24 Junio 2014
Hasta ahora todos creían que un vestido digno de una reina debía ser deslumbrante, importante, con detalles de piedras preciosas, y largo por sobre cualquiera de las otras características, como suele demandar el protocolo para un acto de gala. Es que esa prenda no sólo será retratada por miles de fotógrafos, sino también en cuestión de días se convertirá en objeto de alguna muestra sobre la historia de la moda. Pero, desde el jueves pasado los parámetros sobre vestidos reales han cambiado. El día de la proclamación de Felipe VI, la reina Letizia lució un vestido corto, blanco, sin demasiadas pretensiones (foto). Es que la ropa habla, y la flamante reina quería dejar un mensaje de austeridad para parte de una sociedad que rechaza la monarquía y que en los últimos años ha sufrido una importante crisis económica. Y lo logró gracias al diseño de Felipe Varela.
Su elegido es un enigmático modisto español, que desde hace décadas no ha dado entrevistas a los medios. Varela le confeccionó el abrigo y el vestido de crepe de verano blanco con bordado degradé en cristales y perlas; fue por encargo y a medida. Según resalta el diario ABC de España, la relación entre la flamante reina y el diseñador nació hace una década, cuando Varela vistió a la madre y a las hermanas de Letizia para el casamiento con Felipe (la novia apostó por un clásico traje de Pertegaz). Luego, le encargó para asistir a los actos previos a la boda de Victoria de Suecia un vestido largo color cereza, uno de los looks más acertados de la ex periodista.
Si se quiere conocer un poco más del diseñador, su página web (www.felipevarela.com) no es de mucha ayuda. No tiene un link con su biografía, ni otro en el que se puedan conocer las notas que le han realizado los medios. Aunque sirve para darse una idea de cuánto costó el look elegido por la actual reina española. Un vestido como el de Letizia figura en el sitio con un precio aproximado de 800 euros y un abrigo parecido (sin los apliques de piedras) aparece con un precio cercano a los 1.000 euros. Es decir, fue un outfit de bajo precio, considerando las circunstancias.
El Diario de Sevilla publicó que Varela participó en Cibeles (la semana de la moda española) entre 1996 y 2002; que se formó en París, en el Institut Français de la Mode y en la Escuela Internacional de Diseño Esmo, y que ha trabajado para firmas como Kenzo, Dior, Lanvin y Mugler.
La buscada ausencia de ostentación fue alcanzada por Letizia y de esta manera marcó una gran distancia con otras reinas que han llegado recientemente al trono. Como con Máxima de Holanda, que dejó boquiabiertos a todos con su inolvidable vestido azul, diseñado por un también poco conocido diseñador holandés, Jan Taminiau.
Su elegido es un enigmático modisto español, que desde hace décadas no ha dado entrevistas a los medios. Varela le confeccionó el abrigo y el vestido de crepe de verano blanco con bordado degradé en cristales y perlas; fue por encargo y a medida. Según resalta el diario ABC de España, la relación entre la flamante reina y el diseñador nació hace una década, cuando Varela vistió a la madre y a las hermanas de Letizia para el casamiento con Felipe (la novia apostó por un clásico traje de Pertegaz). Luego, le encargó para asistir a los actos previos a la boda de Victoria de Suecia un vestido largo color cereza, uno de los looks más acertados de la ex periodista.
Si se quiere conocer un poco más del diseñador, su página web (www.felipevarela.com) no es de mucha ayuda. No tiene un link con su biografía, ni otro en el que se puedan conocer las notas que le han realizado los medios. Aunque sirve para darse una idea de cuánto costó el look elegido por la actual reina española. Un vestido como el de Letizia figura en el sitio con un precio aproximado de 800 euros y un abrigo parecido (sin los apliques de piedras) aparece con un precio cercano a los 1.000 euros. Es decir, fue un outfit de bajo precio, considerando las circunstancias.
El Diario de Sevilla publicó que Varela participó en Cibeles (la semana de la moda española) entre 1996 y 2002; que se formó en París, en el Institut Français de la Mode y en la Escuela Internacional de Diseño Esmo, y que ha trabajado para firmas como Kenzo, Dior, Lanvin y Mugler.
La buscada ausencia de ostentación fue alcanzada por Letizia y de esta manera marcó una gran distancia con otras reinas que han llegado recientemente al trono. Como con Máxima de Holanda, que dejó boquiabiertos a todos con su inolvidable vestido azul, diseñado por un también poco conocido diseñador holandés, Jan Taminiau.
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