Por Nicolás Iriarte
13 Junio 2014
SAN PABLO.- El partido inaugural del Mundial fue una máquina de contrarrestar refranes brasileños: no hubo ni jogo bonito, el penal que le dieron al local estuvo lejos de ser o mais grande du mundo y marcó la pauta de que jugando así, la alegría sí tendrá fin en este torneo para el “scratch”.
Yuichi Nishimura es el primer nombre propio que merece figurar, pese al doblete de Neymar, que dio forma a un extraño 3 a 1 de Brasil por sobre Croacia. El árbitro japonés se encargó de ensuciar las acciones con dos fallos dignos de un escándalo: primero, castigó sólo con amarilla un codazo del compañero de Lionel Messi en Barcelona; y en el segundo tiempo, con el partido 1-1 y muy difícil de destrabar, le regaló un penal al equipo anfitrión.
Croacia, que había abierto el marcador, sorprendido al mundo y sofocado al equipo de Luiz Felipe Scolari en todo momento, se quedó vacía de puntos pero llena de bronca contra el juez.
Incluso tras el penal, los balcánicos tuvieron chances de empatar pero chocaron con las manos de Julio César o la defensa brasileña, esa que le regaló el primer gol al rival. Marcelo les tendió una mano a los croatas, la misma que Nishimura se las negaría luego.
Yuichi Nishimura es el primer nombre propio que merece figurar, pese al doblete de Neymar, que dio forma a un extraño 3 a 1 de Brasil por sobre Croacia. El árbitro japonés se encargó de ensuciar las acciones con dos fallos dignos de un escándalo: primero, castigó sólo con amarilla un codazo del compañero de Lionel Messi en Barcelona; y en el segundo tiempo, con el partido 1-1 y muy difícil de destrabar, le regaló un penal al equipo anfitrión.
Croacia, que había abierto el marcador, sorprendido al mundo y sofocado al equipo de Luiz Felipe Scolari en todo momento, se quedó vacía de puntos pero llena de bronca contra el juez.
Incluso tras el penal, los balcánicos tuvieron chances de empatar pero chocaron con las manos de Julio César o la defensa brasileña, esa que le regaló el primer gol al rival. Marcelo les tendió una mano a los croatas, la misma que Nishimura se las negaría luego.
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