19 Junio 2014
BUENOS AIRES.- Eduardo Romano, secretario privado de Amado Boudou, declaró que nunca habló con Alejandro Vandenbroele ni lo conoce, pero admitió que José María Núñez Carmona iba al Ministerio de Economía cuando su amigo y socio, el actual vicepresidente, conducía esa cartera de Estado.
Romano declaró como testigo ante el juez federal Ariel Lijo en la causa Ciccone y habló de las dos llamadas que tiene al teléfono del departamento de Boudou en Puerto Madero, para la época en la que se cree que allí vivía Vandenbroele, el mandamás de The Old Fund, la sociedad que controla a la ex Ciccone. Dijo que no recordaba los llamados porque son de apenas segundos.
El juez también le preguntó por llamados con un teléfono vinculado a The Old Fund, la empresa que presidía Vandenbroele y que se quedó con Ciccone. Ocurre que en el anverso de un cheque presentado por The Old Fund figuraba un número de contacto de la empresa perteneciente a un estudio de abogados. Romano dijo desconocer ese teléfono ni recordar haber llamado.
El secretario de Boudou destacó que no conoce a Vandenbroele, que nunca habló con él y mostró su celular para verificar que no lo tenía agendado. Su declaración duró cuatro horas y se demoró porque volvió al Senado a buscar su celular ante las preguntas sobre el conocimiento de distintos teléfonos.
Romano reconoció que Núñez Carmona iba al Ministerio de Economía a visitarlo a él y a Boudou, porque los tres son amigos desde la infancia en Mar del Plata. Núñez Carmona, según el asistente del vicepresidente, ingresaba con autorización y no utilizaba el Ministerio para reunirse con otras personas.
Guido Forcieri, ex jefe de Gabinete de Boudou, también estaba citado a indagatoria, pero dijo que le era “materialmente imposible” porque estaba en Estados Unidos, donde es representante argentino ante el Banco Mundial, y que allí tiene compromisos hasta el 11 de agosto.
Por su parte, Núñez Carmona también designó nuevo abogado y pidió la prórroga de su indagatoria, prevista para hoy. Su nuevo abogado es Ramiro Rubinsky, ex defensor de Pablo Schoklender. (DyN)
BUENOS AIRES.- La tercera audiencia del jury contra José María Campagnoli, el fiscal que investigó a Lázaro Báez, fue corta. A diferencia de lo ocurrido el lunes y el martes, la de ayer culminó pasadas las 14, un hecho llamativo si se tiene en cuenta que para las 19 se había convocado a una movilización a las puertas del Ministerio Público para pedir por la continuidad del acusado.
Prestaron declaración más testigos propuestos por la defensa: Alejandro Fargosi, integrante del Consejo de la Magistratura; Carlos Donoso Castex, de la Asociación de Fiscales; Luis Cevasco, fiscal general adjunto de la Ciudad, y el abogado Gustavo Bobbio. En tanto, la parte acusadora volvió a solicitar que se permita llamar a declarar a la reemplazante de Campagnoli, Cristina Caamaño, y a dos empleadas de la fiscalía de Saavedra, quienes denunciaron que durante la gestión del hombre que es sometido a juicio político recibieron intimidaciones, y aseguraron que los empleados de ese organismo eran espiados por orden del funcionario público.
Además serían útiles para dar cuenta de que el fiscal realizaba un manejo mediático de las actuaciones que realizaba. Ese pedido, referente a un caso no contemplado en el jury, fue rechazado cuando se planteó el lunes, pero ahora el mismo tribunal dejó el tema en suspenso y se comprometió a responder hoy. Como el lunes, los abogados de la defensa, Ricardo Gil Lavedra e Ignacio Irigaray, sostuvieron que acceder a esa propuesta sería una “violación al derecho a la defensa”, al término de la audiencia de ayer, Campagnoli dijo que confiaba en el resultado del proceso.
“Los testigos fueron muy contundentes, y hay varios temas de la acusación que han quedado totalmente desbaratados”, evaluó. “Está quedando evidente la poca sustancia” de la acusación. “No hay pruebas de lo que se afirma en mi contra”, añadió.
