Por Juan Pablo Durán
07 Julio 2014
Ocurre cada tanto y ya empezó. Es inevitable. Y cuando sucede es imposible frenarlo. Ya se lo percibe en el ambiente cuando el viento frío te roza la piel. También se lo respira. Porque el aire huele a eso que nos parece familiar, pero que es imposible describir con palabras. Seguramente lo estás sintiendo ahora mientras lees estas líneas. Esto mismo sucedió hace 28 años y está pasando ahora. Otra vez.
Desde hace unos días caminamos por las calles alborotados, movilizados, sin dejar de pensar en eso. Alienados por lo indescifrable, nos dejamos llevar por una fuerza o energía inusitada. Es una situación parecida a lo que nos ocurre los días previos a la Navidad o Año Nuevo. Insisto, es algo similar, pero no es lo mismo.
El Mundial de Fútbol, y este en particular, genera esas sensaciones que están ligadas a lo sobrenatural. Quienes practican la filosofía esotérica creen que existe una entidad psíquica de carácter autónomo que puede ser capaz de influir en los pensamientos de un grupo de personas. Una especie de inteligencia colectiva capaz de intervenir directamente en los acontecimientos. ¿Será así?
En 1986, durante los días previos a la coronación de Argentina en la Copa del Mundo, para muchos el campeonato era un hecho insoslayable. Ese mismo espíritu colectivo que nos invade por estos días estuvo presente en esos partidos que catapultaron a Maradona como el mejor jugador de la historia. Lo percibí en ese momento con mis 10 años recién cumplidos y lo perciben ahora mis hijos que promedian la misma edad. ¿Será una casualidad o una causalidad? Sinceramente, no tengo la respuesta. Aunque sí tengo una plena seguridad: el próximo domingo, a las 17, podremos develar el misterio.
Desde hace unos días caminamos por las calles alborotados, movilizados, sin dejar de pensar en eso. Alienados por lo indescifrable, nos dejamos llevar por una fuerza o energía inusitada. Es una situación parecida a lo que nos ocurre los días previos a la Navidad o Año Nuevo. Insisto, es algo similar, pero no es lo mismo.
El Mundial de Fútbol, y este en particular, genera esas sensaciones que están ligadas a lo sobrenatural. Quienes practican la filosofía esotérica creen que existe una entidad psíquica de carácter autónomo que puede ser capaz de influir en los pensamientos de un grupo de personas. Una especie de inteligencia colectiva capaz de intervenir directamente en los acontecimientos. ¿Será así?
En 1986, durante los días previos a la coronación de Argentina en la Copa del Mundo, para muchos el campeonato era un hecho insoslayable. Ese mismo espíritu colectivo que nos invade por estos días estuvo presente en esos partidos que catapultaron a Maradona como el mejor jugador de la historia. Lo percibí en ese momento con mis 10 años recién cumplidos y lo perciben ahora mis hijos que promedian la misma edad. ¿Será una casualidad o una causalidad? Sinceramente, no tengo la respuesta. Aunque sí tengo una plena seguridad: el próximo domingo, a las 17, podremos develar el misterio.
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