Estáticos y muy previsibles

Estáticos y muy previsibles

Argentina sintió demasiado que las elogiadas sociedades no aparecieran en esta ocasión ante un adversario limitado, pero muy disciplinado

DESLUCIDO. Jugar lejos de Messi le quitó brillo al juego de Agüero. DESLUCIDO. Jugar lejos de Messi le quitó brillo al juego de Agüero.
22 Junio 2014

Por Adrián Uslenghi - Técnico de San Jorge - Especial para LA GACETA

ARQUERO

Ya nadie le discute

Sergio Romero llegó a este Mundial con la reprobación de muchos pero en los dos partidos que Argentina jugó hasta ahora terminó siendo determinante.

Contra Irán volvió a mostrar una enorme capacidad técnica cuando fue llamado a intervenir, sobre todo en el cabezazo del segundo tiempo que manotea al córner cuando llegaba el tanto de Irán. Cuando uno tiene un equipo tan ofensivo es fundamental contar con un arquero de esta jerarquía. Se ganó largamente el puesto. Ahora es indiscutido.

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DEFENSA

La duda de los centrales

Tanto Federico Fernández como Ezequiel Garay dejaron muchas dudas en su juego. Dejagah los complicó todo el partido, tanto en los mano a mano como cuando la pelota llegó por vía aérea. Es uno de los puntos que Sabella debe trabajar para el futuro. Con selecciones de mayor calibre, es un tema que nos puede dar muchos dolores de cabeza.

De los laterales, quien más me gustó fue Marcos Rojo. Como no tenía hombre para marcar, se las ingenió para crear peligro por su andarivel. Pero tanto él como Pablo Zabaleta se equivocaron al lanzar tantos centros, no teniendo referentes de área. Ante un equipo que tiene un esquema tan cerrado y disciplinado, lo ideal hubiera sido tratar de entrar tocando y con pelota controlada.

No quiero ser pesimista, pero para revalidar nuestra chapa de candidatos, en los próximos encuentros vamos a tener que mostrar mayor sincronización en ese sector del campo de juego. Ahora los rivales son de menor fuste, pero en los tramos decisivos, ante rivales de mayor calibre, con cualquier error te podés despedir del certamen.

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MEDIO

Gago estuvo muy impreciso

Esta zona no tuvo nunca el juego esperado. Por lo observado en el primer tiempo, en el reinicio, el cambio cantado era Lavezzi por Zabaleta. Pero cuando aquel entró junto a Palacio se tiraron afuera. Esto tapó las subidas de Rojo y Zabaleta. Es indudable que al equipo le falta recuperar las sociedades que tanto elogiamos en otras tardes, como la que forman Messi-Gago-Di María. Los volantes nunca supieron jugar a espalda del bloqueo que nos hizo Irán. Allí estuvo la clave de la tarea opaca de la Selección.

Es que lo ideal hubiera sido que Messi y Di María hayan tenido el apuntalamiento de Gago, que es el central con mayor criterio para manejar la pelota y el encargado de dar el primer pase en ofensiva.

En esta ocasión, Gago estuvo demasiado impreciso en los pases y el equipo lo sintió. Además, nuestros volantes carecieron de movilidad y sorpresa para escaparle al sistema defensivo que ellos elaboraron. Al estar muy estáticos y no mostrarse para recibir la devolución, el juego se mostró demasiado previsible. Esto terminó facilitando el trabajo a Irán que, con el simple argumento de cubrir los espacios, se las ingenió para complicar a Argentina.


OFENSIVA

Cayeron en las redes iraníes

Por la orfandad futbolística que el equipo tuvo en la zona de volantes era sabido que las tareas de Agüero e Higuaín iban a ser deficitarias. Que Messi tuviera que retroceder tanto para conectarse con la pelota los aisló demasiado y terminaron atrapados en la maraña que establecieron los iraníes de mitad de cancha hacia atrás. Al no tener el hombre que pivoteara para llegar asociado al área rival, todas sus intentonas carecieron del eco esperado.

Lo que me llamó la atención fue que nunca se intentara tirar diagonales. A los delanteros siempre lo tuvimos de punta y no de centroatacantes que se movieran entre la última linea iraní. Si tengo algo que criticarle a Messi es que casi nunca fue a buscar la devolución y llamativamente se quedaba parado, siendo fácil presa de los rivales.

Al final, terminamos dependiendo de una genialidad del as de espada que tenemos. Por suerte, Messi es argentino y terminamos celebrando un triunfo que nos costó más de lo pensado ante un adversario limitado que, sobre todo en la primera parte, abusó del juego fuerte para hacer prevalecer su estilo.

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