25 Junio 2014
NO DURÓ NADA. El gallinero fue construido el año pasado; antes de ser estrenado ya había sido desmantelado.
En un rincón del jardín se amontonan desperdicios desde hace varios días. Hay dos baños en desuso, según cuentan, porque están bastante sucios. Y hay varias aulas con sus pisos llenos de tierra. Sólo el patio de actos está impecable: padres y alumnos lo baldearon para el acto del Día de la Bandera.
Este es el escenario de la escuela agrotécnica Ludovico Tusek, ubicada en el km 2 sobre la ruta 65, que une Concepción con Alpachiri. Los estudiantes se han convertido en los conserjes de un establecimiento que se quedó prácticamente sin personal de maestranza.
El director del local escolar, ingeniero Gustavo Díaz, explicó el problema: “de los cuatro empleados de maestranza, tenemos tres que están con licencia. Y por supuesto que uno solo no da abasto para mantener todo en condiciones. Ya pedimos reemplazos, pero aún no nos dieron respuestas”.
La escuela tiene un edificio nuevo y enorme, al que asisten 414 alumnos. Está enclavado en medio de un paisaje inmejorable. Cuenta con 10 aulas, salas de computación, de apicultura y de industrias agrícolas. También tiene dos laboratorios de física y química y un taller mecánico.
“Por suerte, los alumnos colaboran mucho con la limpieza”, sostiene Díaz. Para los estudiantes, esto no representa un inconveniente. “Nos turnamos y nos responsabilizamos de dejar el aula y los talleres en condiciones todos los días”, explica Dante Emanuel Barros, de 17 años, presidente del Centro de Estudiantes de la escuela.
Lo que sí les afecta a los alumnos, según dijeron, es la inseguridad creciente que sufren en la zona: los asaltan a la entrada y a la salida del establecimiento. Además, padecen por los robos que se suceden todos los días dentro del local escolar. “El gallinero, por ejemplo, se construyó el año pasado. No alcanzamos a usarlo que ya había sido desmantelado”, detalló Joaquín Tártalo, de 18 años.
También les robaron las garrafas del taller de química, los ventiladores nuevos y varios muebles. “Aquí funcionaba un quiosco. Pero las dueñas llegaron un día y les habían desvalijado el local, así que lo cerraron”, describe Melanie Soria, de 19 años.
Según cuentan los alumnos, el establecimiento padece el ataque constante de personas que viven en los alrededores. “Tenemos vigilancia, pero es insuficiente. Los fines de semana la escuela queda sola. Es un predio muy abierto y por eso sufre tantos robos. La verdad que resulta muy deprimente para los alumnos porque les rompen todos sus cultivos, sus trabajos de invernadero, etcétera”, explicó el director.
A los estudiantes les aflige, además, la oscuridad que hay en el acceso a la escuela. “Ya sufrimos varios robos. Le solicitamos en reiteradas oportunidades al municipio de Concepción que iluminen el lugar. Asimismo, pedimos que hagan un sendero. Nos vemos obligados a caminar al costado de la ruta para llegar, lo cual es un peligro porque por aquí pasan camiones y otros vehículos a gran velocidad”, aportó Hernán Matías Albarrán, de 20 años.
No a todos los padres de alumnos les agrada que sus hijos usen horas de clase para asear la escuela. “Cuando mi hija me contó que tenía que limpiar el baño, le dije que se negara. Una cosa es que acondicionen las aulas, pero esto es el colmo. Ya me quejé con las autoridades”, señaló María Figueroa, que tiene dos chicos en la agrotécnica, uno en tercer año y otra en quinto.
María fue una de las madres que le acercó su inquietud al legislador radical Ariel García. El parlamentario se hizo eco del reclamo y solicitó al Ministerio de Educación que designe conserjes en el establecimiento. Además, pidió a través de la Comisión de Educación de la Legislatura, que informen si esta situación se repite en otros locales escolares de la provincia.
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