15 Mayo 2014
“El año pasado perdimos dos semanas de clases porque la pared del edificio vecino tira su peso contra la del colegio. Nuestro presupuesto anual es bajísimo; por lo general, todo arreglo se paga con fondos de la cooperadora”. El presidente del Club Colegial Gymnasium, Máximo Rossaroli, no duda: “si seguimos así, marchamos hacia el arancelamiento de las escuelas experimentales”. Para evitar eso, considera necesario que estos colegios cuenten con un representante en el Consejo Superior. Contó que tiempo atrás la Federación de Estudiantes de la UNT (Feunt) presentó un proyecto que apunta hacia ese objetivo. Las escuelas experimentales cuentan con un consejo asesor, que no toma resoluciones. Rossaroli considera que este debe transformarse en un Consejo Directivo -órganos deliberativos de Gobierno de las facultades-. El estudiante se pronunció en solidaridad con sus pares de la Escuela de Bellas Artes (EBA). “El nuevo y propio edificio de la EBA es una urgencia. Precisamente, hemos regularizado la Feunt, y nos vamos a organizar desde allí para instalarlo al tema y reclamar como estudiantes de la UNT”, advirtió. Los docentes del “Gymnas” también plantearon su solidaridad con sus colegas del EBA. “Reclamamos condiciones laborales dignas; y entre ellas, el edificio de la EBA. Debe ser un edificio preparado. No oímos una propuesta de los ‘rectorables’ sobre este tema”, dijeron Jorge Décima, María Clelia Gómez Marigliano y Blanca Collante. Los educadores también reclamaron al próximo rector que les otorgue la ciudadanía universitaria: “las siete escuelas experimentales deben funcionar como una unidad académica; de esta manera, estarán representadas en el Consejo Superior y podremos votar nuestras autoridades”.