10 Junio 2014
UN VERDADERO CAOS. Trabajadores del metro se manifestaron en las calles de San Pablo; la Policía local los reprimió.
SAN PABLO.- El arranque del Brasil 2014 está a la vuelta de la esquina, pero los organizadores no duermen. Es que hay un punto que desvela a todos. A sólo dos días para el partido inaugural que se disputará en el estadio Itaquerao de San Pablo, la metrópolis brasileña sigue luchando contra el caos que amenaza la fiesta de presentación.
El metro de la ciudad vivió su quinto día consecutivo de huelga y condiciona la vida y los movimientos de los casi cuatro millones de personas que lo utilizan a diario.
Retrasos de más de dos horas son comunes en estos días, como consecuencia del que es ya el segundo mayor paro en la historia de ese medio de transporte público. En 1986, el metro estuvo parado durante seis días. Ese registro puede ser batido esta vez: es que el Mundial es el mejor altavoz para la reivindicaciones de los huelguistas, que reclaman un aumento salarial.
“En estos últimos siete años, desde que nos concedieron el Mundial, las mejoras en el transporte han sido nulas”, asegura Gustavo, empresario brasileño que hace el puente aéreo Río de Janeiro-San Pablo unas 200 veces por año y tuvo que guardar, como los cientos de viajeros más que aterrizaron esta mañana en el aeropuerto de Congonhas, una cola kilométrica para tomar un taxi que lo lleve al centro de la ciudad.
Los taxistas no dan abasto. No hay autos suficientes para transportar con rapidez y eficiencia a las millones de personas que no pueden utilizar el metro. Los autobuses son latas de sardinas en las que no cabe ni un alma más.
Ayer, a primera hora de la mañana, 13 trabajadores del metro fueron detenidos por altercados en la estación Ana Rosa, uno de los mayores puntos de paso de la zona sur de la ciudad. Allí se concentraron unos 400 manifestantes, según la Policía Militar, para bloquear la entrada a la estación. Dispersados por la policía con bombas de gas, formaron barricadas con fuego en la avenida Paulista, una de las arterias principales de la ciudad, y cortaron el tráfico.
“No nos sentaremos a negociar hasta que los compañeros despedidos sean readmitidos”, aseguró Altimo de Mele Prazeres, presidente del sindicato de los trabajadores del metro en una medida que también desvela a los organizadores de la máxima competencia. (Especial)
El metro de la ciudad vivió su quinto día consecutivo de huelga y condiciona la vida y los movimientos de los casi cuatro millones de personas que lo utilizan a diario.
Retrasos de más de dos horas son comunes en estos días, como consecuencia del que es ya el segundo mayor paro en la historia de ese medio de transporte público. En 1986, el metro estuvo parado durante seis días. Ese registro puede ser batido esta vez: es que el Mundial es el mejor altavoz para la reivindicaciones de los huelguistas, que reclaman un aumento salarial.
“En estos últimos siete años, desde que nos concedieron el Mundial, las mejoras en el transporte han sido nulas”, asegura Gustavo, empresario brasileño que hace el puente aéreo Río de Janeiro-San Pablo unas 200 veces por año y tuvo que guardar, como los cientos de viajeros más que aterrizaron esta mañana en el aeropuerto de Congonhas, una cola kilométrica para tomar un taxi que lo lleve al centro de la ciudad.
Los taxistas no dan abasto. No hay autos suficientes para transportar con rapidez y eficiencia a las millones de personas que no pueden utilizar el metro. Los autobuses son latas de sardinas en las que no cabe ni un alma más.
Ayer, a primera hora de la mañana, 13 trabajadores del metro fueron detenidos por altercados en la estación Ana Rosa, uno de los mayores puntos de paso de la zona sur de la ciudad. Allí se concentraron unos 400 manifestantes, según la Policía Militar, para bloquear la entrada a la estación. Dispersados por la policía con bombas de gas, formaron barricadas con fuego en la avenida Paulista, una de las arterias principales de la ciudad, y cortaron el tráfico.
“No nos sentaremos a negociar hasta que los compañeros despedidos sean readmitidos”, aseguró Altimo de Mele Prazeres, presidente del sindicato de los trabajadores del metro en una medida que también desvela a los organizadores de la máxima competencia. (Especial)
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