27 Junio 2014
SAN PABLO.- El día de la inaugural del Mundial con Brasil-Croacia, se intentó; también en Uruguay-Inglaterra y Chile-Holanda, pero no hubo caso, faltó coordinación. Sin embargo, en el cotejo entre Bélgica y Corea del Sur de ayer, finalmente se logró realizar la famosa “ola” en el Arena Corinthians.
Fue el partido con menor expectativa de los que se llevaron a cabo en San Pablo en la primera fase, por tratarse de dos equipos que no son potencias y que apenas tienen un cuarto puesto en una ocasión como mejor resultado en un Mundial.
Empero, pese a que las gradas no estuvieron colmadas como en los duelos anteriores ya que se vieron varias butacas blancas vacías, el público logró lo que nadie hasta ahora en la cita ecuménica, al menos en el escenario paulista.
Corrían 20 minutos del primer tiempo y ni Bélgica ni Corea mostraban mayores atractivos dentro del campo de juego, por lo que la gente comenzó a probar suerte con la “ola” hasta que las cuatro tribunas, por fin, encontraron la coordinación precisa.
Fueron apenas dos vueltas al estadio, con los espectadores que se paraban con los brazos en alto, cada uno a su turno, acompañando la acción con un grito de “uuuuuuuuu”. Y fue tan bueno el trabajo de los simpatizantes que todos se retribuyeron tal vez con una de las mayores ovaciones de la tarde-noche.
Este juego entre los espectadores tomó popularidad mundialista en la cita de México ‘86 y se extendió prácticamente al resto de los torneos ecuménicos del fútbol. Y ayer, el duelo entre Bélgica y Corea del Sur quedará marcado por haber permitido que la “onda” tuviese su lugar también en Brasil 2014. (Télam).
Fue el partido con menor expectativa de los que se llevaron a cabo en San Pablo en la primera fase, por tratarse de dos equipos que no son potencias y que apenas tienen un cuarto puesto en una ocasión como mejor resultado en un Mundial.
Empero, pese a que las gradas no estuvieron colmadas como en los duelos anteriores ya que se vieron varias butacas blancas vacías, el público logró lo que nadie hasta ahora en la cita ecuménica, al menos en el escenario paulista.
Corrían 20 minutos del primer tiempo y ni Bélgica ni Corea mostraban mayores atractivos dentro del campo de juego, por lo que la gente comenzó a probar suerte con la “ola” hasta que las cuatro tribunas, por fin, encontraron la coordinación precisa.
Fueron apenas dos vueltas al estadio, con los espectadores que se paraban con los brazos en alto, cada uno a su turno, acompañando la acción con un grito de “uuuuuuuuu”. Y fue tan bueno el trabajo de los simpatizantes que todos se retribuyeron tal vez con una de las mayores ovaciones de la tarde-noche.
Este juego entre los espectadores tomó popularidad mundialista en la cita de México ‘86 y se extendió prácticamente al resto de los torneos ecuménicos del fútbol. Y ayer, el duelo entre Bélgica y Corea del Sur quedará marcado por haber permitido que la “onda” tuviese su lugar también en Brasil 2014. (Télam).
Lo más popular
