10 Julio 2014
BANDERA EN MANO. Boudou, al finalizar el acto en el Mercedes Sosa, se quedó sólo en el centro del escenario. El resto se alejó con rapidez. la gaceta / foto de juan pablo sánchez noli
En un momento de su discurso, el vicepresidente, Amado Boudou, se golpeó con su puño la parte izquierda del pecho y, luego, señaló hacia un sector del teatro Mercedes Sosa, ocupado por algunos militantes de La Cámpora. Pero allí no flameaba ninguna bandera con su nombre; ni en ninguna otra parte del ex cine, ni en ningún lugar de la plaza Independencia. Allí tampoco se oyeron cánticos en favor del vicepresidente.
No fue el único “vacío” que sufrió. Apenas terminó su discurso, los que habían compartido con él la mesa en el escenario -el gobernador, José Alperovich, el presidente de la Cámara Baja, Julián Domínguez, el vicepresidente provisional del Senado, Gerardo Zamora, la senadora Beatriz Rojkés, el presidente subrogante de la Legislatura, Regino Amado, y el intendente capitalino, Domingo Amaya- se retiraron sin ofrecerle mayores muestras de efusividad.
Ni bien se conoció que, por prescripción médica, la presidenta, Cristina Fernández, no presidiría el acto de conmemoración del 198° aniversario de la Declaración de la Independencia, crecieron los cuestionamientos hacia Boudou. Sectores de la oposición consideraban que no resultaba oportuno que el vicepresidente reemplace a la mandataria, sobre la base de que había sido recientemente procesado por el juez Ariel Lijo, por cohecho pasivo y por negociaciones incompatibles con su función, en el marco de la causa “Ciccone”.
Consultado sobre las críticas de la oposición, Domínguez devolvió una breve respuesta: “se puede cuestionar que esté aquí el vicepresidente, porque todas las opiniones son respetables”. Y no volvió a referirse sobre el tema.
Su colega en Diputados Carlos Kunkel se explayó más cuando se le consultó si le incomodaba al oficialismo que Boudou presida el acto. “Eso les da felicidad a algunos comunicadores, que en lugar de hablar de la batalla que están dando la Nación y el pueblo argentino por la soberanía tiran eso para distraer la atención. De ninguna manera (incomoda), como no incomodó que el jefe de Gobierno de Buenos Aires (Mauricio Macri) esté procesado hace cuatro años”, dijo, en relación a la puja con la Corte estadounidense, por los llamados “fondos buitre”, y a la causa por espionaje, en la que está procesado el referente del PRO. Ante la insistencia sobre si consideraba que Boudou era culpable o inocente, respondió: “no he leído la causa, por lo tanto, no opino”.
Fuerte presencia policial
El viaje de Boudou desde el aeropuerto hacia la Casa Histórica estuvo custodiado por un importante operativo de la Policía provincial. Dentro de la estación, personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria custodió las adyacencias y los accesos.
Alperovich, Rojkés y Manzur llegaron al aeropuerto a las 10.40. Esperaron a Boudou en la sala VIP. A las 11.15, el vicepresidente bajó del avión presidencial, saludó a los anfitriones y salió directo desde la pista rumbo a la Casa de Histórica, junto al resto de la comitiva. En ningún momento habló con la prensa en el aeropuerto.
En la Casa Histórica, el vicepresidente sí recibió algo de calidez. Hasta allí llegó junto a Alperovich, a los gobernadores Eduardo Fellner (Jujuy) y Claudia Abdala de Zamora (Santiago del Estero) y a todo el gabinete presidencial. Entonaron el Himno y firmaron el acta de visitantes ilustres, en el Salón de la Jura de la Independencia.
Cientos de simpatizantes lo esperaban, apostados tras el vallado. Entre la gente, ubicado en un palco externo al museo histórico se encontraba el senador alperovichista Sergio Mansilla. Escolatado por el cuerpo de Granaderos, Boudou ingresó al Salón de la Jura.
Tras el acto protocolar, y antes de trasladarse hacia el teatro, Boudou saludó a simpatizantes que se encontraban en el patio de la Casa Histórica. “Fuerza Amado”, gritó una mujer desde el público. Luego se fotografió con dos actores vestidos con prendas coloniales y bromeó con ellos. Rápidamente volvió a saludar al público ubicado tras una valla. Afuera, sobre calle 9 de Julio lo esperaba la combi. Los periodistas que se encontraban allí trataron infructuosamente de obtener alguna declaración suya.
