de menores en albergues, ni cuántos de ellos son víctimas de abusos por parte de quienes dicen cuidarlos. "Eso da pie a que aparezcan abusos y violaciones a derechos humanos de los niños", añade.
En el fondo lo que existe es una falta de regulación de las autoridades hacia los albergues a donde entrega a los niños víctimas de violencia, insiste el especialista.
En eso coincide el diputado local Efraín Morales López, coautor de una iniciativa de ley sobre cuidados alternativos para menores de edad en la capital del país.
"Existen miles de niños privados de cuidados familiares, viviendo en instituciones con escasa o nula supervisión", advierte. "Actualmente no se cuenta con estadísticas de la cantidad de albergues en funcionamiento ni de la población que en ellos habitan".
Según el Censo Nacional de Población, elaborado en 2010 por el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi), en el país hay unas 25.000 personas que viven en albergues, aunque muchas forman parte del equipo que colabora en esos lugares.
Pero los datos internacionales son distintos. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), señala que hay por lo menos 1,6 millones de huérfanos en el país, el segundo lugar en América Latina después de Brasil.
Unos 50.000 de estos menores perdieron a sus padres debido a la violencia de la guerra contra el narcotráfico, según datos de la organización Ririki.
Además, no se conoce el número exacto de albergues o casas hogar para estos niños, e incluso la Cámara de Diputados aprobó un acuerdo para crear un censo de estas instituciones en el país. El conteo no se ha realizado.
Más allá de los números el problema es la ausencia de protocolos adecuados para atender a los menores abandonados o huérfanos, reconoció la diputada Carmen Lucía Pérez.
Los recursos públicos para ayudar los refugios son escasos por lo que la mayoría viven de la caridad.
En este contexto son claras las ausencias de la autoridad hacia los niños huérfanos o abandonados, indica Sánchez Ramírez. "Pareciera que el Estado busca deshacerse de ellos". (Reuters-Télam)
No fue eso lo que vio la policía cuando entró, el martes, a su casa-hogar: según las autoridades 596 personas, entre ellas 458 menores de edad, vivían sometidos a abusos.
Rosa del Carmen Verduzco, la fundadora del albergue "La Gran Familia" de la ciudad de Zamora, fue arrestada con ocho colaboradores. Está acusada de negar a los padres visitas a sus hijos, de explotación laboral, abusos sexuales y condiciones inhumanas en su albergue.
El albergue recibe desde hace décadas a niños abandonados por sus padres o entregados voluntariamente por ellos para su cuidado.
Según la fiscalía, llevaba 40 años funcionando, aunque "La Gran Familia" dice en su página de Internet que ya en 1962 "Mamá Rosa" se mudó con un grupo de niños a un terreno de 8.000 metros cuadrados para atenderlos.
La explicación sobre cómo el lugar pasó de ser un refugio a un campo de concentración para niños hay que buscarla en la violencia que azota a México, según la cadena BBC.
La ciudad de Zamora, donde funciona el hogar, es una de las más importantes del estado de Michoacán y está situada unos 450 kilómetros al oeste de la capital mexicana.
Rosalba Contreras, madre de una de las niñas que vivían en el albergue, dijo a la cadena Televisa que los padres tenían que firmar un contrato con un notario para ceder la custodia y que dentro de la casa se vivían "maltratos, abusos, amenazas, golpes y mala alimentación".
Las denuncias no son nuevas. En 2010 el diario "El Universal" publicó un reportaje con graves denuncias. Nadie hizo nada. La casa-hogar "es en realidad un centro de detención para menores, quienes una vez ingresados no pueden abandonar las instalaciones sino al cumplir la mayoría de edad, aunque sean los propios padres quienes demanden su salida", decía entonces el diario.
El director jefe de la Agencia de Investigación Criminal de procuraduría general, Tomás Zerón, dijo que, en el caso de los bebés nacidos en el albergue, "Mamá Rosa" los registraba a su nombre "sin permitir que los padres biológicos pudieran llevar ninguna tutela o decisión sobre los menores". Algunos padres denunciaron que Verduzco les exigía dinero para poder recuperar a sus niños.
El caso revela que México tiene un serio problema para atender debidamente a los niños huérfanos, abandonados o víctimas de la violencia. "Hay falta de seguimiento de estos casos, las autoridades dicen: te los entrego y ahí se quedan, a la buena de Dios y a ver quién o como los cuida", le dijo a BBC Mundo Javier Sánchez Ramírez, de la organización civil Infancia Común.
El conflicto llega a tal nivel que no se conoce el número exacto de menores en albergues, ni cuántos de ellos son víctimas de abusos por parte de quienes dicen cuidarlos. "Eso da pie a que aparezcan abusos y violaciones a derechos humanos de los niños", añade.
En el fondo lo que existe es una falta de regulación de las autoridades hacia los albergues a donde entrega a los niños víctimas de violencia, insiste el especialista.
En eso coincide el diputado local Efraín Morales López, coautor de una iniciativa de ley sobre cuidados alternativos para menores de edad en la capital del país.
"Existen miles de niños privados de cuidados familiares, viviendo en instituciones con escasa o nula supervisión", advierte. "Actualmente no se cuenta con estadísticas de la cantidad de albergues en funcionamiento ni de la población que en ellos habitan".
Según el Censo Nacional de Población, elaborado en 2010 por el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi), en el país hay unas 25.000 personas que viven en albergues, aunque muchas forman parte del equipo que colabora en esos lugares.
Pero los datos internacionales son distintos. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), señala que hay por lo menos 1,6 millones de huérfanos en el país, el segundo lugar en América Latina después de Brasil.
Unos 50.000 de estos menores perdieron a sus padres debido a la violencia de la guerra contra el narcotráfico, según datos de la organización Ririki.
Además, no se conoce el número exacto de albergues o casas hogar para estos niños, e incluso la Cámara de Diputados aprobó un acuerdo para crear un censo de estas instituciones en el país. El conteo no se ha realizado.
Más allá de los números el problema es la ausencia de protocolos adecuados para atender a los menores abandonados o huérfanos, reconoció la diputada Carmen Lucía Pérez.
Los recursos públicos para ayudar los refugios son escasos por lo que la mayoría viven de la caridad.
En este contexto son claras las ausencias de la autoridad hacia los niños huérfanos o abandonados, indica Sánchez Ramírez. "Pareciera que el Estado busca deshacerse de ellos". (Reuters-Télam)
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