Campagnoli es juzgado por un supuesto exceso en sus deberes y abuso de autoridad en la causa que investigó un caso de lavado de dinero que salpicó a Báez. (Infobae.com)
Romano declaró como testigo ante el juez federal Ariel Lijo en la causa Ciccone y habló de las dos llamadas que tiene al teléfono del departamento de Boudou en Puerto Madero, para la época en la que se cree que allí vivía Vandenbroele, el mandamás de The Old Fund, la sociedad que controla a la ex Ciccone. Dijo que no recordaba los llamados porque son de apenas segundos.
El juez también le preguntó por llamados con un teléfono vinculado a The Old Fund, la empresa que presidía Vandenbroele y que se quedó con Ciccone. Ocurre que en el anverso de un cheque presentado por The Old Fund figuraba un número de contacto de la empresa perteneciente a un estudio de abogados. Romano dijo desconocer ese teléfono ni recordar haber llamado.
El secretario de Boudou destacó que no conoce a Vandenbroele, que nunca habló con él y mostró su celular para verificar que no lo tenía agendado. Su declaración duró cuatro horas y se demoró porque volvió al Senado a buscar su celular ante las preguntas sobre el conocimiento de distintos teléfonos.
Romano reconoció que Núñez Carmona iba al Ministerio de Economía a visitarlo a él y a Boudou, porque los tres son amigos desde la infancia en Mar del Plata. Núñez Carmona, según el asistente del vicepresidente, ingresaba con autorización y no utilizaba el Ministerio para reunirse con otras personas.
Guido Forcieri, ex jefe de Gabinete de Boudou, también estaba citado a indagatoria, pero dijo que le era “materialmente imposible” porque estaba en Estados Unidos, donde es representante argentino ante el Banco Mundial, y que allí tiene compromisos hasta el 11 de agosto.
Por su parte, Núñez Carmona también designó nuevo abogado y pidió la prórroga de su indagatoria, prevista para hoy. Su nuevo abogado es Ramiro Rubinsky, ex defensor de Pablo Schoklender. (DyN)
BUENOS AIRES.- La tercera audiencia del jury contra José María Campagnoli, el fiscal que investigó a Lázaro Báez, fue corta. A diferencia de lo ocurrido el lunes y el martes, la de ayer culminó pasadas las 14, un hecho llamativo si se tiene en cuenta que para las 19 se había convocado a una movilización a las puertas del Ministerio Público para pedir por la continuidad del acusado.
Prestaron declaración más testigos propuestos por la defensa: Alejandro Fargosi, integrante del Consejo de la Magistratura; Carlos Donoso Castex, de la Asociación de Fiscales; Luis Cevasco, fiscal general adjunto de la Ciudad, y el abogado Gustavo Bobbio. En tanto, la parte acusadora volvió a solicitar que se permita llamar a declarar a la reemplazante de Campagnoli, Cristina Caamaño, y a dos empleadas de la fiscalía de Saavedra, quienes denunciaron que durante la gestión del hombre que es sometido a juicio político recibieron intimidaciones, y aseguraron que los empleados de ese organismo eran espiados por orden del funcionario público.
Además serían útiles para dar cuenta de que el fiscal realizaba un manejo mediático de las actuaciones que realizaba. Ese pedido, referente a un caso no contemplado en el jury, fue rechazado cuando se planteó el lunes, pero ahora el mismo tribunal dejó el tema en suspenso y se comprometió a responder hoy. Como el lunes, los abogados de la defensa, Ricardo Gil Lavedra e Ignacio Irigaray, sostuvieron que acceder a esa propuesta sería una “violación al derecho a la defensa”, al término de la audiencia de ayer, Campagnoli dijo que confiaba en el resultado del proceso.
“Los testigos fueron muy contundentes, y hay varios temas de la acusación que han quedado totalmente desbaratados”, evaluó. “Está quedando evidente la poca sustancia” de la acusación. “No hay pruebas de lo que se afirma en mi contra”, añadió.
Campagnoli es juzgado por un supuesto exceso en sus deberes y abuso de autoridad en la causa que investigó un caso de lavado de dinero que salpicó a Báez. (Infobae.com)
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