“Como regalo por el Bicentenario, reitero mi compromiso: milito desde mi tierna adolescencia, y seguiré trabajando por convicción” (Carlos Kunkel, Diputado nacional - kirchnerista)
“Al Bicentenario regalo mi intento de ser buen argentino, para decir a mis hijos que con aciertos y errores serví a la patria” (Julián Domínguez, Presidente de Diputados)
“Daría más y mejor educación para todos. Es necesario para que se acceda a más información y a mejorar su calidad de vida” (Silvia Rojkés, Ministra de Educación de Tucumán)
No fue el único “vacío” que sufrió. Apenas terminó su discurso, los que habían compartido con él la mesa en el escenario -el gobernador, José Alperovich, el presidente de la Cámara Baja, Julián Domínguez, el vicepresidente provisional del Senado, Gerardo Zamora, la senadora Beatriz Rojkés, el presidente subrogante de la Legislatura, Regino Amado, y el intendente capitalino, Domingo Amaya- se retiraron sin ofrecerle mayores muestras de efusividad.
Ni bien se conoció que, por prescripción médica, la presidenta, Cristina Fernández, no presidiría el acto de conmemoración del 198° aniversario de la Declaración de la Independencia, crecieron los cuestionamientos hacia Boudou. Sectores de la oposición consideraban que no resultaba oportuno que el vicepresidente reemplace a la mandataria, sobre la base de que había sido recientemente procesado por el juez Ariel Lijo, por cohecho pasivo y por negociaciones incompatibles con su función, en el marco de la causa “Ciccone”.
Consultado sobre las críticas de la oposición, Domínguez devolvió una breve respuesta: “se puede cuestionar que esté aquí el vicepresidente, porque todas las opiniones son respetables”. Y no volvió a referirse sobre el tema.
Su colega en Diputados Carlos Kunkel se explayó más cuando se le consultó si le incomodaba al oficialismo que Boudou presida el acto. “Eso les da felicidad a algunos comunicadores, que en lugar de hablar de la batalla que están dando la Nación y el pueblo argentino por la soberanía tiran eso para distraer la atención. De ninguna manera (incomoda), como no incomodó que el jefe de Gobierno de Buenos Aires (Mauricio Macri) esté procesado hace cuatro años”, dijo, en relación a la puja con la Corte estadounidense, por los llamados “fondos buitre”, y a la causa por espionaje, en la que está procesado el referente del PRO. Ante la insistencia sobre si consideraba que Boudou era culpable o inocente, respondió: “no he leído la causa, por lo tanto, no opino”.
Fuerte presencia policial
El viaje de Boudou desde el aeropuerto hacia la Casa Histórica estuvo custodiado por un importante operativo de la Policía provincial. Dentro de la estación, personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria custodió las adyacencias y los accesos.
Alperovich, Rojkés y Manzur llegaron al aeropuerto a las 10.40. Esperaron a Boudou en la sala VIP. A las 11.15, el vicepresidente bajó del avión presidencial, saludó a los anfitriones y salió directo desde la pista rumbo a la Casa de Histórica, junto al resto de la comitiva. En ningún momento habló con la prensa en el aeropuerto.
En la Casa Histórica, el vicepresidente sí recibió algo de calidez. Hasta allí llegó junto a Alperovich, a los gobernadores Eduardo Fellner (Jujuy) y Claudia Abdala de Zamora (Santiago del Estero) y a todo el gabinete presidencial. Entonaron el Himno y firmaron el acta de visitantes ilustres, en el Salón de la Jura de la Independencia.
Cientos de simpatizantes lo esperaban, apostados tras el vallado. Entre la gente, ubicado en un palco externo al museo histórico se encontraba el senador alperovichista Sergio Mansilla. Escolatado por el cuerpo de Granaderos, Boudou ingresó al Salón de la Jura.
Tras el acto protocolar, y antes de trasladarse hacia el teatro, Boudou saludó a simpatizantes que se encontraban en el patio de la Casa Histórica. “Fuerza Amado”, gritó una mujer desde el público. Luego se fotografió con dos actores vestidos con prendas coloniales y bromeó con ellos. Rápidamente volvió a saludar al público ubicado tras una valla. Afuera, sobre calle 9 de Julio lo esperaba la combi. Los periodistas que se encontraban allí trataron infructuosamente de obtener alguna declaración suya.
“Como regalo por el Bicentenario, reitero mi compromiso: milito desde mi tierna adolescencia, y seguiré trabajando por convicción” (Carlos Kunkel, Diputado nacional - kirchnerista)
“Al Bicentenario regalo mi intento de ser buen argentino, para decir a mis hijos que con aciertos y errores serví a la patria” (Julián Domínguez, Presidente de Diputados)
“Daría más y mejor educación para todos. Es necesario para que se acceda a más información y a mejorar su calidad de vida” (Silvia Rojkés, Ministra de Educación de Tucumán)