29 Junio 2014
LA ESTRELLA. Costa Rica apuesta toda todas sus fichas a la capacidad goleadora de Joel Campbell, su carta ganadora. reuters
RECIFE.- Son las gratas revelaciones de este Brasil 2014. Casi en silencio, sortearon la fase de grupo y aparecieron en octavos de final. Costa Rica y Grecia parecen no querer despertar de sus lindos sueños; claro, prefieren seguir haciendo historia.
La cuestión es clara. Tanto para “ticos” como para griegos, meterse entre los ocho mejores equipos del planeta sería algo histórico. Y a eso apuntan en el duelo que jugarán hoy, a las 17.
Las dos selecciones tenían muy pocas chances de superar la fase de grupo en los pronósticos previos, pero ahora no se conforman. Estar en el duelo por cuartos de final contra el ganador de Holanda y México es un botín más que preciado.
Diferentes estilos
Costa Rica sorprendió al mundo futbolero al ganar el grupo D de manera invicta. Los “ticos” hicieron “pata ancha” en el “grupo de la muerte” y dejaron en el camino a dos campeones mundiales: Inglaterra e Italia.
Pero su hambre de gloria no está satisfecha. “Sabemos que venimos bien pero no hay triunfalismos. Queremos llegar a cuartos de final. No hay techo para este equipo”, sostuvo el defensor Cristian Gamboa.
Costa Rica parece ser cosa seria. Si bien el veloz delantero Joel Campbell es su “as” en la manga, el poderío de los centroamericanos está basado en un juego colectivo que trasciende fronteras. Christian Bolaños, Bryan Ruíz y Junior Díaz son sólo algunas de las piezas que más destacan en esta máquina cuyo perfecto funcionamiento complicó a sus poderosos rivales de la primera fase, donde sólo recibieron un gol, ante Uruguay, y fue de penal.
Por su parte Grecia parece tocada por la varita mágica. Entró a octavos casi por la ventana. En el duelo contra Costa de Marfil, Giorgos Samaras convirtió un penal, en tiempo de descuento, para lograr el 2-1 que le alcanzó a para quedarse con el segundo boleto que otorgaba el grupo C.
Los griegos llegaron a Brasil con una fama de equipo ultradefensivo, tras su sorpresivo título en la Eurocopa 2004. Pero los dirigidos por el portugués Fernando Santos no mostaron hasta aquí el orden táctico que se esperaba, lo que podría ser bien aprovechado por rápida ofensiva de Costa Rica.
Grecia cayó 3-0 ante Colombia en el debut, luego empató 0-0 frente a Japón y quizás jugó su partido más agresivo en años para imponerse a Costa de Marfil, un triunfo que generó confianza en los helénicos. “Demostramos que podemos defendernos y también atacar bien”, explicó Santos, quien piensa que el nivel que mostraron contra los africanos es el camino a seguir de ahora en más. “Creamos muchas ocasiones de gol y seguimos atacando hasta el final. Incluso cuando recibimos el gol del empate y nuestra suerte parecía sentenciada. Supimos reaccionar bien. Debemos darnos cuenta que ”, agregó.
Grecia nunca antes había llegado a octavos de final de un Mundial, mientras que Costa Rica solamente los había alcanzado en Italia 1990, donde quedaron eliminados a manos de Checoslovaquia.
Por ese motivo, el duelo de hoy en el Arena Pernambuco y que será controlado por el australiano Benjamin Williams tiene tintes de final. “Ticos” y “helénicos” quieren dar un paso más en este torneo y, de paso, escribir la página más dorada de su historia.
La cuestión es clara. Tanto para “ticos” como para griegos, meterse entre los ocho mejores equipos del planeta sería algo histórico. Y a eso apuntan en el duelo que jugarán hoy, a las 17.
Las dos selecciones tenían muy pocas chances de superar la fase de grupo en los pronósticos previos, pero ahora no se conforman. Estar en el duelo por cuartos de final contra el ganador de Holanda y México es un botín más que preciado.
Diferentes estilos
Costa Rica sorprendió al mundo futbolero al ganar el grupo D de manera invicta. Los “ticos” hicieron “pata ancha” en el “grupo de la muerte” y dejaron en el camino a dos campeones mundiales: Inglaterra e Italia.
Pero su hambre de gloria no está satisfecha. “Sabemos que venimos bien pero no hay triunfalismos. Queremos llegar a cuartos de final. No hay techo para este equipo”, sostuvo el defensor Cristian Gamboa.
Costa Rica parece ser cosa seria. Si bien el veloz delantero Joel Campbell es su “as” en la manga, el poderío de los centroamericanos está basado en un juego colectivo que trasciende fronteras. Christian Bolaños, Bryan Ruíz y Junior Díaz son sólo algunas de las piezas que más destacan en esta máquina cuyo perfecto funcionamiento complicó a sus poderosos rivales de la primera fase, donde sólo recibieron un gol, ante Uruguay, y fue de penal.
Por su parte Grecia parece tocada por la varita mágica. Entró a octavos casi por la ventana. En el duelo contra Costa de Marfil, Giorgos Samaras convirtió un penal, en tiempo de descuento, para lograr el 2-1 que le alcanzó a para quedarse con el segundo boleto que otorgaba el grupo C.
Los griegos llegaron a Brasil con una fama de equipo ultradefensivo, tras su sorpresivo título en la Eurocopa 2004. Pero los dirigidos por el portugués Fernando Santos no mostaron hasta aquí el orden táctico que se esperaba, lo que podría ser bien aprovechado por rápida ofensiva de Costa Rica.
Grecia cayó 3-0 ante Colombia en el debut, luego empató 0-0 frente a Japón y quizás jugó su partido más agresivo en años para imponerse a Costa de Marfil, un triunfo que generó confianza en los helénicos. “Demostramos que podemos defendernos y también atacar bien”, explicó Santos, quien piensa que el nivel que mostraron contra los africanos es el camino a seguir de ahora en más. “Creamos muchas ocasiones de gol y seguimos atacando hasta el final. Incluso cuando recibimos el gol del empate y nuestra suerte parecía sentenciada. Supimos reaccionar bien. Debemos darnos cuenta que ”, agregó.
Grecia nunca antes había llegado a octavos de final de un Mundial, mientras que Costa Rica solamente los había alcanzado en Italia 1990, donde quedaron eliminados a manos de Checoslovaquia.
Por ese motivo, el duelo de hoy en el Arena Pernambuco y que será controlado por el australiano Benjamin Williams tiene tintes de final. “Ticos” y “helénicos” quieren dar un paso más en este torneo y, de paso, escribir la página más dorada de su historia.
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