Por Carlos Páez de la Torre H
04 Julio 2014
RICARDO ROJAS. Aparece sentado, en 1910. De pie, desde la izquierda, Enrique García Velloso, Alberto Gerchunoff, Atilio Chiáppori, Rubén Darío, M. Reybel y Luis Berisso. la gaceta / archivo
El destacado literato Ricardo Rojas (1882-1957), era nacido en Tucumán, a pesar de ser hijo de padre y madre santiagueños, y haber pasado su infancia y adolescencia en Santiago del Estero. En uno de los textos de su libro “Las Provincias”, Rojas se refirió certeramente a la cuestión de la tonadas provincianas.
Empezaba con una anécdota. Un inglés que había residido largamente en el interior del país, conversaba con amigos argentinos que discurrían sobre los recaudos constitucionales para erigir nuevas provincias en los territorios. El inglés “miró entonces su pipa, hablando en español con acento provinciano” y fijó su posición.
“Los territorios nacionales –dijo- aunque lleguen a tener la población, la renta y la cultura que necesitan para ser provincias, no serán nunca provincias completas”. Los otros le preguntaron por qué no. Contestó: “Porque no tienen tonada”.
Expresaba Rojas que la frase, aparentemente trivial o pintoresca, “acaso encierra una observación profunda. La tonada es el producto de la tradición hispano-indígena, el canto de la emoción geográfica, el acento genuino del hijo de la tierra. Ser ciudadano de un Estado Federal auténtico, no es lo mismo que ser ‘provinciano’ auténtico, según la tradición argentina. Ser provinciano es tener una tonada, como la tuvieron Roca, Vélez Sarsfield, Alberdi, exagerándola a veces para convertirla, de salmodia pastoril, en acento guerrero”.
De su lado, en uno de sus ensayos, Bernardo Canal Feijóo apuntaba que los límites de las provincias argentinas no tienen necesidad de mojones. Están marcados claramente por las tonadas.
Empezaba con una anécdota. Un inglés que había residido largamente en el interior del país, conversaba con amigos argentinos que discurrían sobre los recaudos constitucionales para erigir nuevas provincias en los territorios. El inglés “miró entonces su pipa, hablando en español con acento provinciano” y fijó su posición.
“Los territorios nacionales –dijo- aunque lleguen a tener la población, la renta y la cultura que necesitan para ser provincias, no serán nunca provincias completas”. Los otros le preguntaron por qué no. Contestó: “Porque no tienen tonada”.
Expresaba Rojas que la frase, aparentemente trivial o pintoresca, “acaso encierra una observación profunda. La tonada es el producto de la tradición hispano-indígena, el canto de la emoción geográfica, el acento genuino del hijo de la tierra. Ser ciudadano de un Estado Federal auténtico, no es lo mismo que ser ‘provinciano’ auténtico, según la tradición argentina. Ser provinciano es tener una tonada, como la tuvieron Roca, Vélez Sarsfield, Alberdi, exagerándola a veces para convertirla, de salmodia pastoril, en acento guerrero”.
De su lado, en uno de sus ensayos, Bernardo Canal Feijóo apuntaba que los límites de las provincias argentinas no tienen necesidad de mojones. Están marcados claramente por las tonadas.