Fue uno de los argentinos destacados en Londres 2012. Para el gimnasta
Federico Molinari, su primera experiencia olímpica fue bastante más que un sueño cumplido. Desde entonces su vida transitó distintos lugares y actividades, dejándole para siempre una experiencia digna de compartir.
- A casi dos años de los pasados y también de los próximos Juegos Olímpicos, ¿en qué etapa de tu carrera te encontrás?- Estoy en la plenitud. Sin dudas vivo el tramo de mi madurez deportiva. Ya terminó la etapa de aprendizaje, aunque siempre se sigue aprendiendo. Terminó la fase de crecimiento, lo que no implica que no pueda seguir creciendo. Es un tramo en el que el conocimiento de uno como atleta es tan profundo que, por ejemplo, cambian los entrenamientos. Las cargas horarias no tienen que ser tan elevadas como cuando tenés de 23 a 27 años, y al mismo tiempo se debe entrenar lo suficiente como para darse la oportunidad de pulir los detalles. Es necesario pensar en evitar lesiones, el cuerpo no es el mismo, el final de la carrera aparece en el horizonte, una lesión grande a esta edad puede marcar lo que queda. Y, de más está aclararlo, la alimentación y el descanso son clave en esta etapa.
- Si hoy te digo “Londres”, ¿qué es lo que te viene a la cabeza?- El paso del tiempo permite acomodar todo en el lugar correcto. La adrenalina ya es parte del pasado, aunque esta ahí cerquita en la evocación para cuando ves un video o recordás el momento de manera especial, por ejemplo, en una entrevista. Fue tan lindo y fuerte lo vivido que daría todo por vivirlo otra vez. En eso estoy, en fase de preparación para comenzar el camino de la clasificación para Río 2016, el año próximo. La conformidad es total: por Londres y en Londres, hice todo lo que podía. La satisfacción, en cambio, no puede ser total porque sé que tenía algo más para rendir.
- Recuerdo que charlamos antes de que viajaras y me dijiste “quiero llegar a la final. Si lo logro será un día en el que todo puede pasar”. Esos objetivos se cumplieron, competiste de igual a igual. ¿Te costó reacomodar o reinventar tus objetivos?- Después de los Olímpicos tuve la oportunidad de formar parte de la elite, grupo al que sentía no pertenecer antes de Londres. Eso se modificó. Entonces, automáticamente, tuve el objetivo de mejorar dentro de esa elite que era nueva para mí. Ese día cambió mi cabeza, cambió mi confianza. Con ese plus anduve todo el 2013. En Francia, en fecha de Copa del Mundo, me subí al podio compitiendo con
Denis Avliasin y el griego
Eleftherios Petrounias. En Portugal le gané al estadounidense
Brandon Wynn, que
tiempito después hizo podio en el mundial. Esos resultados me permiten mirarlos distinto. Y también los obliga a ellos a mirarme como alguien que les puede ganar. ¡Es algo que se siente muy bien!