10 Julio 2014
MÁS ALLÁ DE LAS VALLAS. Militantes de Las Talitas se enfrentaron con ex presos políticos y con dirigentes comunales. la gaceta / foto de héctor peralta
El vicepresidente Amado Boudou apenas había aterrizado en Tucumán y las visitas de la primera línea política del país ni aparecían aún por la plaza Independencia cuando los militantes de distintas agrupaciones comenzaron a disputarse a golpes los espacios de mejor y mayor visibilidad enfrente del teatro Mercedes Sosa.
Algunos dirigentes comunales, que empujaban desde atrás, comenzaron a pelear el espacio a una veintena de personas que en primera fila exhibían un cartel que decía “ex presos políticos”. A esa acción violenta se sumó la de un numeroso grupo identificado con el intendente Luis Morghenstein y la legisladora Adriana Najar, que comenzó a propinar golpes de puño y patadas contra el otro sector.
En pocos segundos, los empujones se volvieron más potentes y jóvenes, mujeres y niños, visiblemente asustados, rompieron el perímetro de las vallas y se ubicaron en plena calle. Buscaban evitar golpes o daños por los objetos contundentes que comenzaron a volar en plena plaza. Las dos decenas de policías que estaban apostados sobre calle San Martín se vieron desbordadas y dudaron al momento de intervenir para evitar que el hecho pase a mayores. Un par de integrantes de la fuerza vestidos de civil tomaron la posta y retiraron del medio de la trifulca a los más revoltosos. Uno de ellos, detuvo a un menor que llevaba un arma de fuego. Cuando los uniformados ingresaron a la plaza, algunos se retiraron con golpes y heridas leves. Los desmanes duraron sólo minutos, pero generaron preocupación entre los “movilizados” y entre las autoridades del Gobierno provincial.
El propio ministro de Seguridad, Jorge Gassenbauer, y el secretario del área, Paul Hofer, se acercaron al sitio donde ocurrían las peleas para tratar de apaciguar los ánimos. Varios legisladores se preocuparon por cuidar a sus dirigentes, mientras se acercaba a ese sector de la plaza un numeroso grupo de efectivos de Infantería. “No pasa nada, no pasa nada”, repetía una atenta Carolina Vargas Aignasse, secretaria general de la Gobernación, que recorrió desde temprano, de punta a punta, el sector que fue epicentro del acto. La mayoría de los “revoltosos” eran adolescentes y jóvenes de no más de 20 años. Algunos dirigentes atribuyeron la trifulca a la falta de organización y de una división clara de los espacios para cada grupo.
Agredieron a periodistas
Minutos después, en otro ámbito y con otros protagonistas, se produjo otro hecho violento. Custodios de Boudou atropellaron a empujones y golpes a periodistas que intentaban entrevistar al vicepresidente. La periodista Marisa Suárez, de FM Láser, sufrió golpes en el busto y tuvo que ser atendida en el hospital Padilla. Más tarde, los “cuidadores” del ex ministro de Economía también reaccionar con violencia cuando Boudou estaba por ingresar al Mercedes Sosa. Allí, trabajadores de prensa intentaron dialogar con él y, nuevamente, los custodios reaccionaron violentamente. Esta vez, resultó con golpes en el estómago la periodista de radio Universidad Carolina Ponce de León, que sufrió un desmayo y también tuvo que ser atendida en el mismo hospital.
En un acto frío y con poco fervor patrio, la violencia se coló entre dirigentes del oficialismo y entre los propios organizadores.
Algunos dirigentes comunales, que empujaban desde atrás, comenzaron a pelear el espacio a una veintena de personas que en primera fila exhibían un cartel que decía “ex presos políticos”. A esa acción violenta se sumó la de un numeroso grupo identificado con el intendente Luis Morghenstein y la legisladora Adriana Najar, que comenzó a propinar golpes de puño y patadas contra el otro sector.
En pocos segundos, los empujones se volvieron más potentes y jóvenes, mujeres y niños, visiblemente asustados, rompieron el perímetro de las vallas y se ubicaron en plena calle. Buscaban evitar golpes o daños por los objetos contundentes que comenzaron a volar en plena plaza. Las dos decenas de policías que estaban apostados sobre calle San Martín se vieron desbordadas y dudaron al momento de intervenir para evitar que el hecho pase a mayores. Un par de integrantes de la fuerza vestidos de civil tomaron la posta y retiraron del medio de la trifulca a los más revoltosos. Uno de ellos, detuvo a un menor que llevaba un arma de fuego. Cuando los uniformados ingresaron a la plaza, algunos se retiraron con golpes y heridas leves. Los desmanes duraron sólo minutos, pero generaron preocupación entre los “movilizados” y entre las autoridades del Gobierno provincial.
El propio ministro de Seguridad, Jorge Gassenbauer, y el secretario del área, Paul Hofer, se acercaron al sitio donde ocurrían las peleas para tratar de apaciguar los ánimos. Varios legisladores se preocuparon por cuidar a sus dirigentes, mientras se acercaba a ese sector de la plaza un numeroso grupo de efectivos de Infantería. “No pasa nada, no pasa nada”, repetía una atenta Carolina Vargas Aignasse, secretaria general de la Gobernación, que recorrió desde temprano, de punta a punta, el sector que fue epicentro del acto. La mayoría de los “revoltosos” eran adolescentes y jóvenes de no más de 20 años. Algunos dirigentes atribuyeron la trifulca a la falta de organización y de una división clara de los espacios para cada grupo.
Agredieron a periodistas
Minutos después, en otro ámbito y con otros protagonistas, se produjo otro hecho violento. Custodios de Boudou atropellaron a empujones y golpes a periodistas que intentaban entrevistar al vicepresidente. La periodista Marisa Suárez, de FM Láser, sufrió golpes en el busto y tuvo que ser atendida en el hospital Padilla. Más tarde, los “cuidadores” del ex ministro de Economía también reaccionar con violencia cuando Boudou estaba por ingresar al Mercedes Sosa. Allí, trabajadores de prensa intentaron dialogar con él y, nuevamente, los custodios reaccionaron violentamente. Esta vez, resultó con golpes en el estómago la periodista de radio Universidad Carolina Ponce de León, que sufrió un desmayo y también tuvo que ser atendida en el mismo hospital.
En un acto frío y con poco fervor patrio, la violencia se coló entre dirigentes del oficialismo y entre los propios organizadores.