Bienvenida la mejor versión

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Casi de imprevisto, Argentina logró ser un equipo y llega a las semifinales envalentonado

FULL TIME. Sabella trabajó con su equipo tras un buen duelo con Bélgica y piensa el de Holanda, para que salga igual de bien. télam FULL TIME. Sabella trabajó con su equipo tras un buen duelo con Bélgica y piensa el de Holanda, para que salga igual de bien. télam
07 Julio 2014

Por Cecilia Caminos, DPA

BELO HORIZONTE.- Forzada por lesiones y bajos rendimientos, Argentina encontró en un equipo inesperado su mejor versión del Mundial, con la misma que peleará en las semifinales ante Holanda por un lugar en la final del domingo en el Maracaná.

Así como pasó en México ‘86 o Italia ‘90, Argentina se transforma a mitad de camino y el técnico Alejandro Sabella gesta en las instancias finales de Brasil 2014 una opción superadora que alimenta el sueño del tricampeonato.

La prometedora ofensiva de los “cuatro fantásticos” quedó reducida a dos por las lesiones de Sergio Agüero y Ángel Di María, pero Gonzalo Higuaín recuperó su mejor nivel y encontró el gol después de 530 minutos de sequía con la camiseta albiceleste.

Lionel Messi superó lo que en otros momentos hubiera sido la enorme frustración de no anotar goles y reconoció que su papel ante Bélgica era correr, recuperar pelotas y generar jugadas.

“Messi no es sólo hacer goles, es tener la pelota, juntar rivales para dársela al compañero. Cada pelota de él es una esperanza para nosotros y una situación comprometida y peligrosa para el rival. Es agua en el desierto”, graficó el técnico, consciente de todo lo que “La Pulga” logró el sábado estuvo perfecta y detalladamente planificado.

Sabella se animó a fortalecer el mediocampo y modificar la defensa y nadie protestó, al contrario. La Selección fue más equilibrada, presionó y pudo clasificar por primera vez en 24 años a las semifinales del Mundial. “Fuimos un equipo más que nunca”, dijo alguien. Fue Messi.

El crack fue un hincha más en los emotivos festejos albicelestes. Cantó, saltó, bailó, se abrazó con cada uno de los jugadores. Javier Mascherano se arrodilló en el césped y lanzó un grito al cielo que lo dejó sin voz.

Sabella, que casi se cayó de espaldas cuando un remate de Higuaín se estrelló en el travesaño belga, dejó luego brotar por fin toda su alegría, lejos de su habitual cautela. Una fiesta que se prolongó hasta la noche para celebrar un hito, la liberación de una pesada carga que la Selección arrastraba desde Italia ‘90. También, para festejar el nacimiento de un nuevo equipo...

Con Pablo Zabaleta y Martín Demichelis, Argentina armó en el fondo media defensa del Manchester City, con un Ezequiel Garay que se convirtió en un pilar y José Basanta que cumplió en su reemplazo del suspendido Marcos Rojo.

Con Lucas Biglia y Enzo Pérez en el mediocampo, la Selección encontró un mejor funcionamiento y Mascherano pudo dedicarse a su función de centrocampista defensivo, con alta precisión y una voz de peso a la hora de organizar el plantel en medio del partido. Ezequiel Lavezzi primero y Rodrigo Palacio sumaron presión en el ataque.

Messi, el goleador de Argentina con cuatro tantos en lo que va de Brasil, se mantiene como el factor desequilibrante que tortura a sus rivales y no ceja en su lucha por conquistar la Copa del Mundo.

El próximo desafío será el miércoles en San Pablo ante Holanda, un rival bien conocido por los albicelestes. Argentina lo venció en la final del Mundial 1978 por 3-1 para consagrarse por primera vez campeón. Aunque en Francia ‘98 perdió 2-0 con los “oranje” en cuartos de final, y en Alemania 2006 empataron sin goles en la fase de grupos.

Pero conseguido ya el primer objetivo de superar los cuartos de final, Argentina se lanza ahora por todo. Llega con el mejor envión anímico, frente a una Holanda que debió luchar hasta los penales para imponerse sobre la humilde pero combativa Costa Rica. Por eso lo que viene es un misterio.

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