30 Junio 2014
OPERATIVO. Tanques de las fuerzas de seguridad iraquÍ avanzan hacia Tikrit, para reforzar la avanzada militar. reuters
BAGDAD.- Un día después de concentrar la ofensiva militar en la simbólica Tikrit, en el norte de Irak, el Ejército anunció ayer que logró tomar control de la Universidad de Tikrit, a apenas unos 15 km de la ciudad, con un saldo de cerca de 100 muertos.
Pese a la ofensiva del Ejército, la cabeza visible de la insurgencia sunníta, el Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) declaró ayer la instauración de un califato islámico.
En un documento titulado “Esta es la promesa de Alá” y difundido por internet, el grupo informó que sus líderes “resolvieron anunciar el establecimiento del califato islámico y la designación de un califa para todos los musulmanes”, que será el jefe del EIIL, Ibrahim ibn Awad, más conocido como Abu Bakr al Bagdadi.
Según la milicia, Al Bagdadi se convirtió en “el imán y califa para los musulmanes en todo el mundo”
Horas antes el vocero del Ejército iraquí, el general Qasem Ata, había informado en una conferencia de prensa, trasmitida por el canal Iraquiya, que los combates continuaban “en en la provincia de Salahedin, pero la Universidad de Tikrit está totalmente controlada y en ella hemos desplegado la bandera iraquí”.
En tanto, el grupo armado Primavera Sunníta, que pelea junto a los extremistas del EIIL en contra del Gobierno nacional del primer ministro chiíta, Nuri al Maliki, informó que sus hombres mataron a decenas de soldados.
Tikrit es una ciudad doblemente simbólica en Irak. En primer lugar, el ex presidente derrocado, Saddam Hussein, nació en esa región y fue enterrado en esa ciudad tras su ejecución a fines de 2006, cerca de las tumbas de sus hijos Udai y Kusai.
Y en segundo lugar, la ciudad se encuentra estratégicamente situada en una de las principales rutas que comunican Mosul, la segunda ciudad del país, tomada por la insurgencia hace dos semanas, y la capital, Bagdad.
Este grupo extremista lucha para instalar un califato en Irak y Siria y desde hace más de un año combate en el norte y este de Siria tanto contra el Ejército como contra las milicias insurgentes que intentan derrocar al presidente Bashar al Assad.
El EIIL controla en Siria la provincia de Al Raqqa y está activo en la de Deir Ezzor, lo que le permite una continuidad territorial con su otro bastión en Irak, la contigua provincia fronteriza de Al Anbar y ahora también las provincias norteñas iraquíes.
Según el director del recientemente creado comité de crisis de Irak, el general Ali al Saidi, la mejor forma de combatir a estas milicias insurgentes es dividiendo al país en zonas autónomas. “Todos los grupos (sunnítas, chiítas y kurdos) deben conservar sus propias regiones. Esa es la única solución”, aseguró en una entrevista con el diario dominical alemán “Welt am Sonntag”, publicada ayer.
Esta estrategia, sin embargo, podría acentuar la división sectarial del frágil Estado nación, que se hundió en un profundo conflicto armado desde la invasión estadounidense en 2003.
“El EIIL sólo representa cerca de un 10% de los combatientes. Los protagonistas son los sunnítas y el partido Baaz del derrocado dictador Saddam Hussein”, explicó Al Saidi. Además, se mostró confiado de que los insurgentes no llegarán a Bagdad.
Parte de la confianza del gobierno chiíta de Al Maliki se debe a que cuenta con el apoyo de EEUU, las potencias europeas, Rusia e Irán. (DPA)
Pese a la ofensiva del Ejército, la cabeza visible de la insurgencia sunníta, el Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) declaró ayer la instauración de un califato islámico.
En un documento titulado “Esta es la promesa de Alá” y difundido por internet, el grupo informó que sus líderes “resolvieron anunciar el establecimiento del califato islámico y la designación de un califa para todos los musulmanes”, que será el jefe del EIIL, Ibrahim ibn Awad, más conocido como Abu Bakr al Bagdadi.
Según la milicia, Al Bagdadi se convirtió en “el imán y califa para los musulmanes en todo el mundo”
Horas antes el vocero del Ejército iraquí, el general Qasem Ata, había informado en una conferencia de prensa, trasmitida por el canal Iraquiya, que los combates continuaban “en en la provincia de Salahedin, pero la Universidad de Tikrit está totalmente controlada y en ella hemos desplegado la bandera iraquí”.
En tanto, el grupo armado Primavera Sunníta, que pelea junto a los extremistas del EIIL en contra del Gobierno nacional del primer ministro chiíta, Nuri al Maliki, informó que sus hombres mataron a decenas de soldados.
Tikrit es una ciudad doblemente simbólica en Irak. En primer lugar, el ex presidente derrocado, Saddam Hussein, nació en esa región y fue enterrado en esa ciudad tras su ejecución a fines de 2006, cerca de las tumbas de sus hijos Udai y Kusai.
Y en segundo lugar, la ciudad se encuentra estratégicamente situada en una de las principales rutas que comunican Mosul, la segunda ciudad del país, tomada por la insurgencia hace dos semanas, y la capital, Bagdad.
Este grupo extremista lucha para instalar un califato en Irak y Siria y desde hace más de un año combate en el norte y este de Siria tanto contra el Ejército como contra las milicias insurgentes que intentan derrocar al presidente Bashar al Assad.
El EIIL controla en Siria la provincia de Al Raqqa y está activo en la de Deir Ezzor, lo que le permite una continuidad territorial con su otro bastión en Irak, la contigua provincia fronteriza de Al Anbar y ahora también las provincias norteñas iraquíes.
Según el director del recientemente creado comité de crisis de Irak, el general Ali al Saidi, la mejor forma de combatir a estas milicias insurgentes es dividiendo al país en zonas autónomas. “Todos los grupos (sunnítas, chiítas y kurdos) deben conservar sus propias regiones. Esa es la única solución”, aseguró en una entrevista con el diario dominical alemán “Welt am Sonntag”, publicada ayer.
Esta estrategia, sin embargo, podría acentuar la división sectarial del frágil Estado nación, que se hundió en un profundo conflicto armado desde la invasión estadounidense en 2003.
“El EIIL sólo representa cerca de un 10% de los combatientes. Los protagonistas son los sunnítas y el partido Baaz del derrocado dictador Saddam Hussein”, explicó Al Saidi. Además, se mostró confiado de que los insurgentes no llegarán a Bagdad.
Parte de la confianza del gobierno chiíta de Al Maliki se debe a que cuenta con el apoyo de EEUU, las potencias europeas, Rusia e Irán. (DPA)
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