El ser humano, entre el altruismo y la competencia

El ser humano, entre el altruismo y la competencia

LA CLAVE. Natalia Zavadivker no busca el fundamento último del comportamiento ético, sino cómo relacionar a Hobbes con Darwin. imagen de tv LA CLAVE. Natalia Zavadivker no busca el fundamento último del comportamiento ético, sino cómo relacionar a Hobbes con Darwin. imagen de tv
22 Junio 2014

FILOSOFÍA

HOMO ETICUS

NATALIA ZAVADIVKER

(UNT - Tucumán) 

De un tiempo a esta parte, los filósofos han abandonado sus pretensiones metafísicas para dedicarse a la búsqueda de los fundamentos de las grandes instituciones que rigen los destinos de Occidente: el Lenguaje, la Sociedad, el Derecho, las religiones y –claro está- la Ética. En todos los casos, los análisis suelen partir de lecturas y citas para arribar a conclusiones alejadas de la sentencia o el tono determinante.

En este caso, estamos frente a un interesante trabajo que viene a relacionar dos campos del conocimiento que no solemos vincular: las Ciencias Naturales y la Ética. A lo largo de los capítulos, la autora desarrolla las principales posiciones que han tratado de responder a una aparente paradoja nacida junto a la teoría darwinista de la evolución: ¿cómo justificar el altruismo que se observa en el ser humano si existe una competencia permanente entre los individuos por la supervivencia del más apto? Lo interesante es que la respuesta no intenta hallar el fundamento último del comportamiento ético, sino más bien explicar cómo puede entenderse tal comportamiento dentro de la teoría evolucionista: cómo relacionar a Hobbes con Darwin.

La clave con la que Zavadivker se confronta el edificio teórico de la Sociobiología –teoría cuya crítica constituye el eje del discurso de la autora- se encuentra en la capacidad humana para escapar del determinismo genético a través de la relación con un medio externo, la autoconciencia y la voluntad, sin que ello le impida reconocer finalmente que existen dos principios que podrían entenderse como “fundamentos biológicos” de la conducta ética de los seres humanos: el de reciprocidad y el de imparcialidad.

Los ensayos de divulgación merecen valorarse menos por su aporte académico que por el interés que generan en los que se acercan a él desde la periferia científica. En tal sentido, Homo Eticus cumple con creces su objetivo de sintetizar el estado de un debate con argumentos, referencias a los autores que han hecho los principales aportes sobre el tema (aunque sorprende la ausencia en la bibliografía de MacIntyre) y recurrir a un lenguaje simple que no resigna precisión.

© LA GACETA

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Martín Mazzuco Cánepa

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