Entró para ganarlo

Entró para ganarlo

Krul ingresó en tiempo cumplido del alargue para atajar penales, y lo hizo

NO TUVO PIEDAD... Ni para atajar ni para festejárselo en la cara a Ruiz; así Krul hizo historia y depositó a Holanda en semis.  REUTERS NO TUVO PIEDAD... Ni para atajar ni para festejárselo en la cara a Ruiz; así Krul hizo historia y depositó a Holanda en semis. REUTERS
Con la cabeza de Louis van Gaal y las manos de Tim Krul. ¿Quién? El arquero suplente de Holanda, el que nadie tenía en los planes salvo el DT, que lo mandó al campo segundos antes de que el 0-0 de los 120’ de partido con Costa Rica se consumaran.

Jasper Cillessen tuvo una buena tarea y se bancó hasta el alargue, cuando le dio su lugar bajo los tres postes a un Krul que entró con la responsabilidad de atajar al menos un tiro “tico” para justificar la viveza de Van Gaal. Y atajó dos, a Bryan Ruiz y Michael Umaña, ¡la misma cantidad que había atajado en la Premier League en los últimos 20 penales a los que fue sometido! Por si fuera poco, ayer adivinó el lugar de los cinco que le patearon. Tre- mendo radar.

Así quedó en la historia Tim, el de Newcastle, la apuesta del técnico, porque con aquella estadística quedó claro que para nada se trataba de un arquero atajador de penales, aunque lo haya parecido. Lo que pasó es que hasta metió miedo con sus gestos y postura de experto volador. Parecía que entraba con siete manos, y demostró que con las dos de cualquier mortal fue suficiente. “Es un sueño de la infancia convertido en realidad”, dijo luego de la victoria, con el buzo seco y sin una gota de transpiración en un duelo que a Holanda le costó horrores. “No fue normal. Estás sentado todo el tiempo fuera, luego entras y tienes que salvar la semifinal”, analizó, consciente de lo vivido, capaz aún sin poder creerlo. Es que el destino de gloria estaba escrito para él, no hay otra explicación.

Y Van Gaal fue un viejo lobo, hiper paciente. Se guardó un cambio, su última carta, y la jugó a la perfección. Era todo o nada y al final Krul fue todo: héroe inesperado, el que sólo tocando dos pelotas en la eterna noche de Salvador pudo depositar a su equipo en el lugar que 32 selecciones fueron a buscar a Brasil y que sólo consiguieron el local, Alemania, Argentina y su Holanda. La misma que lo tenía escondido en “la cueva” de los suplentes y que ayer encontró el paraíso cuando lo sacó a la luz.

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