09 Junio 2014
CHACCUS. Con esta práctica antigua se evita que los cazadores maten a las vicuñas por el costo de la lana. FOTO ARCHIVO
JUJUY.- Un plan de conservación y uso sustentable de la fibra de la vicuña en estado silvestre puso en marcha el gobierno de Jujuy, en sintonía con una práctica que se realizaba antes de la conquista española.
El programa, denominado Plan de Conservación y Manejo Sustentable de la Vicuña en Silvestría, se realiza en la región de la Puna que comprende los departamentos de Susques, Santa Catalina, Rinconada, Cochinoca y Yavi, y en la región de la Quebrada, Humahuaca y Tumbaya.
Está a cargo de la Dirección de Biodiversidad, que depende de la Secretaría de Gestión Ambiental de Jujuy, y contempla la captura, la esquila y posterior liberación de los animales fomentando el uso sustentable de la fibra de este camélido americano con grandes posibilidades económicas en el ámbito textil.
Mariela Acosta, integrante del equipo de Biodiversidad, dijo que el trabajo sobre la vicuña en silvestría significa "un cambio de paradigma en Jujuy, supera el manejo privado y de encierro en criaderos, y pasa a un manejo comunitario y a un estado silvestre de las vicuñas".
De acuerdo con datos preliminares de un censo realizado el año pasado en Jujuy hay cerca de 2.000 vicuñas en cautiverio, de las cuales alrededor de 1.300 pertenecen a criaderos del INTA y continúan procesándose la proyección en torno a animales en silvestría.
Sobre este nuevo programa de trabajo, según la experta, ya fueron informados pobladores de ocho comunidades en el departamento de Yavi y otras seis en la Cuenca de Pozuelo, quienes han comenzado a recibir capacitación y deben elaborar un plan de manejo local.
"La fortaleza de este plan es el trabajo en conjunto intracomunidad como intercomunitario, además del trabajo interinstitucional e interprovicial que se está realizando, sumado al apoyo técnico y económico por parte de la Secretaria de Ambiente de la Nación", resaltó Acosta.
En la provincia actualmente se encuentran 11 criaderos que según indicó a Télam Luis Biancucci, perteneciente también a la dirección de biodiversidad, "son criaderos que se promovieron en los 90 por el INTA como una forma de ayudar a la conservación" y según el experto "lograron su cometido".
"El nuevo plan que se lleva adelante sobre el manejo de la vicuña no permitirá la apertura de nuevos criaderos", advirtió el biólogo que está al frente del equipo provincial.
En 1975 la vicuña fue colocada por la CITES (Convención Internacional del Tráfico de Especies Amenazadas de Flora y Fauna), dentro de la lista de especies protegidas a nivel internacional.
La Argentina recibió en 1997 la aprobación del organismo para la comercialización de la fibra de la vicuña pasando la población de este camélido de las provincias de Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja y San Juan del Apéndice I al Apéndice II con el propósito de permitir el comercio de fibras y productos manufacturados.
"Desde esa época las comunidades tienen expectativas de comenzar a utilizar la vicuña, ellos mismos son los que están generando la demanda, y si nosotros no atendemos a esa demanda las comunidades se ven decepcionadas", explicó Biancussi.
"Lo que se hace a partir de que estamos en CITES II, desde 2005 -continuó Biancussi- es promover que reflote una práctica ancestral del poblador andino, que existía en las épocas pre hispanas, donde los Incas ya realizaban el Cha`ku que es la realización de arreo para capturar vicuñas, esquilarlas y volverlas a largar", remarcó.
"Lo importante es lograr un trabajo de base con las comunidades para que el proyecto no fracase", puntualizó Biancussi y agregó "ya que además se necesitan muchas personas en el arreo, se necesita el compromiso para saber que es lo que se va a hacer después con el animal" eje clave del programa que tiene como base el bienestar animal.
El mercado para la fibra de la vicuña actualmente es Europa en el cual obtiene valor agregado por su rareza y donde una prenda se paga hasta 10.000 euros y en Jujuy, en la ciudad de Humahuaca, existe el único criadero que realiza prendas.
En ese sentido, Mariela Acosta expresó que "la idea del plan es también darle un valor agregado a la fibra producida por las comunidades, como es el caso del INTA que recientemente han incursionado en el hilado de fibra y elaboración de prendas".
"Queremos capacitar a las comunidades en el sentido de que ellos puedan elaborar la fibra y no tener que venderlas en bruto", destacó finalmente Acosta. (Télam)