Un universo peligrosamente posible

Un universo peligrosamente posible

Reeditan la autobiografía de una de las plumas más originales y sensatas de EEUU

CÁUSTICO. El humor ácido del autor termina siendo fuente de consuelo. azotecarranza.blogspot.com.ar CÁUSTICO. El humor ácido del autor termina siendo fuente de consuelo. azotecarranza.blogspot.com.ar
18 Mayo 2014

NOVELA

PAYASADAS

KURT VONNEGUT

(La Bestia Equilátera -  Buenos Aires) 

Mezclar en un mismo libro ciencia ficción, filosofía, poesía y sátira social puede convertirse en una riesgosa aventura. Una aventura que, sin embargo, Kurt Vonnegut (1922-2007) logra sortear con habilidad hasta transformarla casi en una epopeya fantástica. Y no es una exageración. Payasadas incluye, de hecho, aquellas cachetadas a la razón que han convertido a Vonnegut en una de las plumas más originales y sensatas de la literatura estadounidense. El libro contiene, por ejemplo, una de esas propuestas utópicas con la que se pretendía regenerar a Estados Unidos: la creación de familias artificiales ampliadas para evitar la soledad que tanto abruma al hombre contemporáneo.

Para ser justos, hay que admitir que Payadas (publicada por primera vez en 1976) es una autobiografía de singulares características. Una autobiografía ampliada con sueños o fantasías propias de un lunático.

El protagonista es Wilbur Narciso-11 Swain (luego llamado Wilbur Rockefeller Swain), caricatura del mismo Kurt, quien habita en un mundo desahuciado ubicado en un futuro relativamente cercano, donde las grandes ciudades son derroteros de orfandad. Poco a poco, la ficción va narrando el apocalipsis de Estados Unidos, a través de las memorias del último presidente: un médico pediatra neandertaloide con seis dedos en cada mano y un par de tetillas adicionales en el torso. A través de sus palabras descubrimos que la civilización occidental yace en ruinas, tras haber dilapidado los recursos naturales.

Millones de personas murieron a causa de la gripe albana y la llamada “Muerte Verde”. Los chinos, en cambio, prosperaron porque lograron convertir a las personas en miniaturas para ahorrar alimentos y descubrieron la forma de viajar por el sistema solar sin necesidad de naves. La gravedad -tal como ocurrió en la época de los antiguos egipcios- se comporta de manera irregular; cuando está en leve se pueden levantar piedras como si tratara de juguetes.

Según dice el propio Vonnegut, en una suerte de prólogo, la historia “es sobre ciudades desoladas, canibalismo espiritual, incesto, soledad, carencia de amor, muerte y demás”. Pero, eso sí, hace una advertencia. Dice: “Intento expresar cómo siento la vida: toda esa interminable serie de pruebas para mi limitada agilidad e inteligencia”. Es decir: lo que leemos es producto de su fantasía. Pero, por esa capacidad que tiene Vonnegut para contar los hechos, todo suena pasmosamente real. Todo tiene el poder de la contingencia: puede suceder. Nos suena peligrosamente posible.

Y, para poder sobrellevar semejante desdicha, el autor utiliza el humor. Un humor ácido y, por momentos, mendaz que termina siendo una fuente de consuelo y prosperidad. La prosa es correcta, avara en adjetivos y pródiga en sustantivos duros, pero siempre con un sabor original que seguramente será imposible de olvidar.

© LA GACETA

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Gustavo Martinelli

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