SANTIAGO DEL ESTERO.- Varios internos de la
Unidad Penitenciaria Federal 35 de la localidad santiagueña de Colonia
Pinto se resisten a entregar los teléfonos celulares que
utilizaban durante la época en que la cárcel no contaba con cabinas
públicas para que ellos pudieran comunicarse con el exterior.
Si bien hace algunos meses se habilitó el servicio
convencional para que los reclusos se contactasen con familiares, amigos y
abogados, fuentes penitenciarias señalaron que no acataron la orden
de restituir los equipos que empleaban habitualmente.
En poder de los internos había una cantidad superior a las
cien unidades, es decir, que más de la mitad de la población
carcelaria contaba con un celular, según las fuentes del Servicio
Penitenciario.
Pero el conflicto no se limitó a la postura de los presos
"rebeldes", entre lo que se encuentran ex represores condenados por
delitos de lesa humanidad, sino entre agentes penitenciarios y sus
autoridades.
En abril, además, las autoridades nacionales del Servicio
Penitenciario Federal habían ordenado que no se permitiera a los
detenidos el uso de teléfonos celulares, pues no sólo se vulneraba
cuestiones elementales de seguridad interna sino que se había generado
una situación de desigualdad entre los presos en razón de su
situación socioeconómica.
Al respecto, un grupo de especialistas en materia de seguridad
penitenciaria advirtió que tuvo "la posibilidad de dar nuestra
visión sobre la tenencia y uso de celulares en las cárceles y luego
de analizar el caso en particular y a fin de respetar las leyes
sobre el tema nos hemos pronunciado en contra de que los internos de
Colonia Pinto tengan acceso a celulares".
Además, el malestar puertas adentro creció porque se habrían
aplicado sanciones a agentes de la Guardia Armada y de la
Secretaría, en cuyo poder estaba la documentación con las autorizaciones
para que los presos utilizaran celulares y que llegó a manos de
periodistas del diario El Liberal, medio que se encargó de difundirla.
La autorización para que los internos contaran con teléfonos
móviles personales se debió a que la cárcel está emplazada en una
zona rural del departamento San Martín, a 36 kilómetros al sudeste
de la capital provincial, donde no llegaba el servicio de
telefonía básica.
Luego de la conexión al sistema de línea habitual las
autoridades penitenciarias observaron que era innecesario el privilegio
del teléfono celular y exigieron su entrega, situación a la que de
acuerdo a diversas fuentes se negó la mayoría de los reclusos. (DYN)