07 Junio 2014
DESPOJADA. No quedan libros en la parada que está frente al Nacional. la gaceta / foto de florencia bringas
Lo ideal es no poner altas pretensiones en las acciones, para que la sorpresa -si la hay- sea grande. Ese pensamiento es uno de los que mueve a los voluntarios de Acción Poética Tucumán (APT), que fueron los artífices de la instalación de libros en las paradas de ómnibus de la plaza Urquiza (frente al Colegio Nacional y sobre la avenida Sarmiento). Con la frase “Estos libros acompañan tu espera. Leelos” invitaban a las personas a tomar una obra y leerla hasta que subieran al transporte de pasajeros. Pero a las pocas horas, los libros desaparecieron. Sin embargo, evaluaron las repercusiones como positivas.
Fernando Ríos, fundador de Acción Poética en Tucumán, adelantó que volverán a colgar los libros a partir del lunes en la misma parada y en otras. También contó que lo llamó Juan Carr, fundador de la Red Solidaria, para donarles 100 títulos. “Ha sido importante la repercusión, por la cobertura de los medios, por las palabras de aliento de nuestros seguidores de las redes sociales, por la decisión de donar libros de diferentes personas. También escritores jóvenes tucumanos colgaron sus obras en la parada, y en un bar de Monteros hicieron lo mismo. Esto es a lo que apuntamos en APT: lo que dispara una acción, que fue realizada sin nada de recursos”, comentó Ríos.
Con respecto al robo de los ejemplares, reflexionó que, en vez de pensar que la gente se los robó, lo ideal es creer que lo que sucedió es una forma de permitir que el libro circule. “Creo -agregó Ríos- que lo que sucedió quizás se debe a que fue la primera vez que lo hicimos. Y este tipo de acciones sirven si son de largo aliento. Porque si la gente se acostumbra a ver libros en ese lugar lo va a naturalizar y no les parecerá atractivo llevárselos. El secreto está en eso. Lo peor que nos podría pasar es desistir”.
Un pedido
Cuando LA GACETA llegó ayer a la parada que está frente al Colegio Nacional, un hombre con guardapolvos se acercó a la cronista y preguntó: “¿dónde regalan libros?”. Eduardo Sosa, docente de La Soledad (un pueblo de Burruyacu), comentó que en su escuela necesitan libros para los alumnos, que leen los clásicos de la literatura infantil, pero fotocopiados. “En el aprendizaje de cualquier niño es vital la lectura. El libro es la base de todo en parajes tan alejados como el nuestro. Lo que hicieron los miembros de Acción Poética es fantástico. Ojalá también alguien nos ayude a nosotros”, anheló.
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