14 Julio 2014
Cuando hablamos de desarrollar Habilidades Gerenciales, ¿a qué nos referimos? Es una frase utilizada cotidianamente en el mundo de las empresas y casi se convierte en una obviedad al mencionarla. Sin embargo, aún no observamos que nuestra manera aprendida de hacernos cargo sólo pasa por el entendimiento y no por el desarrollo de competencias, dice Cristina Gutierrez, consultora y coach de organizaciones en procesos de Cambio y Desarrollo.
En estos tiempos de múltiples desafíos para las organizaciones, lo relevante pasa por saber hacer, saber generar resultados, no solo por entender. ¿Cuáles son esos desafíos relevantes?
Gerenciar implica gestionar, acción colectiva para crear valor, explica Gutiérrez. De esa manera, el sentido trascendente de un gerente es dar vida y nutrir el sentido de existencia de la organización. Esto implica mantener en su mirar a todos los que afecta y contribuye a través de su hacer. “O sea, estar al servicio de todos ellos con plena conciencia y presencia”, acota.
¿Qué habilidades son basales en este arte de “dar vida”? A veces nos resulta más fácil partir de observar aquello que nos limita para saber que necesitamos entrenar para expandir este potencial. La especialista en coaching y aprendizaje organizacional define algunos de los escenarios:
• Estamos entrenados en mirar el futuro como una extrapolación de lo que ya aconteció. Y lo que más nos seduce a mantenernos en este espacio, es el apego a la historia de éxitos o de todo lo que sí funcionó en tiempos pasados. Esperamos que ese éxito continúe si seguimos haciendo lo mismo. Y esto no es lo que sucede en época de grandes disrupciones. De aquí surge la primera meta “habilidad”: entrenar una mirada para crear un futuro ambicioso que contribuya a la expansión y despliegue de todos aquellos que participan. No es suficiente imaginar un futuro grande, debemos conectar íntimamente con la contribución y el valor que genera.
• Estamos entrenados en hacer foco en hablar cuando queremos comunicar. La segunda meta “habilidad” es la de ser competentes en el arte de conversar. Esto hace foco en el escuchar, no sólo lo literal de la conversación publica, sino en aquello que no es obvio, como el contexto y lo que no se dice.
• Estamos entrenados en vivir en estados de ánimo limitantes que no observamos y que alimentamos con prejuicios y maneras de pensar que no cuestionamos. La tercera meta “habilidad” es la de ser competentes en crear y gestionar confianza hacia adentro con los colaboradores y hacia fuera con los clientes.
“Hoy, el desafío de ser gerentes es estar plenamente presentes al propósito con el que iniciamos este servicio: contribuir a la expansión del potencial”, sostiene Gutiérrez. El cambio y la reinvención, tienen sentido porque hay algo que nos importa mantener: la creación de valor, la competitividad.
En estos tiempos de múltiples desafíos para las organizaciones, lo relevante pasa por saber hacer, saber generar resultados, no solo por entender. ¿Cuáles son esos desafíos relevantes?
Gerenciar implica gestionar, acción colectiva para crear valor, explica Gutiérrez. De esa manera, el sentido trascendente de un gerente es dar vida y nutrir el sentido de existencia de la organización. Esto implica mantener en su mirar a todos los que afecta y contribuye a través de su hacer. “O sea, estar al servicio de todos ellos con plena conciencia y presencia”, acota.
¿Qué habilidades son basales en este arte de “dar vida”? A veces nos resulta más fácil partir de observar aquello que nos limita para saber que necesitamos entrenar para expandir este potencial. La especialista en coaching y aprendizaje organizacional define algunos de los escenarios:
• Estamos entrenados en mirar el futuro como una extrapolación de lo que ya aconteció. Y lo que más nos seduce a mantenernos en este espacio, es el apego a la historia de éxitos o de todo lo que sí funcionó en tiempos pasados. Esperamos que ese éxito continúe si seguimos haciendo lo mismo. Y esto no es lo que sucede en época de grandes disrupciones. De aquí surge la primera meta “habilidad”: entrenar una mirada para crear un futuro ambicioso que contribuya a la expansión y despliegue de todos aquellos que participan. No es suficiente imaginar un futuro grande, debemos conectar íntimamente con la contribución y el valor que genera.
• Estamos entrenados en hacer foco en hablar cuando queremos comunicar. La segunda meta “habilidad” es la de ser competentes en el arte de conversar. Esto hace foco en el escuchar, no sólo lo literal de la conversación publica, sino en aquello que no es obvio, como el contexto y lo que no se dice.
• Estamos entrenados en vivir en estados de ánimo limitantes que no observamos y que alimentamos con prejuicios y maneras de pensar que no cuestionamos. La tercera meta “habilidad” es la de ser competentes en crear y gestionar confianza hacia adentro con los colaboradores y hacia fuera con los clientes.
“Hoy, el desafío de ser gerentes es estar plenamente presentes al propósito con el que iniciamos este servicio: contribuir a la expansión del potencial”, sostiene Gutiérrez. El cambio y la reinvención, tienen sentido porque hay algo que nos importa mantener: la creación de valor, la competitividad.
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