15 Mayo 2014
La apertura de una nueva sala para la cultura siempre es una buena noticia, sobre todo cuando no son muchas en una ciudad que cuenta desde siempre con una actividad intensa en la música, el teatro, las artes plásticas, el ballet. El viernes se inaugurará en avenida Mitre 396, el Espacio Cultural Don Bosco, a partir de una iniciativa del Ente de Cultura, que se sumará a la reciente y acertada restauración y reapertura del teatro Mercedes Sosa.
La sala, que tuvo un origen teatral y luego cobijó a la parroquia Don Bosco, pertenece a la comunidad salesiana. La idea de integrarla a la actividad cultural surgió a mediados de 2013 y en un principio se pensó como un lugar de ensayo de los Cuerpos Estables (Orquesta, Banda Sinfónica y Danza), pero luego la idea de convertirla en una sala de espectáculos cobró fuerza.
Según explicó el titular del Ente, el espacio no contaba con las condiciones acústicas adecuadas y se convocó al titular de la cátedra de Acondicionamiento Ambiental y especialista en acústica. “Se fabricó una cámara especial para tener un sonido de calidad, que cambió todo el panorama del escenario... Todavía no está habilitada la parte superior, donde hay dos pisos de palcos que se van a recuperar a futuro en este emprendimiento donde nos unimos el Estado con una institución privada para bien de toda la comunidad”, afirmó el funcionario y estimó que la sala tendrá una capacidad para más de 500 personas.
Hace pocos días, señalábamos la importancia de que la olvidada sala Paul Groussac, ubicada Alberdi 71, fuera recuperada por la Universidad Nacional de Tucumán para el circuito cultural. Esta fue inaugurada el 15 de agosto de 1979, con el estreno de “Mi bella dama”, la comedia musical de Lerner y Loewe, cuya puesta estuvo a cargo del Teatro Estable, bajo la dirección de Carlos Olivera. La sala fue creada como espacio alternativo y de mayor capacidad de la Orestes Caviglia, en el inmueble que era propiedad del Centro Social. Tenía una capacidad de 300 plateas montadas en ocho desniveles y el escenario tenía una boca de 16 metros y una profundidad de 12. Desde 1984, se mantuvo prácticamente cerrada hasta que en 1987, fue alquilada por la UNT y se anunció su reapertura para al funcionamiento del elenco local de la Comedia Nacional, conforme con un proyector del escritor tucumano Julio Ardiles Gray.
Sería importante la recuperación de esta sala, así como la de la Sociedad Sarmiento, donde en 1931 brindó un concierto el gran pianista polaco Arthur Rubinstein, y a lo largo del siglo XX hubo audiciones de música de cámara y corales, así como conferencias (allí disertó en 1916 el filósofo José Ortega y Gasset). Podría emplearse también para proyectar videos y documentales que realizaran los estudiantes de Cine de la casa de altos estudios.
Es destacable la iniciativa del Ente de Cultura de abrir este nuevo espacio, que contribuirá probablemente a descentralizar la actividad del centro y convocará seguramente a público de otras barriadas. Sería positivo si las próximas autoridades de la UNT se ocuparan de las dos asignaturas pendientes mencionadas.
En la medida en que haya más salas, las posibilidades de desarrollar las expresiones del arte serán mayores y los beneficiados serán el público y los artistas. “Cuando desciende el sol de la cultura, hasta los enanos proyectan grandes sombras”, reza con humor un refrán.
La sala, que tuvo un origen teatral y luego cobijó a la parroquia Don Bosco, pertenece a la comunidad salesiana. La idea de integrarla a la actividad cultural surgió a mediados de 2013 y en un principio se pensó como un lugar de ensayo de los Cuerpos Estables (Orquesta, Banda Sinfónica y Danza), pero luego la idea de convertirla en una sala de espectáculos cobró fuerza.
Según explicó el titular del Ente, el espacio no contaba con las condiciones acústicas adecuadas y se convocó al titular de la cátedra de Acondicionamiento Ambiental y especialista en acústica. “Se fabricó una cámara especial para tener un sonido de calidad, que cambió todo el panorama del escenario... Todavía no está habilitada la parte superior, donde hay dos pisos de palcos que se van a recuperar a futuro en este emprendimiento donde nos unimos el Estado con una institución privada para bien de toda la comunidad”, afirmó el funcionario y estimó que la sala tendrá una capacidad para más de 500 personas.
Hace pocos días, señalábamos la importancia de que la olvidada sala Paul Groussac, ubicada Alberdi 71, fuera recuperada por la Universidad Nacional de Tucumán para el circuito cultural. Esta fue inaugurada el 15 de agosto de 1979, con el estreno de “Mi bella dama”, la comedia musical de Lerner y Loewe, cuya puesta estuvo a cargo del Teatro Estable, bajo la dirección de Carlos Olivera. La sala fue creada como espacio alternativo y de mayor capacidad de la Orestes Caviglia, en el inmueble que era propiedad del Centro Social. Tenía una capacidad de 300 plateas montadas en ocho desniveles y el escenario tenía una boca de 16 metros y una profundidad de 12. Desde 1984, se mantuvo prácticamente cerrada hasta que en 1987, fue alquilada por la UNT y se anunció su reapertura para al funcionamiento del elenco local de la Comedia Nacional, conforme con un proyector del escritor tucumano Julio Ardiles Gray.
Sería importante la recuperación de esta sala, así como la de la Sociedad Sarmiento, donde en 1931 brindó un concierto el gran pianista polaco Arthur Rubinstein, y a lo largo del siglo XX hubo audiciones de música de cámara y corales, así como conferencias (allí disertó en 1916 el filósofo José Ortega y Gasset). Podría emplearse también para proyectar videos y documentales que realizaran los estudiantes de Cine de la casa de altos estudios.
Es destacable la iniciativa del Ente de Cultura de abrir este nuevo espacio, que contribuirá probablemente a descentralizar la actividad del centro y convocará seguramente a público de otras barriadas. Sería positivo si las próximas autoridades de la UNT se ocuparan de las dos asignaturas pendientes mencionadas.
En la medida en que haya más salas, las posibilidades de desarrollar las expresiones del arte serán mayores y los beneficiados serán el público y los artistas. “Cuando desciende el sol de la cultura, hasta los enanos proyectan grandes sombras”, reza con humor un refrán.
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