Por Bruno Farano
26 Junio 2014
DESEQUILIBRIO. Si bien ayer fue de mayor a menor, Di María es uno de los pilares ofensivos que tiene la Selección. reuters
Argentina mostró, ante Nigeria, su mejor cara en lo que va de Brasil 2014. Se quedó con el grupo F y, sin cucos en el horizonte, por lo menos hasta semifinales, el panorama parece simplificársele.
La fase de grupos quedó atrás y es sabido que el verdadero Mundial arranca en octavos. De ahora en más no hay licencias valederas; el mínimo error se paga con sangre. Es por eso que Alejandro Sabella deberá hacer un exhaustivo análisis de lo que dejaron estos tres primeros partidos.
Ayer volvió a apostar al esquema elegido por sus jugadores. Con un 4-3-3 definido, Argentina dejó en claro que variantes a la hora de llegar al arco rival, sobran. Lionel Messi y Ángel Di María pasan un momento ideal y son los encargados de generar el fútbol que necesita todo equipo candidato. Ayer, Ezequiel Lavezzi aportó algo de desequilibrio. Pero lo que no está cerrando, en ofensiva, son los rendimientos de Gonzalo Higuaín y Sergio Agüero, quienes ya se ganaron un lugar en el banco.
Messi está on fire, lo que toca lo traduce en el grito más lindo que tiene el fútbol. Eso debe aprovechar Argentina. Con el mejor jugador en el mejor momento todo parece posible. Aunque es cierto que Sabella no debe dormir tranquilo.
La defensa deja mucho que desear. Argentina falla en el retroceso defensivo y un ejemplo claro es que Nigeria la lastimó con una facilidad asombrosa. Y ayer no pasó mayores sofocones porque al rival le faltó osadía, pero con un oponente más encumbrado ese punto flaco puede ser el de la muerte.
La fase de grupos quedó atrás y es sabido que el verdadero Mundial arranca en octavos. De ahora en más no hay licencias valederas; el mínimo error se paga con sangre. Es por eso que Alejandro Sabella deberá hacer un exhaustivo análisis de lo que dejaron estos tres primeros partidos.
Ayer volvió a apostar al esquema elegido por sus jugadores. Con un 4-3-3 definido, Argentina dejó en claro que variantes a la hora de llegar al arco rival, sobran. Lionel Messi y Ángel Di María pasan un momento ideal y son los encargados de generar el fútbol que necesita todo equipo candidato. Ayer, Ezequiel Lavezzi aportó algo de desequilibrio. Pero lo que no está cerrando, en ofensiva, son los rendimientos de Gonzalo Higuaín y Sergio Agüero, quienes ya se ganaron un lugar en el banco.
Messi está on fire, lo que toca lo traduce en el grito más lindo que tiene el fútbol. Eso debe aprovechar Argentina. Con el mejor jugador en el mejor momento todo parece posible. Aunque es cierto que Sabella no debe dormir tranquilo.
La defensa deja mucho que desear. Argentina falla en el retroceso defensivo y un ejemplo claro es que Nigeria la lastimó con una facilidad asombrosa. Y ayer no pasó mayores sofocones porque al rival le faltó osadía, pero con un oponente más encumbrado ese punto flaco puede ser el de la muerte.