02 Junio 2014
YO PRIMERO. Bianchi rechaza una pelota desde el fondo ante la llegada de Cólzera, delantero de Crucero del Norte.
Son las 18.47 del domingo y el árbitro Federico Guaymás Tornero acaba de dar por finalizado el primer tiempo en el Monumental. Atlético, el último de los equipos que tienen chances de ascender, hace su parte: derrota momentáneamente a Crucero del Norte aunque necesita de otro resultado para mantener esas posibilidades hasta la última fecha.
El equipo, diezmado por la expulsión de Diego Jara, se mete en el túnel y descansa en el vestuario. El objetivo es mantener ese 1-0 parcial y por qué no ampliarlo, pero la ansiedad por saber del partido que se juega en Córdoba les gana a la mayoría.
“¿Cómo va Instituto-Independiente?”, preguntaron después de unos minutos de relax. “Empataron 1 a 1, muchachos, así que vamos con todo”, respondió Héctor Rivoira que no sabía del gol de Sebastián Penco (lo convirtió a las 18.50) pero igual decidió dar por finalizado en empate (el resultado que necesitaba Atlético) para que sus muchachos no decaigan.
“Fue una mentirita piadosa y creo que sirvió”, admitió el técnico tras el 1-0 final. “Jugamos todo el segundo tiempo pensando en que habían empatado y teníamos chances. Nos enteramos al final”, aseguró Bruno Bianchi.
En ese período, y confiando en que aún tenían posibilidades de forzar un desempate, el defensor se erigió como figura del equipo y se esforzó para sacar una pelota imposible sobre la línea del arco de Cristian Lucchetti que hubiese significado el empate de Crucero.
“Estoy contento porque vi un equipo fabuloso hoy. Jugadores como Sebastián Longo y Gastón Cuevas jugaron un gran partido”, agregó Rivoira que modificó la realidad para sus muchachos y le salió bien. Una mentira exitosa.
El equipo, diezmado por la expulsión de Diego Jara, se mete en el túnel y descansa en el vestuario. El objetivo es mantener ese 1-0 parcial y por qué no ampliarlo, pero la ansiedad por saber del partido que se juega en Córdoba les gana a la mayoría.
“¿Cómo va Instituto-Independiente?”, preguntaron después de unos minutos de relax. “Empataron 1 a 1, muchachos, así que vamos con todo”, respondió Héctor Rivoira que no sabía del gol de Sebastián Penco (lo convirtió a las 18.50) pero igual decidió dar por finalizado en empate (el resultado que necesitaba Atlético) para que sus muchachos no decaigan.
“Fue una mentirita piadosa y creo que sirvió”, admitió el técnico tras el 1-0 final. “Jugamos todo el segundo tiempo pensando en que habían empatado y teníamos chances. Nos enteramos al final”, aseguró Bruno Bianchi.
En ese período, y confiando en que aún tenían posibilidades de forzar un desempate, el defensor se erigió como figura del equipo y se esforzó para sacar una pelota imposible sobre la línea del arco de Cristian Lucchetti que hubiese significado el empate de Crucero.
“Estoy contento porque vi un equipo fabuloso hoy. Jugadores como Sebastián Longo y Gastón Cuevas jugaron un gran partido”, agregó Rivoira que modificó la realidad para sus muchachos y le salió bien. Una mentira exitosa.
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