06 Julio 2014
Lejos de conformarse con la explicación que el concursante Juan Carlos Nacul ofreció al Consejo Asesor de la Magistratura (CAM), Carlos Garmendia, letrado de la influyente Susana Trimarco, insistió en que ese postulante no puede ser juez. “No soy un fiscal de la República sino un ciudadano interesado en el proceso de selección de magistrados. Nacul puede cumplir las formalidades previstas en la ley, pero eso no significa que su perfil sea adecuado para la judicatura. No podemos tener un juez penal denunciado numerosas veces de haber ejercido la violencia contra su ex pareja (la ex defensora y actual fiscala de Cámara Estela Velia Giffoniello)”, dijo Garmendia.
Según el abogado, que impugnó a Nacul en el CAM, la conducta denunciada era vox pópuli y los episodios de violencia ocurrían hasta en los propios Tribunales de la provincia. “Que esas denuncias no hayan dado pie a una condena no quiere decir que no sean válidas para evaluar las condiciones de Nacul para acceder a la judicatura. Yo no quiero que un hombre acusado de golpear a una mujer juzgue sobre la violencia ajena. Con el mismo criterio, no estoy de acuerdo con que un abogado de una empresa que explota a sus trabajadores se convierta en juez del fuero laboral”, opinó por teléfono.
Por escrito, Nacul dijo que no podía defenderse de acusaciones infundadas y que trataban sobre cuestiones personales. “Las denuncias (de violencia) nacen del despecho y odio irracional generados durante una relación sentimental pasada que no llegó al matrimonio”, explicó. Y añadió que la Justicia no había desarrollado ninguna investigación al respecto y que entendía que todo había sido archivado, incluso la cuestión relativa al petardo que estalló en el acceso al edificio donde vivía Giffoniello. “Estas imputaciones sólo quedan en el imaginario de la denunciante y de quien quiera hacerse eco de ello. Para mí, ese tema terminó hace 20 años”, concluyó.
Según el abogado, que impugnó a Nacul en el CAM, la conducta denunciada era vox pópuli y los episodios de violencia ocurrían hasta en los propios Tribunales de la provincia. “Que esas denuncias no hayan dado pie a una condena no quiere decir que no sean válidas para evaluar las condiciones de Nacul para acceder a la judicatura. Yo no quiero que un hombre acusado de golpear a una mujer juzgue sobre la violencia ajena. Con el mismo criterio, no estoy de acuerdo con que un abogado de una empresa que explota a sus trabajadores se convierta en juez del fuero laboral”, opinó por teléfono.
Por escrito, Nacul dijo que no podía defenderse de acusaciones infundadas y que trataban sobre cuestiones personales. “Las denuncias (de violencia) nacen del despecho y odio irracional generados durante una relación sentimental pasada que no llegó al matrimonio”, explicó. Y añadió que la Justicia no había desarrollado ninguna investigación al respecto y que entendía que todo había sido archivado, incluso la cuestión relativa al petardo que estalló en el acceso al edificio donde vivía Giffoniello. “Estas imputaciones sólo quedan en el imaginario de la denunciante y de quien quiera hacerse eco de ello. Para mí, ese tema terminó hace 20 años”, concluyó.
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