Por Mariana Segura
05 Junio 2014
NO TUVO PUNTERÍA. Ezequiel Lavezzi desaprovechó algunas oportunidades y también se excedió con intentar eludir a los rivales con su típica gambeta.
¿Si el fútbol no es también que la máxima estrella erre el gol más fácil y al toque el delantero habitualmente suplente haga el más difícil, entonces qué es? De cuestiones como esas se alimenta este planeta, en donde la bocha a veces elige consentir a los de menos flashes. Y de esa forma también gestó su triunfo Argentina sobre Trinidad y Tobago, 3-0.
De aquel increíble no gol de Lionel Messi (que se dejó anticipar solo bajo el arco cuando lo único que tenía que hacer era empujarla) a un impecable cabezazo de Rodrigo Palacio que develó las manos de lata del arquero y se metió casi de carambola en la última jugada del primer tiempo... Las jugadas pintaron la etapa, donde más de una vez todo el Monumental se agarró la cabeza (porque el mismo Palacio y Ezequiel Lavezzi ya la habían pifiado antes). El rival hizo lo que pudo, y eso le alcanzó para que, hasta ahí la Selección lo lastimara de la manera más pobre.
Para cumplir con la regla, la que mandaba golear sí o sí, el complemento arrancó con un exquisito tiro libre de “Leo” que dio en el poste y de ahí directo fue al botín de Javier Mascherano para que fuera el 2-0. El tercero fue por el “Rayo” Rodrigo, que llegó hasta la línea final con aire para asistir desde el suelo a “Maxi” Rodríguez, que disparó un buen cañón a la red.
Eso, y poco más. Así concluyó el primer acto de la Selección que hasta Brasil tiene un par de días para adornarse.
Antes de que Palacio abriera el marcador, la Selección erró varios goles. No sufrió porque el rival nunca tuvo con qué lastimar, pero no concretar será una alerta para partidos futuros.
Al menos en el resultado, el equipo de Sabella cumplió. Ganó y generó varias chances para ampliar la diferencia. El rival no exigió y por eso no sufrió en defensa.
De aquel increíble no gol de Lionel Messi (que se dejó anticipar solo bajo el arco cuando lo único que tenía que hacer era empujarla) a un impecable cabezazo de Rodrigo Palacio que develó las manos de lata del arquero y se metió casi de carambola en la última jugada del primer tiempo... Las jugadas pintaron la etapa, donde más de una vez todo el Monumental se agarró la cabeza (porque el mismo Palacio y Ezequiel Lavezzi ya la habían pifiado antes). El rival hizo lo que pudo, y eso le alcanzó para que, hasta ahí la Selección lo lastimara de la manera más pobre.
Para cumplir con la regla, la que mandaba golear sí o sí, el complemento arrancó con un exquisito tiro libre de “Leo” que dio en el poste y de ahí directo fue al botín de Javier Mascherano para que fuera el 2-0. El tercero fue por el “Rayo” Rodrigo, que llegó hasta la línea final con aire para asistir desde el suelo a “Maxi” Rodríguez, que disparó un buen cañón a la red.
Eso, y poco más. Así concluyó el primer acto de la Selección que hasta Brasil tiene un par de días para adornarse.
Antes de que Palacio abriera el marcador, la Selección erró varios goles. No sufrió porque el rival nunca tuvo con qué lastimar, pero no concretar será una alerta para partidos futuros.
Al menos en el resultado, el equipo de Sabella cumplió. Ganó y generó varias chances para ampliar la diferencia. El rival no exigió y por eso no sufrió en defensa.