02 Junio 2014
PREPARADO... Valdez desenfunda un violento remate ante el desesperado pero inútil intento de cierre de Marcelo Lamas.
Sabiendo cómo venía la mano en Córdoba, con Instituto 1-0 arriba sobre Independiente, Atlético salió a hacer lo suyo contra Crucero del Norte. Debía ganar, sumar de a tres y esperar que un milagro llamado empate sea realidad en casa de la “gloria”. En el Monumental había que ser más vivo que el “colectivero”, acorralarlo, asfixiarlo.
Y el libreto “decano” estuvo escrito de tal manera que la visita no debía tener opción a nada, ni siquiera a ver qué sucedía a su alrededor. Con un 11 ideal armando con lo justo, sin los principales actores de todas las semanas, Atlético mostró una de sus mejores caras: fue agresivo, marcó y presionó bien arriba; le sacó la pelota al contrario y pocas veces durante el primer tiempo se equivocó y rifó la bocha. Atlético, el mismo que después se enteró de que el 1-1 era un hecho en La Docta, era un equipo decidido a ganarse el pan de cada día. Buscó tanto desnivelar la balanza que casi por decantación llegó al gol. Fue en una jugada completa, con toques del medio hacia adelante, y un casi globo de David Valdez a Diego Jara. Pum, cabezazo medio bombeado y adentro. Gol, 1-0, bien por Atlético.
Que antes de secuestrar el marcador, había visto como el bueno del tercer arquero visitante, Juan Mendonca se había transformado en un Halcón Galáctico. Todo se tapó el uno invitado hasta la trompada de Jara. De entrada, apagó aun misil del propio Valdez, después hizo lo propio con otro de Sebastián Longo, y con una media volea criminal del mismísimo Jara.
Atlético, más pensante que acelerado, manejaba el partido a voluntad. Suprimía el efecto ansiedad del enemigo trasladando la pelota y arriando marcas. Era el partido perfecto, el ideal, hasta que Jara se equivocó, mandó un codazo y vio la roja. Del minuto 40 hasta el 93’, Crucero pasó a dominar el partido. Pero sólo eso, porque Lucchetti tranquilizó a sus amigos y Bianchi, en una acción circense, se interpuso entre un cabezazo en soledad de Roda y la amargura. Final y triunfo merecido, aunque no haya bastado para seguir creyendo en el milagros, por el 2-1 del “rojo” allá.
Y el libreto “decano” estuvo escrito de tal manera que la visita no debía tener opción a nada, ni siquiera a ver qué sucedía a su alrededor. Con un 11 ideal armando con lo justo, sin los principales actores de todas las semanas, Atlético mostró una de sus mejores caras: fue agresivo, marcó y presionó bien arriba; le sacó la pelota al contrario y pocas veces durante el primer tiempo se equivocó y rifó la bocha. Atlético, el mismo que después se enteró de que el 1-1 era un hecho en La Docta, era un equipo decidido a ganarse el pan de cada día. Buscó tanto desnivelar la balanza que casi por decantación llegó al gol. Fue en una jugada completa, con toques del medio hacia adelante, y un casi globo de David Valdez a Diego Jara. Pum, cabezazo medio bombeado y adentro. Gol, 1-0, bien por Atlético.
Que antes de secuestrar el marcador, había visto como el bueno del tercer arquero visitante, Juan Mendonca se había transformado en un Halcón Galáctico. Todo se tapó el uno invitado hasta la trompada de Jara. De entrada, apagó aun misil del propio Valdez, después hizo lo propio con otro de Sebastián Longo, y con una media volea criminal del mismísimo Jara.
Atlético, más pensante que acelerado, manejaba el partido a voluntad. Suprimía el efecto ansiedad del enemigo trasladando la pelota y arriando marcas. Era el partido perfecto, el ideal, hasta que Jara se equivocó, mandó un codazo y vio la roja. Del minuto 40 hasta el 93’, Crucero pasó a dominar el partido. Pero sólo eso, porque Lucchetti tranquilizó a sus amigos y Bianchi, en una acción circense, se interpuso entre un cabezazo en soledad de Roda y la amargura. Final y triunfo merecido, aunque no haya bastado para seguir creyendo en el milagros, por el 2-1 del “rojo” allá.
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