20 Junio 2014
BIEN USTED. El ejemplar ganó el premio Mejor Tercer Toro de la muestra; es hijo de Magno (de la cabaña), y pesó 912 kg.
Argentina es el primer exportador mundial de limones y Tucumán aporta el 84% de ese total, que son cultivados en una superficie de 34.000 hectáreas, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).
Teniendo en cuenta esta realidad, un grupo de investigadores de la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia, quienes también se desempeñan en la Planta Piloto de Procesos Industriales Microbiológicos (Proimi), desarrollan una línea de trabajo tendiente a encontrar alternativas para el control biológico de las enfermedades de los limones post cosecha.
El tema que estudian los bioquímicos y doctores en Ciencias Biológicas, Julián Dib y Verónica Fernández Zenoff (director y co directora de tesina, respectivamente) con la colaboración de Luciana Contrera, alumna de la Licenciatura en Biotecnología, es una alternativa para tratar los limones con enfermedades fúngicas.
Los investigadores indicaron que las enfermedades post cosecha más comunes y severas en cítricos son el “moho verde” y el “moho azul”, causados por Penicillium digitatum y P. italicum, respectivamente, que ingresan al fruto por heridas que se producen en su superficie. En menor grado, los cítricos son afectados por Phomopsis citri, que causa la “podredumbre del tallo”.
Contrera señaló que el trabajo consistió en aislar levaduras de cítricos (de limones, naranjas, pomelos y mandarinas) de plantas de Tucumán, que no tenían ningún tipo de tratamiento con fungicidas. “En la primera etapa hubo ensayos in vitro en el laboratorio, en placas enfrentando las levaduras denominadas “killer”, frente a los hongos patógenos, y vimos resultados satisfactorios”, explicó la investigadora.
Estas levaduras se denominan “killer” porque son capaces de matar a los hongos u organismos patógenos presentes en la fruta. Agregó que luego se realizaron ensayos en vivo. “Inoculamos la fruta con la levadura para ver qué mejor resultado daba en la etapa in vitro y con el patógeno, para observar los resultados”, añadió.
Barreras
Luego, consideró que la alternativa biológica que estudian para combatir enfermedades en el limón, puede resultar fundamental para los productores tucumanos, ya que en algunos países de la Unión Europea existen barreras fitosanitarias para la fruta sometida a tratamiento con fungicidas.
Por su parte, Dib explicó que uno de los principales problemas postcosecha son las pérdidas por enfermedades fúngicas y que eso llevó al equipo a abordar esa área. “Actualmente, existen alternativas para solucionar este problema a partir de sustancias químicas como fungicidas, pero que pueden tener efectos residuales y provocar efectos negativos sobre la población. Nosotros planteamos una alternativa, que es la producción orgánica”, aseguró. Dib precisó que las levaduras son organismos muy nobles, que se usaron durante miles de años para producir vino, cerveza y pan. “Lo bueno de estas levaduras es que están aisladas de plantas cítricas de Tucumán, no traemos microorganismos de un ambiente extraño, y eso es una ventaja. De 400 levaduras aisladas, sólo un 15% demostró una actividad antagonista frente a estos hongos”, subrayó.
Finalmente, Fernández Zenoff señaló que precisan unos 7 días para hacer ensayos en vivo, hasta que se puedan leer los resultados.
“Además de probar el efecto killer de las levaduras frente a los agentes patógenos, paralelamente clasificamos las levaduras con técnicas de la biología molecular, se les extrae el ADN y se amplifica una región de ese ADN para poder investigar”, concluyó la profesional.
Teniendo en cuenta esta realidad, un grupo de investigadores de la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia, quienes también se desempeñan en la Planta Piloto de Procesos Industriales Microbiológicos (Proimi), desarrollan una línea de trabajo tendiente a encontrar alternativas para el control biológico de las enfermedades de los limones post cosecha.
El tema que estudian los bioquímicos y doctores en Ciencias Biológicas, Julián Dib y Verónica Fernández Zenoff (director y co directora de tesina, respectivamente) con la colaboración de Luciana Contrera, alumna de la Licenciatura en Biotecnología, es una alternativa para tratar los limones con enfermedades fúngicas.
Los investigadores indicaron que las enfermedades post cosecha más comunes y severas en cítricos son el “moho verde” y el “moho azul”, causados por Penicillium digitatum y P. italicum, respectivamente, que ingresan al fruto por heridas que se producen en su superficie. En menor grado, los cítricos son afectados por Phomopsis citri, que causa la “podredumbre del tallo”.
Contrera señaló que el trabajo consistió en aislar levaduras de cítricos (de limones, naranjas, pomelos y mandarinas) de plantas de Tucumán, que no tenían ningún tipo de tratamiento con fungicidas. “En la primera etapa hubo ensayos in vitro en el laboratorio, en placas enfrentando las levaduras denominadas “killer”, frente a los hongos patógenos, y vimos resultados satisfactorios”, explicó la investigadora.
Estas levaduras se denominan “killer” porque son capaces de matar a los hongos u organismos patógenos presentes en la fruta. Agregó que luego se realizaron ensayos en vivo. “Inoculamos la fruta con la levadura para ver qué mejor resultado daba en la etapa in vitro y con el patógeno, para observar los resultados”, añadió.
Barreras
Luego, consideró que la alternativa biológica que estudian para combatir enfermedades en el limón, puede resultar fundamental para los productores tucumanos, ya que en algunos países de la Unión Europea existen barreras fitosanitarias para la fruta sometida a tratamiento con fungicidas.
Por su parte, Dib explicó que uno de los principales problemas postcosecha son las pérdidas por enfermedades fúngicas y que eso llevó al equipo a abordar esa área. “Actualmente, existen alternativas para solucionar este problema a partir de sustancias químicas como fungicidas, pero que pueden tener efectos residuales y provocar efectos negativos sobre la población. Nosotros planteamos una alternativa, que es la producción orgánica”, aseguró. Dib precisó que las levaduras son organismos muy nobles, que se usaron durante miles de años para producir vino, cerveza y pan. “Lo bueno de estas levaduras es que están aisladas de plantas cítricas de Tucumán, no traemos microorganismos de un ambiente extraño, y eso es una ventaja. De 400 levaduras aisladas, sólo un 15% demostró una actividad antagonista frente a estos hongos”, subrayó.
Finalmente, Fernández Zenoff señaló que precisan unos 7 días para hacer ensayos en vivo, hasta que se puedan leer los resultados.
“Además de probar el efecto killer de las levaduras frente a los agentes patógenos, paralelamente clasificamos las levaduras con técnicas de la biología molecular, se les extrae el ADN y se amplifica una región de ese ADN para poder investigar”, concluyó la profesional.
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