Por Rodolfo Casen
14 Julio 2014
DESAZÓN. La gente festejó el gol de Higuaín que fue anulado.
En Simoca y en Graneros, el fútbol, a través de pantallas televisivas, copó los escenarios hechos para las fiestas folclóricas. Y sucedió para ver la final del Mundial que disputaron Argentina y Alemania. En la ciudad de los sulkys la secuencia del partido se siguió desde el Virgilio Carmona, levantado en el predio ferial, mientras que en el otro municipio la gente vibró a través de grandes pantallas emplazadas en el Jorge Fiori y en otros sitios del Complejo Municipal “Bernabé Alzabé”. En este último, ayer se desarrolló la XXIV edición del Festival Graneros Canta al País. Durante unos 120 minutos, cientos de espectadores siguieron las alternativas de la final de la Copa de Mundo. El final no fue el esperado, pero de todos modos, como en varias ciudades, algunos se animaron a festejar el subcampeonato. Y tiraron bombas y cohetes. Así se resistieron a la frustración. En la “Perla del Sur”, aunque la concentración no tuvo la convocatoria de anteriores festejos, hubo un matiz distinto ante la presencia en las calles de batucadas con bellas jóvenes.
En Simoca no hubo feria, pero el predio se abrió para que la gente se reuniera en ese lugar y viviera la fiesta del fútbol. Hasta el lugar llegaron a pie y dispuestos a pasar una tarde emotiva. Los espectadores tenían que salir de ahí, así como llegaron a ver el partido: sin motos ni otros vehículos que pongan en riesgo sus vidas. Es que los festejos por el triunfo ante Holanda dejaron una mala experiencia. “La semana pasada hubo chicos que se accidentaron y por eso ahora queremos que esto no se repita. De ahí que nació esta idea de habilitar este lugar para que todos vengan a pie”, dijo Luis González, intendente de esa ciudad. En el Virgilio Carmona se instaló una pantalla grande y otra más chica. Y se reunieron hinchas de todas las edades que llegaron con la ilusión de salir con el delirio de haber visto al equipo “albiceleste” campeón del Mundo. Pero llegó la estocada inesperada de Götze, que echó un balde de agua fría a la fiebre festiva. “Uuuhhh por Dios, no puede ser”, exclamó el público con un tono bajo, vencido. Un poco más de 250 personas acudieron a ver el cotejo. Los 120 minutos de fútbol los vivieron con sobresaltos permanentes. Brincaron de sus sillas en todas las jugadas en que los jugadores argentinos encararon al arco. Y elevaron sus brazos al cielo. Hubo gritos permanentes y también se profirieron insultos al arbitro italiano Nicola Rizzoli, que no cobró un claro penal a Higuaín. “Esto es un robo”, acusó Ricardo Peralta, muy cerca del escenario. Ahí el retiro del predio fue en medio de un murmullo bajo, mientras en dirección a la plaza se oían algunos pocos que se negaban a estar tristes.
Graneros
En el Complejo Municipal “Bernabé Alzabé” de Graneros, desde antes del mediodía la gente comenzó a llegar para disfrutar del Festival local, que tuvo en su cartelera a Luciano Pereyra y a Facundo Toro, entre otros. Cerca de las 16 la música folclórica se paralizó y de inmediato la gente se concentró alrededor de las amplias pantallas de televisión que se habilitaron para seguir la final. Además de las dos que pusieron los organizadores para los espectadores, todos los ranchos con comidas, alrededor de 15, tenían televisores para sus clientes. El partido se vivió en medio del humo con olor a asado de cabritos y de carne vacuna. Aquí la decepción de la derrota pronto quedó sepultada por la alegría de la música que interpretaron los intérpretes que salieron al escenario dispuestos a levantar los ánimos.
En Simoca no hubo feria, pero el predio se abrió para que la gente se reuniera en ese lugar y viviera la fiesta del fútbol. Hasta el lugar llegaron a pie y dispuestos a pasar una tarde emotiva. Los espectadores tenían que salir de ahí, así como llegaron a ver el partido: sin motos ni otros vehículos que pongan en riesgo sus vidas. Es que los festejos por el triunfo ante Holanda dejaron una mala experiencia. “La semana pasada hubo chicos que se accidentaron y por eso ahora queremos que esto no se repita. De ahí que nació esta idea de habilitar este lugar para que todos vengan a pie”, dijo Luis González, intendente de esa ciudad. En el Virgilio Carmona se instaló una pantalla grande y otra más chica. Y se reunieron hinchas de todas las edades que llegaron con la ilusión de salir con el delirio de haber visto al equipo “albiceleste” campeón del Mundo. Pero llegó la estocada inesperada de Götze, que echó un balde de agua fría a la fiebre festiva. “Uuuhhh por Dios, no puede ser”, exclamó el público con un tono bajo, vencido. Un poco más de 250 personas acudieron a ver el cotejo. Los 120 minutos de fútbol los vivieron con sobresaltos permanentes. Brincaron de sus sillas en todas las jugadas en que los jugadores argentinos encararon al arco. Y elevaron sus brazos al cielo. Hubo gritos permanentes y también se profirieron insultos al arbitro italiano Nicola Rizzoli, que no cobró un claro penal a Higuaín. “Esto es un robo”, acusó Ricardo Peralta, muy cerca del escenario. Ahí el retiro del predio fue en medio de un murmullo bajo, mientras en dirección a la plaza se oían algunos pocos que se negaban a estar tristes.
Graneros
En el Complejo Municipal “Bernabé Alzabé” de Graneros, desde antes del mediodía la gente comenzó a llegar para disfrutar del Festival local, que tuvo en su cartelera a Luciano Pereyra y a Facundo Toro, entre otros. Cerca de las 16 la música folclórica se paralizó y de inmediato la gente se concentró alrededor de las amplias pantallas de televisión que se habilitaron para seguir la final. Además de las dos que pusieron los organizadores para los espectadores, todos los ranchos con comidas, alrededor de 15, tenían televisores para sus clientes. El partido se vivió en medio del humo con olor a asado de cabritos y de carne vacuna. Aquí la decepción de la derrota pronto quedó sepultada por la alegría de la música que interpretaron los intérpretes que salieron al escenario dispuestos a levantar los ánimos.
Lo más popular